La muerte de un adolescente de 13 años, que murió tras ser atropellado por una conductora de 82 años que pasó un semáforo en rojo, volvió a poner sobre la mesa una discusión incómoda y sensible: ¿debería haber límites más estrictos para otorgar o renovar licencias de conducir a personas de edad avanzada?
El hecho ocurrió el sábado pasado en el Parque San Martín, alrededor de las 13:15, en la intersección de la avenida Boulogne Sur Mer y calle J. y M. Clark, en la Ciudad de Mendoza. La víctima, Fausto Morcos García de 13 años murió tras ser atropellado por la mujer adulta. En tanto su amigo Julián Guzzo lucha por su vida por presentar graves heridas.
Según la investigación fiscal, la conductora María Amelia Albina Molina, de 82 años, manejaba un Volkswagen Up blanco cuando habría pasado un semáforo en rojo, embistiendo a los dos adolescentes que cruzaban la calle.
Fausto falleció en el lugar; Julián, su compañero, fue trasladado de urgencia al hospital Humberto Notti, donde continúa internado en terapia intensiva, estable pero con pronóstico reservado.
El fiscal de Tránsito Fernando Giunta imputó a la conductora por homicidio culposo agravado por pasar un semáforo en rojo y lesiones culposas graves bajo la misma figura agravante.
Por su parte, la conductora permanece aprehendida en su domicilio con consigna policial, una medida adoptada en función de su edad, mientras avanza la causa judicial.
El caso volvió a poner sobre la mesa el debate sobre si ¿debería haber límites más estrictos para otorgar o renovar licencias de conducir a personas de edad avanzada?