"Como una salchicha", dice la señora ante la consulta del periodista. Es, simplemente, uno de los múltiples testimonios que Perfil.com recabó sobre cómo se viaja en el Ex Ferrocarril Sarmiento, que pese a estar privatizado desde hace varios años no deja de ser eje de las quejas que este jueves volvieron a derivar en hechos de violencia en Castelar y Merlo.
Los reclamos de los usuarios son tan unánimes como variados: trenes que no salen, demoras excesivas, falta de información y vagones atestados e incómodos, especialmente en las horas pico, aparecen como motivos de protesta más que validos, ante los que la Secretaría de Transporte que conduce Ricardo Jaime parece no tener oídos.
Esas, no obstante, distan de ser las únicas causas que provocan una mezcla de indignación y resignación claramente visible en los dichos y las caras de los usuarios. Y es que, para mayor bronca, todo ello ocurre en momentos en que el Gobierno insiste con su proyecto del famoso "Tren Bala". Algo que, como queda en claro en este informe, no parece causar mucha gracia a los pasajeros del Sarmiento.