SOCIEDAD
ESCLAVOS EN LA ARGENTINA

El cine anticipó la tragedia

Dos peliculas que tocan el tema.

FICCIÓN - TALLERES CLANDESTINOS
FICCIÓN. Bolivia, de Caetano, y Faustino Mayta visita a su prima, del boliviano Calasich. | CEDOC PERFIL

Cuando se impone la desgastada frase de que “la realidad supera al arte” es porque el desastre fue tan contundente como evitable. El aviso tímido estaba ahí, para quien quisiera verlo, de parte de artistas que pudieron percibir y contar mejor que el resto los agujeros negros del paisaje pero, como a Casandra, nadie los toma muy en serio. Dos películas, una argentina y otra boliviana, contaron de maneras muy distintas el destino de inmigrantes bolivianos en Buenos Aires. En 2002, se estrenó Bolivia, del uruguayo Adrián Caetano, ganadora del Premio de la Crítica en el Festival de Cannes y en el de Rotterdam, entre otras distinciones. Filmada en blanco y negro, opresiva y angustiante, con música del grupo Los Kjarkas, cuenta la historia de Freddy (Freddy Flores), un boliviano indocumentado que se aleja de su familia para probar suerte en la gran Ciudad. Consigue trabajo como parrillero en el bar de Enrique (Enrique Liporace), conoce a la moza paraguaya Rosa (Rosa Sánchez) y a diario debe tratar con tacheros arruinados, vendedores ambulantes frustrados y policías inescrupulosos. Cada uno con su cruz, el final es trágico, absurdo y previsible.

Con humor y sorna en cambio, el boliviano Roberto Calasich abordó su film, en formato de video, Faustino Mayta visita a su prima, que en la Argentina pudo verse en 2003, no en los cines sino en la Kory Megadisco, en Pompeya. Fidencia (Dayana Gutiérrez) es una campesina que se animó a Buenos Aires pero como no hay noticias de ella, el primo Faustino (Efraín Jerez) saldrá a buscarla (con la ayuda del brujo del pueblo que lo aconseja por el celular) y la encontrará esclava de un argentino en un taller donde se explota a los trabajadores con grilletes y cadenas.

Pero el abuso es saldado por el primo casando a la pareja. Es decir, una realidad triste pero narrada a través de gags mordaces.

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