SOCIEDAD
FUGA DE LABORATORIO

El trágico final de Janet Parker, la última víctima mortal de la viruela en el mundo

Fotógrafa médica de la Universidad de Birmingham, esta mujer inglesa de 40 años había contraído la cepa más letal, 'Variola major', que devastó su cuerpo a la velocidad del rayo. Su caso y su solitaria muerte conmocionaron al mundo.

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La inglesa Janet Parker fue la última victima mortal de la viruela en el mundo. | The Birmingham Mail

La viruela del mono, que registra actualmente más de 200 casos y es motivo de alarma para las autoridades sanitarias globales, pertenece a la misma familia que la viruela, la enfermedad que mató cada año a millones de personas antes de ser erradicada en 1980.

Solo en el siglo XX, se estima que aproximadamente 300 millones de personas murieron de viruela y su última víctima fue Janet Parker, una fotógrafa médica de la Escuela de Medicina de la Universidad de Birmingham, Inglaterra.

Parker, de 40 años, trabajaba un piso por encima de un departamento donde se realizaba investigación sobre la viruela con el aval de la Organización Mundial de la Salud.

Su director, el profesor Henry Bedson, centraba su investigación en encontrar métodos más eficientes para distinguir entre diferentes tipos de viruela y entre la viruela y las enfermedades que podrían imitarla. Temía que la viruela un día saltara a los animales, mutara y volviera a los humanos.

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Parker, de 40 años, trabajaba un piso por encima de un departamento donde se realizaba investigación sobre la viruela con el aval de la Organización Mundial de la Salud.

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El 11 de agosto Janet se fue del trabajo con un gran dolor de cabeza. Se encogió de hombros ante el dolor muscular que venía en espasmos cada vez más intensos.

Una vez en casa, le empezaron a salir unas feas pústulas en la espalda, en las extremidades y en la cara. Un médico le dijo que padecía varicela, pero la madre de la enferma se mostró escéptica: recordaba que su hija había tenido varicela en la niñez y no lucía igual.

Nueve días después, una debilitada Janet fue llevada al hospital de los suburbios de Birmingham en silla de ruedas a una sala de aislamiento en la unidad de enfermedades infecciosas. 

A esta altura, su sarpullido estaba empeorando y había desarrollado manchas rojas en el pecho, las extremidades y la cara.

Parker tenía una temperatura de 38°C, se lamentaba de dolor en las extremidades y tenía erupciones pustulosas en todo el cuerpo, pero como era mundialmente conocido que el último caso de la enfermedad se había reportado un año antes, la viruela era lo último en lo que los médicos pensaban. 

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En la Escuela de Medicina de Birmingham, el profesor Henry Bedson, centraba su investigación en encontrar métodos más eficientes para distinguir entre diferentes tipos de viruela y entre la viruela y las enfermedades que podrían imitarla.

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Después de registrarse una cantidad elevada de glóbulos blancos y una insuficiencia renal leve, los médicos reconocieron que estaban ante un caso de una de las más peligrosas enfermedades del mundo: viruela

La enfermedad había matado a alrededor de 300 millones de personas en todo el mundo, aunque el programa global de vacunación logró erradicar la viruela en 1976. 

El último caso de esta enfermedad se había registrado en octubre de 1977: se trataba de Ali Maow Maalin, un joven de 23 años, que vivía en Somalia y nunca se había vacunado. 

Cuando enfermó, 54.777 personas de su población fueron vacunadas, la transmisión cesó y la OMS declaró erradicada la viruela.

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En el Reino Unido, el último caso de viruela se había registrado en 1973.

En el Reino Unido, el último caso de viruela se había registrado en 1973.

¿Cómo se contagió Janet Parker?

El informe oficial del gobierno británico concluyó en 1980 que el virus había sido transportado a través de conductos de aire desde el laboratorio de viruela hasta el patio cerrado exterior, donde llegó al departamento de fotografía en el primer piso y a través de una ventana abierta a la sala de teléfonos. 

Esa teoría fue desacreditada en gran medida cuando un experto dijo que era "altamente inverosímil", ya que la cantidad de virus dispersado de una gota en el aire habría sido mínima, particularmente porque el laboratorio estaba trabajando en material diluido.

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La noticia apareció en los diarios del Reino Unido titulares el 26 de agosto y el secretario de salud inició una investigación sobre el "trágico suceso" de Birmingham. 

La noticia apareció en los diarios del Reino Unido titulares el 26 de agosto y el secretario de salud inició una investigación sobre el "trágico suceso" de Birmingham. El Parlamento debatió sobre la fuga de patógenos peligrosos de los laboratorios.

"Era una enfermedad temida. No solo había pánico en Birmingham, había pánico en el gobierno y en la OMS por si regresaba", recordó el doctor Alastair Gedder, especialista en enfermedades infecciosas en el hospital de East Birmingham cuando apareció este caso.

"Muy muy rápidamente apareció allí la prensa nacional e internacional", recuerda, "se volvió un gran tema global", dijo Geddes.

En 24 horas, el hospital localizó a la mayoría de los principales contactos de Parker, incluidas dos personas de la facultad de medicina que en ese momento estaban en Estados Unidos y Alemania. 

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Los contactos cercanos de Parker fueron revisados ​​​​diariamente para detectar síntomas y tuvieron que permanecer en cuarentena en el hogar durante 16 días, seguidos de vigilancia durante cuatro días. 

Reg Wickett, entonces de 53 años, un ingeniero de hospital que había estado trabajando en una sala cercana a Parker, tuvo que interrumpir sus vacaciones mientras la joven Cathy Hyde, fisioterapeuta, tuvo que cancelar su boda y entrar en cuarentena. 

Amigos, familiares, vecinos... cualquiera que hubiera estado en el hospital el día que Parker ingresó, o que hubiera estado cerca de su casa, incluidos los recolectores de basura y los repartidores de leche, fueron definidos como contactos "remotos".

Los contactos cercanos fueron revisados ​​​​diariamente para detectar síntomas y tuvieron que permanecer en cuarentena en el hogar durante 16 días, seguidos de vigilancia durante cuatro días. Los contactos remotos también fueron puestos bajo vigilancia.

El pabellón 31 del hospital East Birmingham se utilizó para poner en cuarentena al personal del hospital, incluidos 10 médicos, 35 enfermeras, porteros, ingenieros, un sacerdote y un repartidor de diarios. Al final del brote, se habían vacunado 1.820 contactos en el hospital de East Birmingham.

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Al final del brote, se habían vacunado 1.820 contactos en el hospital de East Birmingham.

En total, alrededor de 60 médicos, 40 enfermeras (incluidos 20 visitantes de salud), 85 inspectores y personal de salud ambiental, seis oficiales de desinfección y 90 administradores, personal administrativo y de apoyo ayudaron a contener el brote.

Muertes colaterales

El domingo 3 de septiembre, el padre de Parker, de 71 años, se despertó con leves náuseas y fue llevado al hospital por precaución, pero murió al día siguiente de un presunto infarto, provocado, según la prensa, "por el estrés de la situación".

Los forenses decidieron no realizar una autopsia para confirmar su muerte por miedo a un posible contagio de viruela. A la madre de Janet le diagnosticaron viruela y tuvo que ser hospitalizada: no pudo asistir a los entierros de su hija y su esposo.

El profesor Henry Bedson sintió culpa cuando los periódicos comenzaron a circular rumores de que el virus se había fugado del laboratorio de viruela que dirigía en Birmingham, donde trabajaba Parker.

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El 6 de septiembre, el profesor Henry Bedson, director del laboratorio de investigación de la viruela en Birmingham, se suicidó cortándose la garganta.

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Bedson y su familia fueron puestos en cuarentena en su casa y otras 500 personas, contados entre contactos estrechos y remotos, también fueron aisladas. La casa fue asediada por camarógrafos y periodistas, y la presión sobre él se volvió insoportable.

El 6 de septiembre, el hombre de 49 años se suicidó cortándose la garganta. Dejó una carta disculpándose por "la confianza indebida que muchos de mis amigos y colegas han depositado en mí y en mi trabajo".

"Me doy cuenta de que este acto es la cosa más sensata que he hecho, pero puede que les permita tener algo de paz", finalizó.

"Estaba horrorizado, porque quedaban pocas dudas de que de alguna manera el virus debió haberse escapado de su laboratorio y así se había contagiado la señora Parker", recordó Geddes.

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Parker falleció exactamente un mes después de ser llevada al hospital, el lunes 11 de septiembre a las 3:50 de la mañana.

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Durante los días siguientes, el cuerpo de Parker se debilitó dramáticamente: había perdido la vista, padecía neumonía y tenía el rostro cubierta de costras. Su esposo Joseph Parker, absolutamente horrorizado, no quiso entrar a despedirse de ella.

Parker falleció exactamente un mes después de ser llevada al hospital, el lunes 11 de septiembre a las 3:50 de la mañana, y fue la última víctima mortal de la viruela, una enfermedad que continuó asolándola incluso después de muerta.

Se implementaron estrictas medidas de control de enfermedades para el funeral, y el empresario funerario Ron Fleet recordó: 

“El cuerpo tuvo que ser incinerado porque existía la posibilidad de que el virus hubiera prosperado en el suelo si la señora Parker hubiera sido enterrada. Todos los demás funerales se cancelaron ese día y el Crematorio Robin Hood se desinfectó a fondo después".