Juan Carlos López era un hombre de lo más común: dueño de una remisería, vivía con su esposa y sus dos hijas en la localidad de San Vicente, Misiones. Hasta que un día conoció las gemelas Liliana y Marisa Kuegler. Se fue a vivir con las dos y saltó a la fama por cumplir la fantasía de muchos.
Las Kuegler eran hijas de colonos de la localidad misionera de El Soberbio. A mediados los '90, se trasladaron a San Vicente. "Trabajaban como promotoras y conductoras de TV, siempre vestidas en forma exhuberante", contó a Perfil.com un misionero que conoció de cerca a López.
En San Vicente, las gemelas "mantuvieron relación con un hombre, pero no abiertamente, él se hacia pasar por el manager", agregó la fuente. Tras pasar por varias parejas, siempre juntas, conocieron al remisero en un viaje. "Él se les tiró el lance y ellas aceptaron", relató.
López dejó a su mujer y a sus hijas para vivir con las gemelas. Su caso llegó a los medios de Misiones y saltó a la fama cuando lo invitaron al programa de Susana Giménez. Parecía vivir en un cuento, sin saber que la tragedia lo esperaba: su madre, que no aprobaba su relación, falleció de forma súbita en 2009. Su muerte fue un duro golpe.
El remisero comenzó a sufir un trastorno neurológico que nadie pudo diagnosticar. Pasó por varios médicos de San Vicente, Oberá, Posadas y Buenos Aires, incluso probó tratamientos naturistas: algunos decían que tenía alzheimer, otros culparon a la enfermedad de la "vaca loca".
La enfermedad reunió a López con su ex mujer, empleada pública, y sus dos hijas. Durante un tiempo, lo cuidaron junto a las Kuegler. Cuando visitó Buenos Aires en busca de ayuda, López se reunió con su padre y sus hermanos, y dejó de ser frecuentado las gemelas Kuegler. Volvió a San Vicente con su familia, que lo cuidó hasta sus últimos días.
Por su parte, las gemelas, que se habían hecho cargo de la remisería de López, comenzaron a trabajar con un grupo de música brasileña, y abandonaron el negocio.
(*) De la Redacción de Perfil.com