El cartel dice “Dr. Candy”. Parece indicar una farmacia, pero en realidad es una tienda de golosinas. En este local, inaugurado en julio de 2011 en el barrio porteño de Palermo, los dulces hacen las veces de remedios y pueden servirse en pastilleros, botiquines de primeros auxilios o frascos de diferentes tamaños.
La idea de sus tres dueños fue importada de España. Según cuentan, la mayoría de los clientes tienen entre 20 y 35 años de edad y entre los productos hay setenta variedades de golosinas, como por ejemplo, las clásicas gomitas de eucalipto hasta caramelos anisados y también bananitas, aros de manzana y gajitos ácidos.
“La tienda es para divertirse y saborear. Cada persona elige el packaging en el que llevarán los dulces y después le pegan una etiqueta que indique el motivo por el cual comer esas golosinas”, cuenta uno de los responsables, Roberto Brandana, refiriéndose a las frases como “Para antes, durante, y después del sexo”, “Controla los rulos rebeldes (pare de sufrizzzz)”, o “Fórmula de sobrevivencia para padres en vacaciones” entre otras, que se leen en los frascos.
Brandana cuenta que Dr. Candy existe en Europa, donde hay una tendencia de locales que simulan ser almacenes, o sueños para vender golosinas. Ellos eligieron el estilo farmacia. Esa elección genera polémica entre distintos profesionales de la salud.
El vicepresidente del Colegio Oficial de Farmacia y Bioquímica de la Capital Federal, Rubén Sajem le contó a PERFIL que presentarán próximamente una denuncia ante la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (Anmat) por no cumplir con las características específicas para envasar un alimento. Además subraya que el planteo del comercio “genera una idea confusa respecto de los medicamentos”.