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El avance de la izquierda anticapitalista

Marcos Novaro ha expresado recientemente en un artículo su preocupación por el crecimiento de la izquierda anticapitalista en nuestro país.

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Marcos Novaro ha expresado recientemente en un artículo su preocupación por el crecimiento de la izquierda anticapitalista en nuestro país. Intenta buscar razones para este hecho: “Un gobierno ‘de ricos y para ricos’ obligado a practicar ajustes; un peronismo en la oposición dividido y debilitado electoralmente (…); una economía mediocre y niveles muy altos de pobreza y exclusión. A todo se suma que el sindicalismo peronista enfrenta, como nunca antes, graves acusaciones de corrupción (…)”, cuestión esta última que podría fortalecer la posición de la izquierda clasista en los sindicatos. A la vez, señala con pesar la debilidad –o inexistencia– de una izquierda “moderada, socialdemócrata”, cuestión que atribuye a que ese papel lo ha jugado en nuestro país un sindicalismo peronista hoy muy desprestigiado. Es cierto que en nuestro país la izquierda anticapitalista, fundamentalmente la agrupada en el FIT, está comenzando a irrumpir en la situación política rompiendo el intento de polarizar las opciones políticas entre el kirchnerismo/peronismo y Cambiemos. Esto se apoya, ante todo, en la disposición de vastos sectores de la clase trabajadora y también de las clases medias a enfrentar un ajuste que solo beneficia al 0,8 por ciento de los que más tienen, el sector que agrupa a los propietarios capitalistas y los altos directivos de las grandes empresas. Y también en el hecho de que es una izquierda que no fue cooptada por el kirchnerismo, al que siempre cuestionó desde la izquierda, y que desde un primer momento ha estado en la primera línea en la oposición en las calles y en el Parlamento al gobierno de Cambiemos. Este crecimiento puede verse también como una expresión particular de las tendencias a la polarización política que se observan en el terreno internacional y la decadencia de los partidos del “extremo centro” (como los denominó Tariq Ali), incluyendo la socialdemocracia europea que parece Novaro tomar como referencia. Mientras de un lado se fortalecen derechas reaccionarias, xenófobas y racistas, del otro amplios sectores de masas buscan una salida por izquierda ante un sistema donde el 1 por ciento que más posee en el mundo se queda con el 82 por ciento de la riqueza y que solo se sostiene en base a xenofobia, racismo, guerras reaccionarias y crecientes dispositivos de control y criminalización social. Un sistema que condena a los trabajadores a vivir o desempleados o con jornadas extenuantes y precarizados, con salarios que alcanzan cada vez para menos, cuando la ciencia y la técnica permitirían una reducción de la jornada laboral y que todos trabajemos cobrando un mínimo equivalente al costo de la canasta familiar.

Estas condiciones internacionales y nacionales golpean también sobre la intelectualidad. Podríamos decir que la intelectualidad referenciada en el progresismo tiende a fragmentarse en tres sectores. Uno sigue por el momento los avatares de la experiencia kirchnerista, hoy debatiéndose entre la unidad con el peronismo en su conjunto (incluidos los sectores conciliadores con el gobierno de Macri) o hacer una suerte de nuevo Frepaso. Otro sector, basado en la defensa de un supuesto “republicanismo”, aconseja, más o menos críticamente, al gobierno de la derecha. Por último, existe un sector amplio y, sobre todo, dinámico, sensible hacia las clases explotadas y que tiende a simpatizar con la lucha de la izquierda anticapitalista, expresado en la presencia de muchos de ellos en sus actos o en el apoyo a sus candidaturas en las últimas elecciones, cuestión que también preocupa a Novaro. La izquierda anticapitalista avanza. Hacen bien en preocuparse quienes limitan su horizonte a la defensa del orden existente.


*Sociólogo y docente universitario, dirigente del PTS y del FIT.

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