COLUMNISTAS
mentiras

El mal entendedor

A veces asistimos, como quien asiste al nacimiento de una supernova, al nacimiento de una falsedad.

Imagen Default de Perfil
Portal Perfil.com | Perfil.com

A veces asistimos, como quien asiste al nacimiento de una supernova, al nacimiento de una falsedad. Podemos ver entonces cómo surge, cómo se establece, cómo se consolida. No me refiero a las mentiras, al hecho de que alguien diga lo que no es, con el fin de engañar a los demás. Me refiero a las ocasiones en las que una determinada combinación de mala fe, pereza interpretativa y obnubilación por emoción violenta, deriva en la creencia generalizada de que pasó algo que en verdad no pasó; de que se dijo algo que en verdad no se dijo.

El verbo pedir presenta una homofonía en su conjugación de primera persona del plural entre el tiempo presente y el pretérito indefinido. ¿Cómo resolver, por lo tanto, en esos casos, si la acción referida es actual o corresponde al pasado? Se lo puede deducir por contexto, tanto por el verbal como por el situacional, y raramente se da el caso de que alguien no alcance a comprender o a distinguir.

¿Si puedo dar un ejemplo? Puedo: Santiago Maldonado estuvo casi ochenta días desaparecido, tras una represión ilegal perpetrada por la Gendarmería Nacional. Fue hallado por fin: había muerto por ese motivo, en el intento desesperado de escapar de dicha represión. Durante esos tantos días en los que nada se supo de él, se pidió por su aparición con vida.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

A eso se hizo referencia en el acto del pasado 8 de marzo: al pedido que se había efectuado en aquel entonces. ¿Es posible que se entendiera que el pedido se estaba haciendo en tiempo presente, que se pedía que Maldonado apareciera con vida ahora? Yo diría decididamente que no. Y sin embargo, la práctica venenosa de informar de a cachos, el hábito cansino de pispear noticias al sobrevuelo, la notoria propensión de unos cuantos para largarse a agredir sin más, confluyeron para convertir esa absoluta falsedad en una certeza colectiva. Llegó incluso a repetirse en las páginas de los diarios más confiables.