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La camiseta que más juega con la ilusión de sus hinchas

El ciclo que ahora vive la Academia marca una tendencia: entusiasma a la gente y después la frustra. Un hábito que se repite de manera cíclica.

La cara de la derrota. A pesar de la incondicionalidad, los hinchas de la Academia no pueden creer la racha de partidos perdidos. Habían arrancado como para pelear arriba.
| Fotobaires

Hay algo peor que un fracaso: la frustración por ese fracaso. Hay algo más doloroso que no alcanzar un objetivo: estar convencido de que lograrlo era sencillo. Hay algo más trágico que perder: acostumbrarse a perder. A Racing le pasa todo esto. Es una situación compleja que se podría sintetizar con una fórmula sencilla: entusiasmo-fracaso-frustración. Lo llamativo es que se repite. Una vez, dos veces, tres. Es una tendencia, un fenómeno cíclico. Racing se cae, insinúa una mejoría, provoca un optimismo desmedido y se vuelve a caer. El final siempre es el mismo: desazón. Tal vez llegó el momento de redefinirlo. Además de ser el primer campeón mundial y de generar una pasión inexplicable, Racing es el equipo que más promete y que menos cumple.
Las primeras seis fechas de este torneo representan la más reciente muestra del eterno desengaño. El ciclo comenzó el año pasado, en el Inicial, con la llegada de Reinaldo Merlo, un técnico-amuleto. La cuestión es que Mostaza le cambió la cara y el espíritu: el equipo, que no había podido ganar las primeras doce fechas, terminó más armado, con dos triunfos y dos empates en los últimos cuatro partidos. Buen síntoma. Después llegó el triangular de verano: Racing le ganó 3-0 a Independiente, golazo de Hauche incluido, y 1-0 a Newell’s. El equipo que en diciembre insinuaba, en enero era imbatible. Que se venga Colón, entonces, por los puntos.

Y con Colón llegó otra goleada. Fue 3-0, con una chilena de Viola. Avellaneda estalló. En la primera fecha Racing ganó, y bien. Mostaza lo hizo de nuevo. Se ratificó la tendencia de los amistosos de verano. ¡Cómo no entusiasmarse con estos pibes! ¡Cómo no proyectar un final feliz! ¡Cómo no fantasear con una vuelta olímpica de una vez por todas! Definitivamente, el Torneo Final tenía un candidato. La fábrica de optimismo funcionaba a pleno.
Desde ese arranque esperanzador pasó sólo un mes. En ese lapso, la Academia jugó cinco partidos, de los cuales perdió cuatro y empató uno. Está último en la tabla. Hoy, además, recibe a Boca. Y la fecha que viene visita a Newell’s. Aquel candidato de febrero es la gran frustración de marzo. Otra vez el ciclo. Otra vez Racing.

Mariscal. Para Roberto Perfumo, referente histórico e hincha de Racing, los eternos tropiezos del equipo tienen que ver con cuestiones dirigenciales. “Hace por lo menos veinte años que a las conducciones les falta identidad”, sentencia. Y explica: “Hubo tantos cambios de dirigentes que no se pudieron poner en práctica proyectos serios y coherentes a largo plazo. Y eso repercute en lo futbolístico. Hay jugadores que no quieren ir a Racing por las desprolijidades que hay en el club. Entonces, queda todo librado al azar, a que alguna individualidad se ilumine y defina un partido”.

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Un año antes. El torneo anterior Racing repitió la tendencia. El Final 2013 había terminado sexto, nada mal. Vietto y Centurión eran las promesas. Saja, el líder positivo. Y algo más: Independiente iba a jugar en el Ascenso por primera vez en su historia. La ecuación perfecta. Un título hubiera sido el éxtasis. Había equipo, clima ganador y festejo por la desgracia ajena. Otra vez el entusiasmo.

Cuando el equipo de Avellaneda que jugó en la B fue Racing, allá por 1984, Independiente agudizó el contraste barrial: ese año ganó la Copa Libertadores y la Intercontinental. Treinta años tuvo que esperar La Academia para que le llegara su oportunidad. Pero llegó. El Torneo Inicial 2013 iba a poner las cosas en su lugar. Un pequeño desquite. Tres décadas después, pero desquite al fin. Sin embargo, esto es Racing. El entusiasmo se volvió a convertir en decepción. El primer partido que ganó fue recién en la decimotercera fecha. Esa racha negativa marcó un récord: fue el peor arranque en la historia del club.
En esos primeros doce partidos sin victorias, por Racing pasaron cinco técnicos: Luis Zubeldía, Fabio Radaelli, Carlos Ischia, Ignacio González y Reinaldo Merlo. Como condimento, una feroz interna política provocó las renuncias del presidente Gastón Cogorno y del vice Rodolfo Molina. Los temas que monopolizaban la agenda del club que había sido candidato se limitaban a la sucesión de técnicos y a las peleas dirigenciales. El equipo, en definitiva, terminó penúltimo, por encima de Colón. Al final, en Racing ni siquiera pudieron disfrutar en toda su plenitud el descenso del Rojo.

Parece un juego perverso, pero en Racing todo es posible. Pasa de coquetear con la cima de la gloria a hundirse en la más profunda de las tinieblas. Y en esta tendencia cíclica se lleva puesta la ilusión de la gente. Un fenónemo curioso, casi inverosímil. Tan inexplicable como la pasión del hincha