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Cómo es el mapa del dinero en negro que circula por los paraísos fiscales

Es un engranaje financiero que mueve billones de dólares anuales. Por qué las economías centrales también atraen fondos sin declarar. Panamá, el destino preferido para argentinos.

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El escándalo por presunto lavado de dinero que estalló en la Argentina se inscribe en el marco de un engranaje financiero global que mueve billones de dólares de origen ilícito al año. Pocos días antes de las denuncias contra el empresario kirchnerista Lázaro Báez, una red internacional de periodistas de investigación publicó una radiografía del escurridizo mundo de los paraísos fiscales, que puso al descubierto cómo funciona la industria del ocultamiento de riquezas a escala mundial.

En un extenso trabajo titulado “Secretos a la venta: dentro del laberinto global de dinero offshore”, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) –una asociación mundial de 160 periodistas de sesenta países –reveló detalles sobre los Estados, empresas e individuos que contribuyen al secreto financiero y se benefician con él.

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Aunque registrarse en un paraíso fiscal no constituye un delito en sí mismo, esta maniobra suele utilizarse para prácticas ilícitas como la evasión de impuestos o el lavado de dinero. Según la iniciativa “Recuperación de Activos Robados” del Banco Mundial, el flujo trasnacional de ingresos provenientes de delitos financieros representa de 1 a 1,6 billones de dólares anuales.

En 2012, el ICIJ obtuvo filtraciones de dos empresas que ofrecen servicios en Singapur y en las islas Vírgenes Británicas. Eran 2,5 millones de archivos digitales, correos electrónicos y otros documentos que contenían datos financieros de una serie de paraísos fiscales que incluyen a las islas Caimán, las islas Cook y otros destinos de alta mar.
En su capítulo sobre la Argentina, dado a conocer a través de La Nación, el ICIJ indicó que el destino favorito de los empresarios que radican sus compañías en paraísos fiscales es Panamá: más del 50% lo hicieron en ese país. El mismo que, según las acusaciones periodísticas, habría elegido la familia Báez. El perfil más común de los ejecutivos detrás de esas firmas es el de empresarios que pertenecen a los rubros de la construcción, los negocios inmobiliarios y las finanzas.

También existe una estimación del dinero de ricos argentinos oculto en el exterior. Según una investigación de la prestigiosa red de investigadores Tax Justice Network (TJN), ese monto asciende a 399 mil millones de dólares. El número resulta más espectacular si se tiene en cuenta que el PBI de la Argentina se calcula en 475 mil millones de dólares. Las conclusiones de TJN señalan además que la riqueza escondida a nivel global alcanza la astronómica cifra de 21 a 32 billones de dólares, es decir, el equivalente a los PBI de los Estados Unidos y Europa.

¿Dónde están esos fondos ocultos? TJN elabora un índice llamado “Financial Secrecy Index” (FSI) que sirve como base de un ranking de 73 países o territorios con algún grado de secreto bancario. “El índice revela que el estereotipo tradicional de los paraísos fiscales es errado –señala TJN–. Los proveedores más importantes de secreto financiero no son islas pequeñas llenas de palmeras, como muchos suponen, sino algunos de los principales y más ricos países del mundo”.

El FSI combina dos criterios: un “score” de secreto bancario, en el que territorios exóticos como Liechtenstein, las Antillas Holandesas o Belice sí llevan la delantera; y la magnitud de las actividades financieras, lo que explica por qué en la lista negra aparecen países como los Estados Unidos, Alemania o Japón. Aunque sus regulaciones bancarias y convenios de cooperación son más estrictos que en islas caribeñas o principados europeos, los sistemas financieros de dichas potencias tienen suficientes agujeros negros como para atraer cuantiosos capitales en busca de escondite.

Pero los pilares del sistema no se reducen a los Estados nacionales. La investigación del ICIJ –una especie de WikiLeaks del planeta offshore– reveló que bancos de primer orden como el Deutsche Bank, UBS o Clariden (del Credit Suisse) asesoraron a sus clientes en la constitución de empresas “bajo reserva” en las islas Vírgenes y otros destinos similares.

El cuadro se completa con una verdadera industria de intermediarios y agentes financieros dedicados a encubrir identidades y ofrecer refugios al lavado de dinero, la evasión fiscal o las operaciones con información privilegiada. Claro que nada de eso funcionaría sin compañías y millonarios con necesidad de poner sus billetes sucios bajo la alfombra.