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Por lo menos se dieron la mano

Las palabras de Clinton y Trump estaban dirigidas a convencer. No a los ya convencidos. Sí a los indecisos.

Hillary Clinton y Donald Trump: otro debate forzado antes de las elecciones
Hillary Clinton y Donald Trump: otro debate forzado antes de las elecciones | AFP
Todo discurso está producido en función de un destinatario. En un diálogo, en principio, el destinatario es la persona con la que se habla. En un debate presidencial, en cambio, los destinatarios son unos cuantos millones de potenciales votantes.
  
A diferencia de los argentinos mayores de 18 años -y menores de 70-, los estadounidenses adultos no están obligados a votar. Por eso, las palabras de Hillary Clinton y las de Donald Trump estaban dirigidas a convencer. No a los ya convencidos, por supuesto. Sí a los indecisos: a los que no decidieron todavía a quién votar y a los que no decidieron todavía si votar.
  
En una emisión de poco más de una hora y media, esta mujer pequeña casada con un expresidente y este hombre demasiado rubio famoso por sus empresas se enfrentaron públicamente por segunda vez. Sabiéndose observados por individuos de todas partes del mundo en el mismo momento en que hablaban, los contendientes respondieron preguntas de la audiencia sobre el sistema de salud, los musulmanes y los impuestos. Pero, más que nada, se concentraron en denigrarse mutuamente.
  
Un Trump de permanente gesto adusto que, a veces, le hablaba en forma directa a Clinton. Una Clinton de esporádica sonrisa socarrona que, siempre, se refería a Trump en tercera persona. Unos debatientes, ellos dos, que prefirieron usar la mayor parte de sus tiempos respectivos en atacarse con dureza.
  
Es difícil imaginar que sus destinatarios se hayan convencido. Por lo pronto, la última pregunta de la noche –probablemente preparada para cerrar el evento de una manera amable-, dirigida a ambos, resumió la incómoda sensación de quienes presenciamos el debate. “¿Puede nombrar algo positivo que usted respete en su contrincante?”.
  
(*) Doctora en Lingüística y directora de la Maestría en Periodismo de la Universidad de San Andrés