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Trump en guerra: atacó a las mujeres y los medios

El magnate inmobiliario tildó de “mentirosas” y “poco atractivas” a quienes lo denunciaron por abusos sexuales. Además, embistió contra la prensa y los jefes republicanos.

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Intimidante. El candidato republicano se mofó de la apariencia física de las mujeres que lo acusaron de perpetrar abusos sexuales y criticó a la prensa que cubre esas historias. | AFP

Donald Trump entró en la fase más burda y explícita de su alocada carrera a la Casa Blanca. El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos tildó de mentirosas a las mujeres que lo denunciaron por abusos sexuales, al tiempo que ironizó sobre su belleza física. También declaró que medios “corruptos”, en referencia a The New York Times, intentan manipular las elecciones del 8 de noviembre en favor de su rival Hillary Clinton.

El magnate pasó al contraataque, tratando de intimidar a potenciales nuevas denunciantes y a la prensa que publique sus testimonios. “Trump va a la guerra”, resumió The Atlantic en un artículo publicado esta semana, en el que sostiene que “mientras la campaña se torna caótica, el nominado republicano ataca en todas las direcciones”. Tras sus iniciales dardos contra los latinos, ahora les tocó el turno a las mujeres. No sólo no pidió perdón ni bajó el tono a las denuncias en su contra, sino que directamente atacó sin piedad a sus denunciantes.

Créanme, ella no hubiera sido mi primera elección”, dijo sobre Jessica Leeds, quien  había denunciado un ataque de Trump en la década de 1980. Un trato similar le dispensó a Natasha Stoynoff, una ex cronista de la revista People, que declaró que había sido acosada por el empresario durante una entrevista. “Vean su página de Facebook y lo entenderán”, respondió Trump, cuestionando su apariencia física.

La campaña electoral del republicano se descarriló luego de la divulgación hace ocho días de un video en el que hacía comentarios vulgares sobre las mujeres, tras el cual fue acusado por abusos sexuales. Según el multimillonario, todo forma parte de una “campaña de desprestigio” destinada a asegurar la victoria de su contrincante, a tres semanas de las elecciones. “La elección es amañada por medios corruptos que presentan acusaciones totalmente falsas y completas mentiras con el fin de que Hillary sea elegida presidenta”, afirmó en New Hampshire. Para Trump, el magnate mexicano Carlos Slim, accionista de The New York Times, estaría detrás de esa campaña negativa.

“Guerra civil”.  Otro frente de tormenta amenaza a la campaña de Trump. Esta semana, el candidato quemó el último puente que lo unía al establishment republicano al anunciar que ya no responderá más a sus lineamientos y que peleará por la Casa Blanca sólo con el respaldo de los millones de seguidores que lo apoyaron durante las elecciones primarias. “Me siento muy bien ahora que me quitaron las esposas y puedo pelear por los Estados Unidos que quiero”, escribió en su cuenta de Twitter, donde también llamó “traidores” a sus correligionarios.

Decenas de republicanos, tanto del Congreso como de gobernaciones a lo largo de todo el país, condenaron sus declaraciones sobre las mujeres. La reacción respondió a una deliberada estrategia electoral: el Grand Old Party teme perder el control del Senado y de la Cámara de Representantes, en un país en el que 52% del padrón electoral es femenino.

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Nate Silver, experto en estadísticas electorales, consideró que “Trump no es de teflón”, al especificar que los recientes escándalos dañaron su imagen. “Estos eventos afectan más su techo que su piso electoral”, escribió en su blog, en referencia al incondicional apoyo de la “inmensa mayoría silenciosa”, integrada por trabajadores blancos de bajos recursos que temen perder sus empleos. El resto del país, en tanto, se aleja cada vez más de “The Donald”, quien juega su candidatura a todo o nada.