POLITICA
el antecedente

Los Lanatta y Schillaci, con extrema vigilancia

Flashback. El Gobierno y la Justicia no podían confirmar la captura de Pérez Corradi. Pasó lo mismo con los fugados.<br>
| Cedoc

Alojados en el penal de Ezeiza, los protagonistas de la triple fuga, Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci son monitoreados las 24 horas. No pueden hablar entre ellos y están sometidos a estrictas medidas de seguridad, para evitar que se escapen de nuevo. Pero la supuesta captura del presunto autor intelectual del triple crimen de General Rodríguez, Ibar Pérez Corradi, trajo a la memoria el operativo para atrapar a los Lanatta y Schillaci que arrancó en diciembre y terminó en enero, con un papelón de por medio.
Cuando se pensaba que la policía de Santa Fe tenía acorralados a los tres, después de varias horas, y de mensajes de celebración por parte del presidente Mauricio Macri y su equipo, debieron salir a decir que sólo Martín Lanatta estaba en manos de las fuerzas de seguridad. A su hermano y a Schillaci los atraparon dos días más tarde. La explicación fue que alguien vendió información “falsa”. Algunos funcionarios apuntaron a la policía santafesina.

A 17 días de la asunción de la gobernadora María Eugenia Vidal, los tres condenados por su participación en 2008 en los homicidios de Lepoldo Bina, Damián Ferrón y Sebastián Forza se fugaron de la cárcel bonaerense de General Alvear. Para ello, sostuvieron las autoridades, hubo complicidad de personal del Servicio Penitenciario Bonaerense.
A los tres prófugos los buscaron la Policía Bonaerense, la Federal y la Gendarmería. Pero en el ínterin se pasearon campantes por distritos del sur del conurbano bonaerense donde, se sospecha, tuvieron protección de una parte de las fuerzas de seguridad. Cuando los criminales resolvieron salir de la provincia de Buenos Aires y escapar por Santa Fe, empezaron a estar acorralados. Fueron atrapados a unos 80 kilómetros de la capital provincial. Primero cayó Martín Lanatta, luego se anunció que estaban detenidos los tres, y el Gobierno debió afrontar un papelón porque sólo tenía a un detenido. Durante dos días, la búsqueda se intensificó y finalmente capturaron a los otros dos. En el medio, la provincia de Buenos Aires sancionó a agentes penitenciarios y descabezó la departamental policial de Quilmes, a la que acusó de haber protegido a los hermanos Lanatta y Schillaci.

Los prófugos protagonizaron tiroteos con la Policía Bonaerense en un control vial y con la Gendarmería en Santa Fe. Hubo uniformados heridos. Por eso se abrió una causa federal. Hay otra, en Azul, que trata de determinar cómo escaparon de la cárcel de General Alvear. La teoría más difundida es que los convictos “compraron” su libertad.
En tanto, la Justicia Federal deberá determinar si Pérez Corradi fue el autor intelectual del triple crimen. Si bien el fiscal Juan Ignacio Bidone consideró que es así, el empresario ni siquiera fue indagado. La causa está en manos de María Servini de Cubría. Su abogado, Carlos Broitman, asegura que es inocente, y dice que si da testimonio ante la Justicia podría involucrar a varios políticos argentinos en el
caso narco. Para algunos, la advertencia apuntó a ex funcionarios kirchneristas, porque en la campaña de 2007 hubo financiamiento de empresarios vinculados al tráfico de efedrina. Ayer, en declaraciones a Perfil.com, Sergio Berni desestimó la amenaza. “Ninguna declaración suya me puede perjudicar”, indicó.

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