PROTAGONISTAS

Cautivo de su propia maquinaria

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Tinelli creó un antídoto eficaz que no puede tener límites porque, de tenerlos, replicaría condiciones limitantes y reiteradas de la vida de los espectadores y dejaría de ofrecer un horizonte nuevo y atractivo cada vez. A la vez, el toque erótico por una parte y los litigios entre algunos integrantes abren un apetito doblemente voyeur en el espectador, deseoso de entrar en intimidades ajenas, tanto corporales como relacionales. Pero lo que más impacta en su programa es la maquinaria de exclusión a la que los participantes se someten.
Lo más interesante es que él debe estar defendiéndose constantemente de un gran riesgo: el de ser excluido, ya sea de la fama, de la presencia reiterada en cuanto programa de chismes haya, del lugar top. Y eso hace que ante estos riesgos tenga que adoptar una ideología defensiva que es posiblemente silenciar la percepción del peligro de las exigencias sin límites y convertirlo en un valor: no hay nada que Tinelli no pueda. La manera de luchar contra la percepción del miedo y el sufrimiento, lo que puede conmoverlo, es convertirlo en lo contrario: la intrepidez, el desafío constante.   Esto puede llevar a un cuadro de estrés crónico, con facilitación de disfunciones corporales al comienzo reversibles, que pasado un tiempo pueden derivar en un cuadro clínico pasible de tratamiento. En la psicopatología del trabajo, el desafío del riesgo es mediante la conjura de la percepción del miedo y aparece como una acción deliberada que es, en realidad, una descarga compulsiva y lo opuesto al placer del trabajo. Finalmente aquello cuyo andamiaje él arma lo puede tragar, con tal de no ser él la figura excluida. En suma, se encuentra cautivo de la maquinaria que él mismo ayuda a sostener y en tanto así, vulnerable si no se ve en perspectiva y regula sus límites.

*Psicoanalista y psiquiatra.

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