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Martín Tetaz: "Milei es muy inteligente y es un gran economista"

El precandidato a diputado de Juntos por el Cambio participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes del Posgrado en Periodismo de Investigación. Críticas al gobierno por el Olivosgate y el manejo de la pandemia. Preocupación por el futuro de la economía.

Martín Tetáz 20210712
Martín Tetáz | Captura de Video

Martín Tetaz participó de una conferencia de prensa virtual organizada por estudiantes del Posgrado en Periodismo de Investigación del Grupo Perfil y la Universidad del Salvador (USAL), en la que cuestionó al Gobierno por el cumpleaños en Olivos y por el manejo de la pandemia. “Argentina está dentro de los diez países con más muertos por millón, en el 10% de los países con más caída de la economía, en el club de países con menos días de clases presenciales. Es decir, no hay ningún indicador que deje bien parado al Gobierno en la gestión de la pandemia”, expresó. 

El economista y precandidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires en la lista que encabeza María Eugenia Vidal destacó la figura de Martín Guzmán, a la vez que defendió la candidatura de Javier Milei. “Será una voz potente pero que le va a costar mucho construir una alternativa”, declaró Tetaz en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.

—¿Quién generó más deuda en el gobierno, Mauricio Macri o Alberto Fernández?

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El que genera la deuda es el que genera el déficit. En la Argentina nos cuesta conectar esas dos cosas, pero la verdad es que no hay deuda sin déficit. Cristina asumió con 179.000 millones de dólares de déficit y se fue con 243.000 millones de dólares. Hizo crecer la deuda, pero sobre todas las cosas, asumió con superávit y se fue con déficit. Y si bien, el déficit empezó a caer en el siguiente gobierno, la deuda siguió subiendo. Esto es como con la tarjeta de crédito: si vos ganás 100 pero gastas 150, la tarjeta va a empezar a crecer cada mes porque está generando déficit y ese déficit va a implicar deudas. Cuando vos empezás a achicar el déficit, ganas 100 pero gastas 140 la deuda sigue creciendo porque vos seguís gastando por encima de lo que ganas. Eso fue lo que le pasó a Macri: bajó el déficit hasta casi medio punto del PBI  en el último año de su gobierno, pero incrementó la deuda hasta 323.000 millones de dólares en el año que se fue.

—¿Podría destacar alguna medida acertada del Gobierno? 

Me cuesta muchísimo encontrar un acierto en la gestión de este Gobierno. Es cierto que, a favor de ellos, les tocó bailar con una horrible. No se lo deseo a Alberto Fernández, le tocó una circunstancia muy difícil. Pero, en la comparación internacional, todos tuvieron la misma circunstancia y Argentina está dentro de los diez países con más muertos por millón, en el 10% de los países con más caída de la economía, en el club de países con menos días de clases presenciales. Es decir, no hay ningún indicador que deje bien parado al Gobierno en la gestión de la pandemia. Y no es que en los primeros dos o tres meses hasta que llegó la pandemia el Gobierno había hecho algo destacado. 

—¿Qué análisis hace sobre las fiestas en Olivos?

—Confirman lo que ya sabíamos o muchos pensábamos que ocurría: que había un conjunto de reglas para una parte de la población y había otra gente que se vacunaba primero, que cobraba sueldo como si nada hubiera pasado y encima ahora sabemos que hacían actividades sociales como si nada hubiera ocurrido. Hay una indignación colectiva total, yo también me sumo a esa indignación. Pero no me sorprende tanto. Hay una parte de la clase política que cree que las reglas son para los demás. 

—¿El Olivosgate afectará al oficialismo en las elecciones?

Sin ninguna duda. La gente la está pasando muy mal. El año pasado se perdieron el 40% de los empleos informales. El Gobierno dice que ayudan a los trabajadores con tres IFES de 10.000 pesos en 6 meses. Son 5.000 pesos para un changarín o un vendedor ambulante, lo que es una limosna. La gente la pasó realmente muy mal el año pasado. En tema de salud, también, prácticamente todos tenemos algún familiar que o falleció o la pasó muy mal. Entonces, en este contexto, la foto es la confirmación de la tomada de pelo, ahora ven que el esfuerzo no lo hizo todo el mundo parejo y eso creo que, sin duda, lo va a complicar mucho al Gobierno y debilita la base de sustentación de su propio discurso para las elecciones. El Gobierno pretendía hacer una campaña basada en el esfuerzo que hicieron durante la pandemia y ahora esto lo inhabilita moralmente. 

Martin Tetaz Posgrado

—¿Está conforme con la participación de Macri en la campaña?

—Sí, a mí me parece que todo el mundo tiene que sumarse a trabajar, para poder ser una alternativa de poder real, el espacio tiene que ampliarse lo máximo posible y mejorar. Tienen que hacerse más fuertes los partidos que ya están dentro del espacio. No hay manera de construir poder en Argentina si alguien viene con el Cambiometro a medir qué tanto formas parte del partido, si sos mejor representante o no. Existe el radicalismo con Alfonsín, con sus aciertos y errores. Lo mismo pienso de Macri, no existe el PRO sin Macri. No me quiero meter en cómo el PRO resuelve su interna, ni decidir quién es el líder dentro del espacio pero lo que sí creo es que en circunstancias electorales el equipo juega con todos los jugadores, lo que me gustan y lo que tal vez no pero que cumplen un rol importante también. 

—¿Por qué es parte de Juntos por el Cambio si lanzó fuertes críticas al gobierno de Macri?

—Soy radical y mi partido forma parte de Juntos por el Cambio, es el espacio natural en el cual podía participar. Por otro lado, yo empecé a estudiar Economía por el fracaso de la economía de Alfonsín y eso a mí no me convierte en menos alfonsinista, puedo ser crítico al mismo tiempo. Además, me parece que no hay forma de arreglar las cosas si nosotros no reconocemos los errores que cometieron. Soy crítico de lo que me parece que está mal y aplaudo lo que me parece que está bien, sea del gobierno que sea. Obviamente, tengo más similitud con el conjunto de ideas de Juntos por el Cambio y, por lo tanto, con muchas de las ideas del gobierno anterior, pero eso no quiere decir que no puedo ser crítico con cosas que creo que hizo mal. 

—Usted dijo que el dinero que envía el FMI el Gobierno lo usará para pagarle al propio FMI. ¿Esos fondos deberían destinarse para otro uso? 

—Siempre decimos los economistas que el dinero es fungible. Las reservas fortalecen a Argentina con los Derechos Especiales de Giro, no pueden ser usadas para cualquier cosa. Esencialmente, son usadas para circunstancias de restricciones de divisas externas. Argentina podría usarlas para el comercio exterior, pero como va tener una necesidad de dólares para enfrentar los pagos con el FMI, que son prácticamente 4.000 millones en lo que queda del año, es la plata que le íbamos a tener que dar al FMI. 

—¿Qué hay que hacer con los planes sociales, ampliarlos o reducirlos?

Creo que hay que transformarlos en planes de empleo de inclusión. Lo que no se puede hacer es incluir con planes sociales, sobre todo en una Argentina que tiene un nivel de desempleo tan alto. Tenemos que cambiar todos los planes sociales en un buen seguro de desempleo que funcione como en los países que han podido resolver este tipo de problemas. A mí me gusta mucho el modelo de Dinamarca, que se llama Flexi Seguridad porque combina las dos cosas. Por un lado, hay mucha libertad para contratar y para despedir, sobre todo en pequeñas y medianas empresas, mientras en Argentina tenemos las mismas leyes laborales para una multinacional de 50.000 empleados que para una PyME de 3 empleados. A su vez, en Dinamarca si quedás desempleado, el Estado te paga un seguro de desempleo del 70% del dinero que ganabas en actividad y te genera entrevistas laborales que tenés que aceptar para volver a reinsertarte en el mundo del trabajo. Ese tiene que ser el foco de Argentina: reconvertir los planes sociales en planes de inclusión al mundo laboral. 

—¿Cuánto estima que va a cotizar el dólar a fin de año?

—Cualquiera que ha hecho un curso de Economía tiene que contestar que no lo sabe. Lo que sí sabemos es que el dólar oficial, como está agarrado de los pelo, siempre va a subir porque va haber inflación en la Argentina. Pero lo que no sabemos es qué va a pasar con el dólar paralelo porque hoy tiene precio de pánico y podría pasar que, después de las elecciones, el resultado no fuera bueno para el Gobierno y se genere alguna expectativa de cambio por lo que, paradójicamente, eso haga bajar un poco el precio. O, podría ocurrir lo contrario: que el Gobierno se siga financiando con mucha emisión y el dólar se termine yendo por las nubes. No hay manera de saberlo.

—¿Qué apreciación tienes sobre el ministro de Economía, Martín Guzmán? 

La mejor, sobre su persona y sobre su capacidad técnica. Cuando empezó a trascender que lo convocaban me puse contento. Me parecía buenísimo que lo nombraran. Dentro de las alternativas que tenían para elegir me parece que era la mejor y sigo pensando lo mismo. Lamentablemente, está muy acotado en términos políticos. Fijate el episodio con Basualdo, Martin había empezado el año pensando en un presupuesto donde las tarifas no se iban a retrasar demagógicamente en las elecciones y la vicepresidenta tomó la decisión de que no haya aumento hasta las elecciones. Vos podés tener personas que son razonables desde el punto de vista de algunas ideas técnicas, pero que en la práctica no tienen poder político. Y termina dominando la política.

—¿Qué piensa sobre la candidatura de Javier Milei?

Javier es un amigo, le tengo aprecio personal hace muchos años. Milei es muy inteligente y es un gran economista. Crreo que tiene el mismo problema que tenía Luis Zamora en su momento por la izquierda, pero por derecha. Todo el mundo sabía que Zamora era una persona honesta, una voz muy potente, pero nunca pudo cambiar nada, nunca pudo cambiar ninguna ley en el Congreso. Me parece que a Javier le va a pasar lo mismo. Es una opción interesante, yo creo que va a llegar al Congreso y va a ser una voz potente pero que le va a costar mucho construir una alternativa. Hoy el único espacio político que puede poner un freno a esto y vencer al kirchnerismo, construir un proyecto alternativo en Argentina es el de Cambiemos.

—Las declaraciones de Milei en materia económica son bastante polémicas. ¿Coincide con esas posturas? 

Javier es más extremo ideológicamente, no económicamente. Él está de acuerdo en un Estado minimalista y yo no estoy de acuerdo. Yo estoy de acuerdo en un Estado que funcione, sin importar el tamaño. Él directamente no quiere Banco Central, quiere ir a una dolarización de la economía que yo no estoy de acuerdo. Ya no nos funcionó en los 90 el esquema de dolarización parcial que tuvimos o cuasi dolarización que fue la convertibilidad y no le funciona a países que tampoco tienen disciplina fiscal, como es el caso de Ecuador. Me parece que Argentina gana mucho si tiene un Banco Central independiente, Javier ni siquiera quiere ese Banco Central. Él tiene una posición bastante más liberal que la mía. Yo soy liberal hasta un límite, soy un liberal de izquierda, por llamarlo de alguna manera. En ese sentido yo creo que la gente tiene que ser libre de hacer lo que quiera con su dinero y con su casa. No creo que el Estado tenga que meterse en las decisiones privadas de las personas ni productivas ni familiares ni de ninguna naturaleza. Dicho eso, yo sí creo en un Estado que ponga las reglas del juego, que marque la cancha y que ponga un referí, en este caso sería un poder judicial que funcione realmente. Y además creo en un Estado que, sobre todo con la educación y con la salud, tenga la capacidad de construir igualdad de oportunidades, no de resultados.

—¿Qué opinión tiene sobre Jorge Lanata, considerando que usted trabajó en su programa?    

La mejor. Es el número 1. Llegué al programa de Lanata como columnista económico y aprendí muchísimo de Periodismo. A mí me da un poco de vergüenza cuando me dicen periodista porque es casi una falta de respeto que yo me ponga en ese lugar. Pero, realmente, trabajar con Lanata y con todo el equipo de Lanata, me enseñó muchísimo. Además, es un gran tipo. 

—Hace poco hubo una entrevista de Jorge Lanata a María Eugenia Vidal en donde hubo un tratamiento casi afectuoso. ¿Usted cree que Lanata tiene un equilibrio que le permite entrevistar de la misma manera a representantes de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos?

—Sí, probablemente haya una grieta que tiene que ver con un conjunto de valores, no con un lugar en el que está ideológicamente. Por ejemplo, Jorge entrevista a Graciela Caamaño y la entrevistó perfecto, sin ningún problema. O lo entrevista a Sergio Massa y lo entrevista sin ningún problema. Probablemente, se notaría más la diferencia si tiene que entrevistar a alguien sospechado de corrupción o que alguien que él conoce. Si ustedes escuchan el programa de Jorge van a ver que ha sido excesivamente crítico con Macri y con Vidal, es súper crítico por haber tomado la decisión de estar en la Ciudad de Buenos Aires. Y si hacen un poco de memoria van a recordar que Lanata se llevó puesto un ministro de Macri que era Quintana, una de las figuras más fuertes del gobierno de Macri y le hizo un programa demostrando que había ciertas irregularidades en el tema de las farmacias y terminó renunciando. A Jorge no le tiembla el pulso, dice lo que tiene que decir en cada momento. Por supuesto, puede estar más o menos cercano ideológicamente a un gobierno en particular, pero eso no limita de ninguna manera su capacidad de ejercicio del periodismo.

—Agradecemos su participación en el Ciclo de Entrevistas de Perfil Educación y le damos la posibilidad de cerrar el reportaje con un comentario final. 

—El comentario final tiene que ver con alguna de las preguntas que aparecían antes. En esta elección hay un debate entre dos modelos de país: un modelo que plantea lo que pasa en el resto del mundo, donde funcione un Banco Central independiente, que haya libertad para producir, para estudiar, para trabajar, para invertir y que se respete la propiedad y el esfuerzo de cada uno; y otro modelo de país, donde se pone en discusión el rol de la propiedad privada, que defiende modelos como el cubano y que quiere que en Argentina exista una suerte socialismo en el siglo XXI o una economía donde el Estado tenga un rol central diciéndote lo que tenés que hacer, lo que podés o no podés hacer. Eso es lo que va a estar en disputa en las próximas elecciones. La alternativa a ese modelo es el único espacio que puede ponerle freno a ese bloque de 120 legisladores es Juntos por el Cambio. Espero que seamos capaces de convencer a la mayor cantidad de la población de esa diferencia y de captar ese voto.  

Por Dolores Pérez Müller, Sofía Ramos y Sol Rodríguez Iglesias
Estudiantes de Periodismo de Perfil Educación

Posgrado en Periodismo de Investigación Perfil-USAL