La nueva ministra de Economía de Argentina, Silvina Batakis, se comprometió a continuar con los planes económicos del Gobierno, en un intento por detener la caída del mercado luego de un fin de semana lleno de agitación política en la nación propensa a las crisis.
En sus primeras palabras desde que reemplazó a su antecesor, Martín Guzmán, quien renunció repentinamente el sábado, Batakis trató de asegurarle a la opinión pública que no cambiaría la política económica.
Batakis dijo a la prensa en Buenos Aires luego de tomar posesión el lunes por la noche que cree en un presupuesto equilibrado y que va a continuar con el programa económico. No respondió preguntas.
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Los argentinos, que ya luchan contra una inflación anual del 61%, aún no se convencen. El tipo de cambio en el mercado negro del país, ampliamente utilizado debido a los estrictos controles de capital, cayó el lunes hasta un 15% a un mínimo histórico de 280 pesos por dólar, antes de reducir algunas pérdidas. Por el contrario, el cambio oficial cayó 0,4% a 125,97 pesos por dólar.
Los ahorradores se agolparon a sacar dinero de las cuentas bancarias, mientras que las atiborradas plataformas en línea presentaban tiempos de espera de cinco minutos solo para iniciar sesión. Las empresas locales informaron que la gente se apresuró a abastecerse de productos importados, como el café, por temor a que el precio subiera poco después de la depreciación de la moneda. Los proveedores enviaron avisos a las empresas de que los aumentos de precios previamente anunciados serían reemplazados por otros más altos.
Los bonos globales de Argentina —que cotizan ampliamente a niveles de riesgo cerca de 20 centavos por dólar, lo que indica una alta probabilidad de default— se verán aún más presionados el martes cuando los mercados estadounidenses vuelvan a abrir después de un fin de semana largo.
Salida repentina
Batakis tomó las riendas de la política económica luego de que Guzmán, quien había sido uno de los asesores más cercanos del presidente Alberto Fernández desde el inicio de su gestión hace dos años y medio, sorprendió al Gobierno al anunciar el sábado su salida mediante una carta de 7 paginas.
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Su renuncia expuso aún más una profunda división entre Fernández y su poderosa vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, en medio de negociaciones frenéticas durante más de un día para la elección de un nuevo líder para la cartera de Economía.
Batakis, economista de izquierda de bajo perfil, se desempeñó como ministra de Economía en la provincia de Buenos Aires de 2011 a 2015. En ese entonces, Kirchner era presidente y Daniel Scioli, actual ministro de Producción, era el jefe de Batakis como gobernador del distrito más poblado del país.
Ella no respondió a múltiples solicitudes de comentarios de Bloomberg News. En una entrevista con un canal de televisión local el lunes por la noche, Batakis tranquilizó a los inversionistas nerviosos sobre el rumbo de la política del Gobierno.
Argentina debe luchar contra la inflación, advirtió. “El déficit fiscal es un instrumento contracíclico. No podemos vivir en déficit permanente y necesitamos un programa económico que nos permita tener un sendero de equilibrio fiscal”.
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Más recientemente, la nueva ministra se desempeñó como secretaria provincial, un puesto de segundo nivel en el Ministerio del Interior que está a cargo de un importante aliado de Kirchner. Exfuncionarios dicen que el cargo ayudó a Batakis a construir relaciones con los poderosos gobernadores provinciales de Argentina, lo que podría permitirle generar consenso mientras navega por una coalición dividida.
“Está entrando con un apoyo bastante amplio porque los gobernadores la conocen”, dijo Mercedes D’Alessandro, exfuncionaria del Ministerio de Economía que dirigió la política en temas de género e igualdad hasta marzo. Batakis “también es muy consciente de los problemas que enfrentan los argentinos comunes”.
Sin luna de miel
Aun así, Batakis no tendrá luna de miel. Más allá de una inflación que se prevé que se acercará al 73% en diciembre y niveles de pobreza que alcanzan a casi el 40% de los argentinos, los economistas pronostican una recesión para este año y el banco central tiene reservas de efectivo mínimas para defender el peso contra la caída de divisas que se avecina. El Gobierno no tiene acceso a los mercados de capital internacionales después de incumplir con los inversionistas de Wall Street en 2020. El mercado de deuda local en pesos del país también se está congelando, refinanciando menos deuda.
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Los analistas advirtieron que la creciente fuerza de la facción de extrema izquierda de Kirchner en la coalición gobernante pone en peligro el programa de US$44.000 millones de Argentina con el Fondo Monetario Internacional. Kirchner es crítica desde hace mucho tiempo del FMI y el año pasado lanzó la idea de no devolver el dinero antes de llegar a un acuerdo.
Incluso antes de que Batakis asumiera el control, los inversionistas dudaban de que el Gobierno pudiera cumplir con los objetivos del programa. La reacción inicial del mercado negro del lunes sugiere más pérdidas por delante y una nueva aceleración de la inflación.
“La designación de Batakis es un triunfo de Cristina Kirchner y, por ende, una señal de que la radicalización del Gobierno se intensificará”, escribió Marcos Buscaglia, socio fundador de la consultora con sede en Buenos Aires Alberdi Partners, en una nota a los clientes. “Traerá más controles en el corto plazo, pero intensificará la crisis de confianza y, por lo tanto, el resultado final será una devaluación del peso”.
MAR / ff