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Se intensifica la lucha interna en partido gobernante mexicano

El partido gobernante de México, Morena, corre el riesgo de romperse después de que los dos principales candidatos en una contienda interna de liderazgo intercambiaran acusaciones airadas de que el otro está tratando de apoderarse ilegítimamente del movimiento.

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El partido gobernante de México, Morena, corre el riesgo de romperse después de que los dos principales candidatos en una contienda interna de liderazgo intercambiaran acusaciones airadas de que el otro está tratando de apoderarse ilegítimamente del movimiento.

Las autoridades electorales declararon empatada la contienda de la semana pasada entre el veterano izquierdista Porfirio Muñoz Ledo y el líder de la cámara baja del partido, Mario Delgado, pero Muñoz reclamó la victoria durante el fin de semana, diciendo que ocuparía su asiento como presidente de Morena en las oficinas del partido el lunes. Ese plan no funcionó, y Muñoz luego escribió en un tuit que los partidarios de Delgado se habían tomado las oficinas en un asalto violento.

Mientras tanto, Delgado dijo que su rival está tratando de manipular los resultados de las elecciones y que esperará a que se complete una nueva encuesta para decidir quién dirigirá Morena.

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La creciente acritud dentro del partido fundado por el presidente Andrés Manuel López Obrador arroja dudas sobre si Morena puede permanecer unido para enfrentar elecciones clave de mitad de período en menos de ocho meses.

“Hay un cincuenta por ciento de posibilidades” de que el partido se divida, asegura Sebastián de Lara, director para México y Centroamérica de Speyside, una firma de políticas y comunicaciones.

Morena controla actualmente ambas cámaras del Congreso junto con sus aliados, pero está luchando por superar sus divisiones en medio de reglas internas defectuosas. Y si bien López Obrador sigue siendo popular entre los votantes, con una reciente encuesta de El Financiero que muestra su índice de aprobación en 62%, no aparecerá en el tarjetón el próximo año.

El presidente ha dicho repetidamente que no interferirá en los asuntos internos de Morena, argumentando que los funcionarios del partido tienen que resolver sus diferencias entre ellos.

Además de una competencia por posiciones de poder, el enfrentamiento de liderazgo de Morena durante meses también representa una batalla por la dirección política del partido, con Muñoz a la cabeza de las posiciones de extrema izquierda, mientras que Delgado es favorecido por facciones tecnócratas más pragmáticas.

Muñoz, de 87 años, ha estado en la primera línea de la política nacional desde la década de 1970 y fue uno de los fundadores del Partido de la Revolución Democrática, conocido como PRD, que se separó del gobernante Partido de la Revolución Institucional en 1989. A medida que el PRD se debilitaba, Muñoz y muchos otros siguieron a López Obrador cuando el presidente fundó Morena en 2011.

Delgado fue anteriormente senador y dirigió la Secretaría de Administración y Finanzas de Ciudad de México bajo el sucesor de López Obrador en la alcaldía, Marcelo Ebrard.