“La cuarentena parece eterna, los días pasan demasiado lento”; “las mañanas son todos iguales, no sé en qué fecha vivo”; “en casa nos despertamos a cualquier hora”. El aislamiento social preventivo obligatorio tiene muchos efectos: alteraciones del ánimo, de los hábitos de consumo, de los horarios y de las dinámicas familiares. Uno de los aspectos del funcionamiento del cerebro que parece estar afectado es la capacidad de percibir el tiempo. Ahora, una colaboración internacional de investigadores de 18 países, de la que participa Argentina busca caracterizar los efectos del aislamiento prolongado en las perspectivas temporales y la percepción de las temporalidades en adultos.
Se trata de un experimento masivo online en el que los participantes deberán responder cuestionarios y resolver diversas tareas de procesamiento del tiempo, como por ejemplo golpetear con el dedo siguiendo un pulso o estimar un tiempo transcurrido con el objetivo de examinar empíricamente los efectos del distanciamiento físico y social en relación con el tiempo. Además de Argentina, participan del proyecto: Alemania, Austria, Bélgica, Canadá, Colombia, Chipre, Estados Unidos, Francia, Grecia, India, Italia, Japón, Países Bajos, Reino Unido, Singapur, Suiza y Turquía.
“Este estudio nace en la cabeza de la investigadora francesa Virginie van Wassenhove. Se le ocurrió utilizar esta condición tan rara de aislamientos social como un experimento natural. Esta situación donde estamos todos aislados es imposible reproducir en el laboratorio. Esta colaboración está dentro del tema que investigamos que es la percepción del tiempo, como el cerebro procesa tiempos en muchos rangos temporales diferentes. La pregunta que intentamos resolver es si el aislamiento social afecta a nuestra percepción del tiempo”, le explicó a PERFIL Rodrigo Laje, director del Laboratorio de Dinámica Sensomotora de la Universidad Nacional de Quilmes, quien lidera el experimento junto a Diego Golombek, director del Laboratorio de Cronobiología de dicha universidad.
El cerebro mide y produce tiempos de varias maneras diferentes. Los investigadores buscan medir el efecto del aislamiento sobre el procesamiento temporal en tres escalas diferentes. Una de las más conocidas es la relacionada con los ritmos circadianos y los ciclos diarios de luz/oscuridad, comúnmente llamada “reloj biológico”. “El ciclo de luz y oscuridad no cambió, seguimos en la misma época del año, pero los despertadores están sonando menos. Por ejemplo, no hay que levantarse 6 am para llevar a los chicos a la escuela. Algunas personas son más alondras, más mañaneros o búhos, más nocheros. Es un gran experimento natural donde estamos todos bastante más cerca de nuestro horario natural. Queremos medir eso, saber si efectivamente es así”, explicó Laje.
Otra escala es el procesamiento de tiempos de segundos a minutos que entra en juego cuando estimamos duraciones cotidianas. “Hay pistas de que la estimación del tiempo que va de los segundos a minutos podría estar alterada, vamos a medirla en una variedad de tareas”. Una tercera es la relacionada a los tiempos musicales, o cómo hacemos para mantener nuestro movimiento en sincronía con el pulso de la música.
Cómo hacer para participar
Para evaluar los efectos a corto y largo plazo del aislamiento social en nuestras representaciones del tiempo, los investigadores están buscando voluntarios. Puede participar cualquier persona, el único requisito es que tenga acceso a internet en la computadora. Deberán realizar varias pruebas en tres etapas. La primera etapa es durante el período de aislamiento. Luego, el mismo protocolo se repetirá dos veces: la segunda etapa al menos diez días luego del aislamiento, y la tercera etapa al menos tres meses después del aislamiento. Cada etapa consta de tres o cuatro series de pruebas distribuidas, según se desee, que el participante podrá completar en un lapso de dos semanas. Las pruebas consisten en responder cuestionarios y realizar tareas de psicología experimental. El link para participar del experimento es: http://ldsm.web.unq.edu.ar/