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Banda desafinada

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Parecidos. Nunca tocaron juntos ni pisado un escenario mayor. Como muchos funcionarios de Milei. | cedoc

Nunca habían ensayado demasiado. Nunca habían pisado el escenario mayor. Nunca habían tenido semejante exposición. Nunca habían afrontado tamaño desafío. Nunca habían experimentado la presión popular. Entonces, es lógico que con tanta improvisación e inexperiencia el debut conlleve desacoples, pese a los intentos del líder de disimular todas las imperfecciones con su magnetismo. No, no estamos hablando de la frágil banda musical con la que Javier Milei engalanó su show del Luna Park, sino de su Gabinete.

Terminada la música, sonaron más que nunca antes los ruidos internos en el corazón del Gobierno. Hasta el Presidente debió admitir que está todo el equipo bajo la lupa y que evaluará altas y bajas una vez que se sancionen la ley Bases y el paquete fiscal.

Lo que Milei prefirió esconder es que ya tomó una decisión junto a su hermana Karina respecto al futuro de un funcionario clave: Nicolás Posse será desplazado de la Jefatura de Gabinete. Lo reconocen fuentes oficiales con acceso habitual al despacho presidencial.

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Cierto es que todas las luces se posaron sobre Posse ante su ausencia en el recital del miércoles 22, del que no se privó el resto del elenco gubernamental, la propia vicepresidenta Victoria Villarruel (poco afecta a este tipo de eventos), legisladores de LLA y del PRO (pese al pedido de Mauricio Macri) y hasta algún que otro empresario.

El faltazo de Posse podría haber sorprendido si se desconocía la novela de entuertos y pases de factura que se han cruzado en las últimas semanas con Karina Milei y el asesor premium Santiago Caputo. En este y otros espacios se viene contando.

La lista de críticas internas al próximo exjefe de Gabinete es frondosa. Le endilgan lentitud en el armado de la estructura central del Gobierno y de dependencias públicas bajo el control de la Jefatura de Gabinete, incluidas las empresas estatales y los órganos reguladores. Por eso en muchos casos permanecen aún al mando cuadros políticos de la anterior administración.

Suenan más que nunca antes los ruidos internos en el corazón del Gobierno

Esas demoras contrastarían con la velocidad a la que se sumaron funcionarios bajo el mando de Posse. Entre ellos su sobrino Silvestre Sívori, a cargo de los servicios de inteligencia, área de muy particular interés y acceso para el joven asesor Caputo. Al jefe de los espías se lo vio deambulando por la Rosada estos días con un tupper de comida en la mano para ver dónde podía almorzar. Si él está perdido, qué queda para los demás.

Otro apuntado es José “Cochi” Rolandi, secretario ejecutivo de Posse, doblemente designado: en Gabinete ad honorem, pero colecta como director de YPF. En off han aclarado que cobra como un ministro, no como los millonarios ingresos que se impuso el directorio de la petrolera estatal. Para algunos sí hay plata.

Hay más nombres subrayados en el Gobierno cercanos a Posse. Uno es el de Mauricio González Botto, nacido en Uruguay y a cargo del seguimiento y de las designaciones en las compañías en poder del Estado. Otro es el de Martín Maestu, un asesor de Posse en las privatizaciones y que se desempeña en la consultora McKinsey, cuya clientela base son las empresas. Se podría decir que está en los dos lados del mostrador. Gonzalo Pascual, exlarretista, y enviado de Posse a los directorios de Arsat y el Banco Nación se suma a los observados. Hay varios más.

Todavía se le recrimina al jefe de Gabinete el sorpresivo aumento para los principales integrantes del Poder Ejecutivo, vetado por Milei cuando estalló el caso. Posse despidió por ello a Omar Yasín, el secretario de Trabajo que poco tenía que ver, y terminó entregando la cabeza de uno de sus colaboradores, Armando Guibert. Su rol de eyectar a funcionarios la había inaugurado con el entonces ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro. La pregunta es quién va ahora a “ejecutarlo” a él, ya que fuentes oficiales plantean que se niega a presentar la renuncia.

Otra de las atribuciones críticas que se le hacía a Posse es que evitaba dar la cara públicamente. Eso lo pudo subsanar en la soporífera exposición ante el Senado que hizo la semana pasada. Sucede que tampoco cayó bien en otros despachos de la Casa Rosada enterarse de que fue acompañado a dar ese informe por entre 50 y 70 asesores, según constataron periodistas parlamentarios.

Amén de su presencia de ayer en el tedeum, la última factura a Posse (y a su secretario Rolandi) antes de su faltazo al Luna Park fue por la demora en que se aprueben la ley Bases y el paquete fiscal. Resulta cuanto menos curioso que se le cargue esa culpa, cuando en las tratativas con legisladores y gobernadores estuvieron involucrados otros protagonistas, como el asesor Caputo y el ministro Guillermo Francos, uno de los apellidos que suenan para la sucesión.

El Presidente ya decidió junto a su hermana Karina desplazar a Nicolás Posse

No es el único, claro. También circula el de Patricia Bullrich, que hace méritos para un ascenso y en esa carrera arrastra a gran parte del PRO y a su colega de fórmula, el entusiasta radical-libertario Luis Petri. O el vocero Manuel Adorni, tal vez en otro intento por emular al menemismo y premiar al Carlos Corach 3.0 que impone agenda en los medios y las redes.

También asoma calladito en ese menú de candidatos Eduardo “Lule” Menem, hombre muy cercano a la hermana Karina, una condición sine qua non para quien llegue al cargo. Lule se encarga, a pedido de la secretaria general de la Presidencia, de construir políticamente en el orden nacional para Milei. Gobernadores e intendentes lo saben.

Las fichas de reemplazo exceden a la Jefatura de Gabinete. Fuentes oficiales sostienen que el reciclado gubernamental incluiría a los ministros de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, y al de Salud, Mario Russo. Uno de ellos comparte entre sus íntimos que está más cerca de irse que de que lo echen. El Presidente adelantó que pretende alistar como ministro a Federico Sturzenegger: sería en una nueva cartera.

También podría darse alguna incorporación novedosa. Funcionarios que transitan el primer piso de la Casa Rosada recomiendan prestarle atención a Mauricio “Palito” Davico, flamante intendente de la ciudad entrerriana de Gualeguaychú y visitante asiduo de los hermanos Milei.

Amigo de Martín Menem desde que estudiaron juntos en la Universidad de Belgrano, Davico fue uno de los que estuvieron en el homenaje a Carlos Menem que le hizo Milei hace diez días, con busto sonriente incluido. Y repitió encuentro esta semana, cuando le trajo al Presidente una pintura con un retrato enorme de un cuerpo presidencial con cabeza de león, hecha por un artista (digamos) de Entre Ríos.

No hay mandatario provincial o comunal al que Milei y su hermana hayan recibido en tantas ocasiones como a Davico, lo que da credibilidad a la versión sobre su posible incorporación.

Acaso el secreto del éxito de Palito no sea tanto su breve gestión en la intendencia de Gualeguaychú como su pasado como percusionista del grupo musical Ráfaga. Qué pena que Milei no lo incluyó en la banda del Luna. Quizás lo sube al escenario del Gobierno, con el aplauso de Karina.