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Debate económico

Cristina se abre

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CFK. Da “cátedra” económica mientras escucha a la ortodoxia. | telam

El fogonazo de cuestionar a los “tercerizados”, a los movimientos sociales mediadores entre el Estado y los pobres (cobrando un fee, obviamente, sea en dinero o poder) dominó la última aparición de Cristina, la más relevante quizás desde que llegó con Alberto. O desde que lo llevó a Alberto a la Casa Rosada. Inició una guerra. Sin embargo, no fue el único misil que disparó. Para algunos que ven bajo el agua, la vice se prepara para un crítico final del tercer trimestre, eventual inundación que no desea que la alcance en el quinto piso de su departamento. Quizás converse estas dificultades con Lula, si es que el candidato brasileño viene a la Argentina antes de las elecciones en su país (octubre) o ella, después, se interese en esa tierra de emperadores si no le va bien en la suya.

De ahí las consultas al economista Carlos Melconian, quien propone un plan llave en mano coordinado en la Fundación Mediterránea de la mano de quien ella desprecia en público, el ex ministro y amigo de su familia Domingo Cavallo. Pero puede cambiar, de una semana a la otra. Como dijo Melconian después de la entrevista: tiene todo el derecho a hacerlo. Tres horas con el hincha de Racing, noticia que no alegró a Martín Guzmán.

También ella le ha preguntado a Martín Redrado y a otros dos profesionales de tendencia neoliberal, cuyos apellidos podrían indigestar a La Cámpora. Un extraño cóctel molotov de la bartender si mezcla esas bebidas con Kicillof, Vallejos y Boudou. Pero todo vale: es amante de los collages, ecléctica.

Se avivó Cristina: se rebela contra el imperio de pobres de Emilio Pérsico

Y, aunque suele presentarse sabiendo todo, empieza a preguntarse “de qué se trata” en la economía, en particular tras el último viernes en que se multiplicó la crisis de los bonos públicos, casi sin piso, cuando el BCRA salió a sostenerlos pasado el mediodía, ya habían bajado 4% y era tarde:  otra muestra de mala praxis, más artillería para que Cristina lo vuelva a fulminar a Pesce. Aunque el mundo financiero sabe que el titular del Central nunca baja a la mesa cuando explota el termómetro. No se sabe si es peor la intervención o la prescindencia.

El nudo del mensaje de Cristina constituyó una explosión contra el gobierno que integra por facilitar el crecimiento de las organizaciones sociales, a las que el Estado gratifica para mantener la paz social y evitar la revuelta en las calles con un cinismo descarado. Por supuesto, con su denuncia desató la indignación piquetera, el manoseo de quienes antes la adoraban (Navarro, Pérsico, Grabois), respuestas más atrevidas de Alberto y deliciosos enfrentamientos con un D’Elía desaforado contra Cristina y un Berni más desaforado contra Alberto. Aunque Berni dice someterse solo al gobernador, su esposa Agustina Propato, legisladora de la provincia de Buenos Aires, es de trato habitual con la Vicepresidenta, pertenece a su entorno: el ministro de Seguridad, entonces, que un día levanta los cortes (camioneros) y otro no desaloja a nadie, difícil que sea ajeno a esa intimidad. Guerra de trincheras, por ahora.

Como si nunca hubiera tenido nada que ver con la hoy alta cotización de los movimientos sociales, Cristina impugna el papel de amortiguador que se les atribuye y puede compararlo al que, desde hace décadas, se les concedía a los sindicatos como presuntos contenedores del avance comunista y de la revolución de la izquierda. Muchos se hicieron ricos con esa gracia universal.

No es nueva la definición, por otra parte. El mismo capitoste montonero Mario Firmenich, jefe de Pérsico, ni siquiera pareció agradecido con que le compraran la casa en que vivió en Isidro Casanova, y hace menos de un año se le ocurrió calificarlo como “el Vandor de la pobreza”, en recuerdo del aquel dirigente gremial que supo conseguir ventajas de distintos gobiernos para fortalecer una anémica Unión Obrera Metalúrgica. Como Vandor también cuestionaba al propio Perón, los montoneros lo asesinaron. Algunos dicen que el General cerró los ojos ante el brutal crimen. No hizo lo mismo cuando lo masacraron a Rucci.

Además de a Melconian y a Redrado, CFK consultó a otros dos neoliberales

A Cristina le pasa lo mismo: no vio venir al toro. Y si ella se trastorna porque le amenazan su núcleo duro en el ámbito bonaerense, también la oposición entra en un dilema: detestan a la vice, rechazan su estampita, pero se descolocan con su actitud de eliminar a los “planeros”, “piqueteros” o “vagos”, esa creciente contingencia social o política que les corta las calles, que de la indiferencia han pasado al desdén, y van por aquello de que “la victoria da derechos”. O, viene a ser, “donde hay una necesidad hay un derecho”.

Pero hubo mucho más combustible en la disertación de la vice: asumió esotéricas teorías sobre la inflación, pidió que Alberto la recibiera, y agradeció la colocación al frente de la Aduana del funcionario Guillermo Michel. Para ella, corresponde la sempiterna palabra “colador” para calificar el control del instituto a las operaciones de comercio exterior, en parte por el fruto de las peleas internas.

Ahora se vienen investigaciones penales sobre ese tránsito con el reemplazo de una íntima colaboradora de Mercedes Marcó del Pont y el posible desplazamiento de ella misma al frente de la AFIP. En ese caso, Michel –impulsado por Massa– podría subir un peldaño en la sucesión. Quienes otean el futuro imaginan una disposición más estricta por parte del nuevo funcionario en el área de los cereales, en las operaciones de las exportadoras, tema que lo obsesiona desde hace tiempo.

La mano de Massa en todo este ejercicio parece temblorosa, vacila por los titubeos e indefiniciones del Presidente. Antes del viaje que iniciaron a Alemania, le hizo más de un reproche a Alberto cuando lo invitó a subirse al avión. Dijo que tardaba mucho en las definiciones, que si continuaba con el freno de mano para los cambios carecía de sentido seguir en su cercanía. Pero algo le prometió Alberto para que consintiera acompañarlo de nuevo en el viaje y evitara que se viese con su sucesora el fin de semana. Quizás haya más modificaciones en el Gobierno apenas vuelvan.   

Si las exportaciones de cereales son un tema, también las importaciones enfurecen a Cristina por la salida de dólares en forma poco sancta, en particular por lo que se ha llamado “cautelares express” en un fórum shopping (a pedido del cliente en el juzgado, doce en el contencioso administrativo), una suerte de tramoya técnica por el papeleo en el cual se complica a la justicia. O a algunos magistrados.

Según las versiones, la presentación de cautelares se realiza en distintos juzgados, se fraccionan las demandas hasta que uno habilita: luego de la primera pelota, entran todas las demás, una vez aprobada los dólares vuelan. Las malas lenguas juran que los containers privilegiados hasta dispondrían de un precio. Un kiosco hermoso.