El Día de la Tierra es una idea noble para garantizar que apreciamos y mejoramos nuestro medio ambiente. Pero tenemos que asegurarnos de que no sea solo simbolismo y gestos para sentirnos bien. Debemos centrarnos en las cuestiones medioambientales más importantes y no solo en las que reciben más atención.
Al evaluar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, mi grupo de expertos, el Copenhagen Consensus, ha pedido a sesenta equipos de economistas del más alto nivel, incluidos varios premios Nobel, que evaluaran los costos y beneficios económicos, sociales y medioambientales de los objetivos, para que podamos elegir los mejores. Esto es lo que debemos hacer en relación con el medio ambiente.
La contaminación del aire interior a menudo se pasa por alto, pero de hecho es el problema ambiental más mortífero del mundo. Mata a 4,3 millones de personas cada año, principalmente porque 2.800 millones de personas todavía usan leña, estiércol y carbón para cocinar y calentarse, respirando aire contaminado dentro de sus hogares todos los días.
Una manera eficaz de abordar este problema es proporcionarle al 30% de los 2.800 millones de personas cocinas mejoradas, que disipan el humo hacia el exterior a través de chimeneas y conductos de ventilación. Esto salvará casi 400 mil vidas cada año. El costo será de unos 11 mil millones de dólares anuales, pero la inversión reportará beneficios económicos, sociales y ambientales que ascienden a 161 mil millones de dólares anuales. En otras palabras, cada dólar gastado aportará 10 de beneficio, es decir que se trata de un objetivo fenomenal.
Se han sugerido muchas metas para mejorar la biodiversidad, y los expertos destacan la necesidad de detener la pérdida de arrecifes de coral como un objetivo muy eficaz. Los arrecifes de coral actúan como criaderos de peces y recursos pesqueros y albergan un gran número de especies. Al mismo tiempo, atraen visitantes y generan ingresos por turismo. Reducir las pérdidas mundiales de corales en un 50% costaría unos 3 mil millones de dólares al año, pero es probable que los beneficios totales asciendan por lo menos a 72 mil millones de dólares, es decir, unos 24 dólares por cada dólar invertido. El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, se refirió a esta investigación repetidamente cuando creó una nueva reserva marina en su país.
Por supuesto, el cambio climático también ocupa un lugar destacado en la agenda. La investigación sobre los objetivos del cambio climático muestra que la inversión en el desarrollo de una mejor tecnología energética es un objetivo eficaz. Centrarse en la investigación y el desarrollo de tecnologías energéticas puede ayudar a crear soluciones de energías verdes que sean lo suficientemente eficaces para hacer frente a los combustibles fósiles en el mercado.
Esto podría financiarse con un impuesto al carbono que aumente lentamente (dando a las empresas un incentivo para reducir las emisiones pero no diciéndoles cómo hacerlo). En total, esta solución evitaría 11 dólares de daños climáticos por cada dólar gastado.
Compare esto con otro objetivo climático muy importante: duplicar la proporción de energía renovable en la matriz energética mundial. Si bien aportará muchos beneficios –proporcionará energía y combatirá el cambio climático por un valor de 415 mil millones de dólares anuales– también tiene un costo muy elevado de 514 mil millones de dólares anuales. Desafortunadamente, esta solución reportará menos de un dólar por cada dólar gastado, porque las tecnologías son todavía inmaduras e intermitentes.
Otro gran objetivo sería eliminar gradualmente los subsidios a los combustibles fósiles. El mundo gasta más de 500 mil millones de dólares en esos subsidios, casi exclusivamente en los países en desarrollo. Esto agota los ya recortados presupuestos de recursos que podrían utilizarse para proporcionar servicios de salud y educación, al tiempo que se fomentan mayores emisiones de dióxido de carbono.
*Director del Copenhagen Consensus Center.