Cuando Mauricio Macri invitó a Javier Milei para conversar ya conspiraba contra la lista de María Eugenia Vidal. Y de Horacio Rodríguez Larreta. Ahora que habla a favor del belicoso economista, el complot se multiplica. La excusa partidaria del ex Presidente: si acojo a Milei, no solo me representa, también agrupo voluntades liberales que se niegan a entregarse al hada buena del Larretismo. O sea que son de Macri los nuevos votos de Milei este domingo, importante volumen si decide reincidir en el 2023 por la Presidencia. Un deliberado movimiento personal que, según él, también beneficia a la coalición que integra: el economista votará en Diputados con nosotros, en contra del kirchnerismo. Golpazo para desintegrar a Vidal y advertencia a Rodríguez Larreta, seguidor de Alberto Fernández a la hora de repetir españolísimas chorradas que alejan partidarios. Como crear nuevos impuestos —contra la promesa de sus miembros de no hacerlo— para las viviendas ociosas, método estatista para esterilizar cualquier inversión en ladrillos y quizás una de las pocas alternativas que evite la ansiosa compra de dólares. Macri tuvo su Duran Barba y el oculto Marcos Peña, Alberto y Cristina su Gutiérrez Rubí, en cambio Horacio se nutre de sí mismo: parece que no le alcanza. Al menos para captar a un agresivo Milei que lo fulmina con agravios: cree que le saca más adherentes al alcalde que al dúo de los Fernández. El domingo se verá.
Lo del jefe de gobierno se conjuga con el radicalismo tradicional y cierta inclinación social demócrata de su peculio, también arraigada en María Eugenia. Aunque el principal concepto proviene de un convencimiento: no hay liberalismo viable ni reformas substanciales en un país con 50% de pobres. Si se aplicaran esas teorías, supone, siempre va a quedar una multitud fuera del plato, sin asistencia. La misma monserga intervencionista de hace 40 años cuando no existía el 50% de pobres. Supone que esa comprensión idílica de la crisis le facilitará el acceso a más votos en el 2023, siempre que liquide al núcleo de adversarios internos que encabezan Macri y Patricia Bullrich, dama que iguala a Horacio en las encuestas prometiendo que será postulante solo si Mauricio no se presenta. Habrá que admitir que la jefa del Pro hoy cosecha un entusiasmo frenético en las recorridas partidarias, lo confiesa el propio “Colo” Santilli. Para el intendente porteño, esa inclinación sesgada no aglutina suficientes almas para ganar en una segunda vuelta nacional, se opone. Hasta ahora, parecía convencido de esa posición menos liberal, de ahí que evitara asesores de nota y conservase a su comunicador habitual, Federico Di Benedetto, alguien que acompaña más que protagoniza. Pero el incremento de la tendencia liberal obligó a que Rodríguez Larreta insinuara un cambio: citó a Domingo Cavallo y a Horacio Liendo para buscar otras opiniones diferentes al cultivo de economistas de la UCR que suele visitarlo. Como el famoso ex ministro dice que ya no está para rutinas rigurosas, sugirió que lo consulte más seguido a Liendo, a sus reflexiones sobre el bimonetarismo. Otro salvavidas intelectual al que no apeló absurdamente todavía es a quien incluye en su lista del domingo, Ricardo López Murphy. Quizás esta búsqueda por otras inquietudes sea una forma de evitar que el tanque atmosférico de Milei no se deposite frente a su casa.
Ni re de Alberto ni Axel Presidente: la onda es Máximo 2023
Guarda el alcalde capitalino curiosa abstinencia sobre el desdén y la competencia de Macri. Hasta se solidarizó con el ingeniero cuando lo citó un juez en Dolores. Igual hizo Vidal, como si no les doliera el juego del ingeniero con Milei. Quizás les importe conservar unidad y firmeza con el tema de la Justicia: a María Eugenia, varios sindicalistas complicados, de Balcedo al Pata Medina, sin olvidar a Moyano —quien se salvó de ciertos procesos merced al “asesoramiento jurídico” de Duhalde en la provincia— les reprochan una misma persecución por parte del entonces gobierno de la dama. Como si también en La Plata, o en otro reservorio del Pro, hubiese existido una “mesa judicial”. Con ese tema no hay diferencias en ninguno de los bloques que pugnan el domingo: guardan atención, prudencia y relaciones. También Horacio se salvó de los arañazos cuando se excedió en sus fronteras para inmiscuirse en el litigio del ministro Lorenzetti con sus tres colegas de la Corte. Hasta pareció aceptar que ese instituto estaba en crisis por tener solo 4 miembros, cuando desde hace tiempo ese mismo número de integrantes domina sin crisis la Corte Suprema bonaerense. Pequeñas ignorancias. Tal vez, como en el caso de Cavallo, retrocedió en un mundo que no domina y en el que explorar cuesta caro. Aprende del costo de Cristina, una mujer cuya mayor ilusión —en el medio del desabarranque político— es que a su hija Florencia la liberen de las imputaciones judiciales que cuelgan sobre la familia Kirchner. Para algunos connotados, esa posibilidad está cercana. Al menos, es lo que algún influyente le ha vendido a ella.