COLUMNISTAS
opinion

El poder impositivo de la opinión dominante

Mauricio Macri y Alberto Fernández.
Mauricio Macri y Alberto Fernández. | Cedoc

Después de la derrota en las PASO, la delarruisación de Macri es un síntoma del humor de época. No es impensable que –como le sucedió al ex presidente de la Alianza– en el futuro deba vivir en un country o lugar aislado sin poder caminar por la calle ni tampoco poder irse a vivir al exterior porque primero tenga que pasar años en procesos judiciales. Y que el tercio de la sociedad que siempre fue antiperonista e integró su principal base electoral, al ver que Macri ya no resulta el referente ideal para oponerse al kirchnerismo, busque otro que pueda cumplir el papel de representarlo mejor. El entorno del Presidente lo consuela diciendo que con el tiempo tendrá el reconocimiento que hoy no recibe, como Alfonsín, que con los años volvió a ser valorado. Difícil comparación entre personas con tan distintos atributos.

No sería imposible que Macri pudiera empeorar en lugar de mejorar sus resultados en las PASO

Lejos del discurso oficial sobre la posibilidad de dar vuelta el resultado de las PASO está el riesgo cierto de empeorarlo ganando Alberto Fernández por una diferencia mayor. Y, aun peor, que se espiralicen las crisis política y económica haciendo que ni siquiera pueda cumplir su objetivo de llegar al 10 de diciembre.

En ese punto los constitucionalistas y expertos de los tribunales electorales analizan el menú de respuestas:

◆ Mediante una ley que modifique el artículo 53 del Código Electoral Nacional se podría adelantar las elecciones al domingo 13 de octubre y no antes, porque la Constitución de 1994 prescribe explícitamente que no debe ser nunca antes de los sesenta días de la entrega del mando. Para evitar lo que sucedió con Alfonsín en 1989 con la Constitución anterior, cuando se llamó a elecciones el 14 de mayo, siete meses antes de la entrega del poder, y se hizo imposible llegar. Pero la Constitución de 1994, al poner el máximo de dos meses de anticipación, nunca imaginó que se crearían las PASO y se harían cuatro meses antes del traspaso del mando.

◆ A partir del lunes 14 de octubre o del lunes 29 de octubre si no se adelantaran las elecciones habiendo presidente electo y acefalía del Poder Ejecutivo por renuncia del presidente y vicepresidente en ejercicio, se podría anticipar la entrega del mando, con base en el artículo 4° de la Ley de Acefalía (20.972, modificada por Ley 25.716), que dice: “En caso de existir presidente y vicepresidente de la Nación electos, estos asumirán los cargos acéfalos”. Sin embargo, quedan juristas que sostienen que podría discutirse si esto sería automático, porque una interpretación literal de esa ley indicaría que igualmente debe actuar la Asamblea Legislativa. A favor de que Alberto Fernández podría asumir anticipadamente está también el artículo 88 de la Constitución de 1994, que dispone que las suplencias (el Poder Ejecutivo a cargo del presidente provisional del Senado, de Diputados, de la Corte Suprema o un legislador o gobernador elegido por la Asamblea Legislativa, como fue Duhalde) son hasta que “haya cesado la causa de la inhabilidad o un nuevo presidente sea electo”.

Qué pasó. ¿Cómo puede ser que alguien pase de tener posibilidades de ser reelecto a no poder terminar su mandato en cuestión de días? ¿O las acciones y los bonos de la deuda argentina subir, y al mismo tiempo bajar el dólar y el riesgo país el viernes previo a las PASO para un día hábil después ocurrir una megadevaluación y caída del valor de todos los activos?

Las ciencias sociales han dado explicación a estos cambios de la opinión pública disruptivos. La politicóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann lo explicó claramente con la teoría de La espiral del silencio: la opinión pública es nuestra piel social y se construye en forma de “constelaciones cambiantes de valores”. El ser humano tiene un temor innato al aislamiento, sentimiento atávico de cuando quien se separaba del grupo quedaba indefenso frente a un depredador. Los sujetos adecuan sus ideas, o la expresión de ellas, ajustándolas en coincidencia con las opiniones que dominan el clima de época. Los individuos, para no quedar aislados, homogeneizan sus creencias a las validadas por su entorno. Los individuos, al percibir cuáles son las ideas mayoritarias de cada momento, se ajustan a ellas para no padecer el castigo del aislamiento y el rechazo.

Ya dos siglos antes John Locke asociaba la opinión pública a la moda por compartir su fuerza de autopersuación y también explicar el poder de la imitación como mecanismo de defensa ante la amenaza de sufrir la pérdida de la estima y para evitar la marginación: “Ni siquiera una persona entre 10 mil es lo suficientemente insensible como para no importarle que el medio social le niegue su aprobación”. Y el siglo siguiente, Tocqueville escribió: “La gente teme al aislamiento más que al error”, la mayoría de las personas se mantendrá callada aunque vea que algo es incorrecto si tiene que contradecir a la mayoría. Esto explica el efecto “carro del vencedor” al que tanta gente se suma al ver la inevitabilidad de su triunfo (“correr en pelotón constituye un estado de relativa felicidad”) y explica también cómo el miedo a perder la estimación de los otros pone en marcha la espiral del silencio, cuando los no partidarios se tragan sus opiniones, que quedan enmudecidas por el clima de opinión del momento, haciendo que la opinión nueva crezca totalizadoramente, ejerciendo censura moral porque “la opinión pública es un tribunal de justicia”.

Por eso, pasado cierto tiempo, es difícil encontrar quien haya votado a aquel presidente fracasado, porque, más allá de la vergüenza en confesarlo, no pocos hasta se convencen de que nunca lo hicieron, por un mecanismo psicológico de autopreservación del yo.

“El rey está desnudo”, grita el niño, no influenciado por otros oropeles de la investidura del poder en la fábula El traje nuevo del emperador, escrito por Hans Christian Andersen en 1837, mostrando que no importa cuánto avance la técnica (las encuestas por ejemplo), no estamos a reparo de repetidas cegueras paradigmáticas.

Tanto las crisis económicas como las políticas se espiralizan: la retroalimentación acelera el proceso

Macri pos PASO es ese rey desnudo para quienes lo votaron y todavía lo harán, más allá de él, para dotar al sistema político de una oposición con poder equilibrante. Tan importante como que se construyan liderazgos alternativos a los del próximo gobierno será que se pueda llegar al traspaso de mando sin que la sociedad padezca los costos económicos de las transiciones de 1989 y 2001.