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escenario electoral

Futbolistas muteados: por qué evitan hablar sobre cuestiones políticas

El debate sobre las sociedades anónimas en el fútbol argentino, a partir de las declaraciones de Javier Milei, motorizó reacciones de diferentes estilos. Mientras un grupo encabezado por Fillol, Olguín y Enrique lanzó un comunicado en apoyo a la candidatura de Sergio Massa, el entrenador de la Selección, Lionel Scaloni, prefirió el silencio. La ausencia irremplazable de Maradona y el sueño fallido de Sócrates.

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Qué digo. Scaloni no quiso referirse a las SAD porque entendió que era tomar partido a días del balotaje. | fotobaires

Cuando en los ochenta lideraba la Democracia Corinthiana y fascinaba a todos con su fútbol arte en el mediocampo de la selección brasileña, Sócrates compraba diarios, los llevaba a los entrenamientos y separaba la sección deportes del cuerpo principal. Ponía las dos partes arriba de una mesa y observaba con atención lo que hacían sus compañeros. “La que no era de deportes nunca nadie la tocó. Nunca nadie quiso saber de economía, ni de política, ni de cultura ni de nada”, contó en el documental Mundialito, de los directores uruguayos Sebastián Bednarik y Andrés Varela.

Sócrates tenía una idea para que esa situación, que vivía día tras día, pudiera cambiarse. Quería promover una “reforma constitucional”, o lanzar un proyecto para que los jugadores de Brasil estuvieran obligados a formarse. El poder amplificador del fútbol aplicado a la pedagogía y a la educación. “El futbolista es muy importante para las futuras generaciones en un país como el mío. Es la persona más oída. Es la referencia de muchos chicos y de mucha gente”, decía. Neymar, el ídolo que el año pasado le hizo un guiño a Jair Bolsonaro, ni siquiera había nacido cuando Sócrates pensó eso por primera vez.

En Brasil, como en Argentina y en casi todo el mundo, los futbolistas de alto nivel cada vez se comprometen menos. Hay excepciones, por supuesto. Pero lo que predomina por lo general es un silencio atroz ante determinados sucesos de relevancia nacional que no se pueden ilustrar con fotos de Instagram. Las interpretaciones sobre lo que hubiera dicho Diego Maradona en estos meses son parte del lamento de época: una ausencia irreemplazable.  

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La tajante respuesta de Scaloni sobre la privatización de los clubes: "No me meto"

Para quienes no ocultan sus posiciones ante determinados sucesos también es difícil. En contextos tan polarizados como el de la actualidad argentina, cualquier opinión o postura automáticamente genera el malestar –o incluso la cancelación o el odio– del otro sector. Lo sabe muy bien Lionel Scaloni, el entrenador de la Selección que en la semana eludió una respuesta sobre la anunciada intención de Javier Milei de promover las sociedades anónimas en el fútbol argentino. “En eso no me meto”, respondió cuando un periodista le preguntó en conferencia de prensa. 

Lejos de lo que cree la mayoría, los futbolistas –sobre todo los futbolistas de la Selección– miden cada paso y cada palabra. Antes del Mundial de Qatar, los referentes del equipo ya sabían lo que había dicho cada periodista y presentador de TV. Cada uno tenía una lista en su teléfono con colores verde y rojo. La había armado Jorgelina Cardozo, la pareja de Ángel Dí María. Lo político, a veces, toma otras formas. 

La mayoría de los jugadores de la Selección –y de los jugadores de fútbol en general– no quieren ni les interesa participar de lo partidario. Mucho menos en años electorales como éste. Messi tiene afinidad con el presidente de la AFA, Claudio Tapia, que comparte actos con Sergio Massa, y con algunos funcionarios de este gobierno. También mantiene un diálogo y hasta se sacó fotos con el expresidente Mauricio Macri. Sin embargo, nunca se le ocurriría salir a apoyar explícitamente ni a uno ni a otro. Si la Selección es tironeada de los dos lados, la lógica que prevalece es la de mantenerse al margen.

El fútbol le brinda un apoyo explícito a Massa en el final de la carrera electoral

Eso fue lo que no hizo Lisandro Martínez cuando le puso “Me gusta” al comunicado de Futbolistas Unidxs, el colectivo de jugadores encabezado por Ubaldo Fillol, Jorge Olguín y Héctor Enrique, que llamó a votar a Massa. ¿Por qué no firmó Lisandro? Hay quienes aseguran que solo puede explicarse en el pacto tácito de no involucrarse que mantiene el plantel, llevado al paroxismo en los festejos del 20 de diciembre y en el rechazo a celebrar en el balcón de la Casa Rosada.  

Sócrates, que además de mediocampista exquisito era médico y gran lector de filosofía –“Estoy aquí para leer a Gramsci en su lengua original”, dijo en 1984 cuando lo fichó Fiorentina–, murió el 4 de diciembre de 2011. Como había deseado treinta años antes, fue un domingo en que Corinthians salió campeón. Su otro deseo, el de los jugadores emancipados, conscientes y comprometidos, ídolos de niños y niñas y además maestros sin pizarrón, estuvo lejos de cumplirlo.