La trascendencia de Marx en la historia por la conformación de los movimientos políticos, que recogieron sus tesis sobre el desarrollo de sistemas productivos, promovió la aparición de intelectuales deseosos de emular su trabajo. El último libro de Antonio Negri Marx y Foucault se inscribe en esa búsqueda. En un trabajo no muy extenso explica las fallas del capitalismo, por qué no se produjo la crisis que hubiera permitido su reemplazo por el socialismo, una feroz crítica a la socialdemocracia y un programa de acción para lograr una producción del hombre para el hombre e instaurar la democracia directa. Marx escribió tres tomos y Negri logra hacerlo en un ejemplar sintético.
Los libros de Negri son leídos con ahínco por intelectuales europeos y latinoamericanos que aportan para la construcción del próximo sistema político. Estos escritos que van y vienen dentro de un círculo llegan también a políticos ansiosos de tomar esas recomendaciones para convertirse en uno de los grandes hombres de la historia y lograr que sus nombres sean recordados por la posteridad. La megalomanía de creerse especial anida en los corazones de la mayoría y quizás de todos los políticos.
Según Negri, pareciera que la anunciada catástrofe del capitalismo no constituyó un error: solo fue reconfigurada y aplazada.
La aparición de un proletariado nuevo para producir, pero también con capacidad para acumular por sus conocimientos (inmaterial) planteo un límite porque el capital fue “obligado” a ceder a los productores la capacidad de existir y producir fuera de los controles. Negri se refiere al poder del conocimiento como parte del sistema productivo. A continuación arriesga que en las condiciones actuales el capital no es compatible con una democracia igualitaria y progresiva. En un lenguaje intrincado agrega que el orden económico del individualismo posesivo y de la propiedad privada no tiene ninguna consistencia ontológica.
Esta presentación contiene recomendaciones políticas que han surgido con fuerza en el último tiempo, para señalar que las instituciones actuales, nacidas en Inglaterra en 1707 y en Francia en 1789, no se corresponden con la evolución de la sociedad. Negri denomina a las teorías de la evolución “ideología de repostería” porque todos los sistemas son modos de dominación.
La crisis del sistema político alcanzaría a los tres poderes. Los movimientos populistas de derecha hacen un planteo similar porque llaman a reformar la Constitución y el sistema representativo. Negri se excusa por su coincidencia con la “derecha conservadora” diciendo que si bien los contenidos programáticos son reaccionarios sus hipótesis políticas son correctas. Con respecto al Poder Judicial expresa que: “las funciones de la Justicia deben vincularse a la democracia directa desterrando la ilusión de que una magistratura profesional pueda dar garantías de independencia ante el privilegio económico y la superioridad social”.
En la campaña electoral se escucharon numerosas expresiones sobre la necesidad de superar la Constitución de 1994 para incorporar nuevos derechos, y los cambios tecnológicos y lograr una democracia real y no de fachada. El trabajo de Negri y de otros intelectuales “revolucionarios” que buscan reemplazar a Marx provee de letras a los populismos de izquierda que por su resentimiento hablan el mismo lenguaje de la derecha. En vez de rescatar los avances y las oportunidades de los últimos cien años terminan preparando el campo para la aparición de los Trump, Salvi, Erdogan, Johnson, Bolsonaro y similares con consecuencias imprevisibles, porque de la misma manera que una democracia directa podría cumplir un propósito en un momento determinado pueden cambiar en otro. En realidad, las masas también pueden ser manipuladas y coaccionadas no solo por medios hegemónicos sino también por una militancia organizada. La historia de los últimos cien años con tantas experiencias debería servir de advertencia para estos aventureros apoltronados en universidades capitalistas europeas.
*Diplomático.