Para muchos resultó novedoso el aumento de la tasa de desocupación. En efecto, al menos 200 mil personas perdieron sus empleos en el primer trimestre de este año. Y se sabe que esto afecta a mucha más gente. La gente en general no vive sola y, a números de familia tipo, esto afecta a más de 800 mil personas, en algunos casos gravemente, y en otros, parcialmente.
La realidad es que este dato no debería sorprender a nadie. Mantener la tasa “testigo” de mercado, las Lebac, a estos niveles altísimos ha generado múltiples distorsiones, a saber:
Premio a la especulación financiera. Quienes gozaron del ahora famoso carry trade han logrado rentabilidades asombrosas, de más del 40% en los últimos 12 a 15 meses. Esto es obviamente incompatible con la producción o la actividad empresarial. ¿Cuánto tengo que invertir y “facturar” para ganar eso en dólares?
Caída de la actividad. Es sabido, está en todos los libros de economía y finanzas, que una tasa alta frena la actividad. Y el freno es proporcional a la cuantía de la misma en términos reales. Y no me refiero a la inflación: repito hasta cansarme que la gente no ahorra para comprar alimentos, sino que lo hace para comprar casas o autos o simplemente especular con tener… ¡más dólares!
Se puede ver claramente en la simplificación gráfica, como esta positividad de la tasa frente a un dólar cuasi congelado ha afectado la misma en forma muy significativa. Si acumulamos la caída de la actividad del último año, en sumatoria, orilla el 25% aproximandamente.
La correlación entre tasas elevadas y el nivel de actividad es simple y directa y, entonces, ¿qué pasa?
Generación de desempleo. Es que al principio, al ser el costo de financiamiento de capital de trabajo de las empresas tan elevado, éstas comienzan el “achique”. Primero se agotan los márgenes, y luego, obviamente, viene el ajuste de estructura. Las fábricas comienzan a reducir turnos y horarios, los comercios a cerrar sucursales y despedir personal. Es importante ver cómo ha subido el nivel de “vacancia” de los locales comerciales. Y dentro de éstos, había personas que antes trabajaban y hoy son desocupados.
Lamento que esto no se corrija. Creo que el exceso de la política monetaria en pos de querer parar la inflación se ha llevado a un extremo totalmente innecesario, además de que a un año y medio vista no ha logrado una reducción a los niveles que merecería semejante “parate” logrado con esta política.
Sí, ha bajado, pero la pregunta es: ¿a qué costo?
También cabe preguntarse si la misma realmente está “herida de muerte” o, simplemente, agazapada esperando un repunte de actividad para volver a aparecer.
Hemos ido a muchos “velorios” de la inflación en la Argentina, y siempre vuelve, como Jason, de Martes 13.
Repito: la inflación en Argentina de hoy, la que se heredó en total descalabro a fines de 2015, no será corregida sólo con monetarismo puro. Es imposible reducirla si no se dan determinadas condiciones:
Acuerdo con empresarios, sindicatos, Gobierno, sobre cómo manejar las ecuaciones de precios y competitividad.
Competitividad: cómo ser competitivo con este nivel de costos impositivos, laborales, logísticos, etc. A modo de ejemplo, se hace foco, cuasi extremo, en la logística a través de “ruedas”. Un tibio esfuerzo del Belgrano Cargas, y nada en pasajeros en trenes. Los trenes son la gran solución al transporte de personas y de cargas en la Argentina. Todo lo demás es seguir agrandando la distorsión. Todos los países modernos apuntan a ello, menos nosotros: más rutas, más autopistas, metrobuses en vez de subterráneos. ¿Aviones low cost? Honestamente, me gustaría mucho verlos, pero… ¿con nuestras leyes laborales y sindicatos que creen que ayudan al trabajador con “beneficios” que reducen la productividad?
Plan de estabilización: sigo pensando que hace muchísima falta.
Financiamiento: es impensable sostener con éste el enorme gasto público que hoy tenemos. Hemos contraído deudas, tanto externas como internas, por más de 70 (quizá 90) mil millones de dólares… ¿Para qué se usaron?: para paliar el déficit.
El mismo se mide en el fiscal, pero no olvidemos sumar intereses, y el cuasi fiscal, llamado así, es parte de la misma ecuación
Situación cambiaria: el mismo valor de la divisa luego de un año y medio, con un 40% de inflación acumulada. No resiste análisis, es una obviedad que nos vuelve a los 90, siendo uno de los países, en dólares, más caros del mundo.
En fin: si queremos mejorar y ser competitivos, necesitamos un plan que nos lleve al objetivo sano que el Gobierno y el Presidente esbozan. Pero al objetivo se llega con medios, y hoy por hoy éstos, parecería, no avanzan hacia allí.