COLUMNISTAS
PANORAMA / LIBERALISMO A LO MACHO

La hora de las bestias

En estos días estamos en la fase aún cómica de la irrupción a lo guapo de los más extremos representantes de las ideas pro fuerzas de mercado de la Universidad de Chicago.

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Cumbre. Los ex Fed Powell, Yellen y Bernanke. | AP

Otra vez quedamos arriba en la montaña rusa financiera. La caída del riesgo país de cien puntos en esta semana y la baja del dólar se coronaron por las señales que dio Jerome Powell, el titular de la Reserva Federal, de que ve la economía estadounidense sólida como nunca y con menos señales inflacionarias, por lo que podría subir menos veces la tasa de interés. Y por el efecto mariposa delirante de los clicks en pantallas de operadores financieros que compran y venden activos, capitales especulativos estarían más para entrar que para salir de países como el nuestro y por ende la cosa se calma.

Pero lo más interesante fue el contexto en el que el tipo que maneja el banco central yanqui hizo esas manifestaciones. Fue el viernes, sentado en un panel con sus dos predecesores de los últimos 12 años, Janet Yellen y Ben Bernanke, convocados por la Asociación de Economistas Americanos, en Atlanta. Para hacer algo así acá hubiéramos tenido que juntar a Redrado, nuestra Yellen Marcó del Pont, Fábrega, Vanoli, Sturzenegger, Caputo y Sandleris y por el bardo habría que haber pedido un formato tipo Intratables.

No sólo Powell hablaba de los tremendos datos de la economía norteamericana (desempleo abajo de 4%, por caso), sino que por ejemplo criticaron la falta de alertas antiburbujas financieras, detallaron que ya no es tan lineal que la suba de sueldos pegue en el costo de vida y, atención, hicieron foco como prioridad uno de la profesión económica en EE.UU. en la inclusión de mujeres y en la incorporación de las minorías diversas en academias, centros de estudio e instituciones del Estado.

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El economista que elogia a Bolsonaro dice que Cambiemos es "irrecuperable"

Esta mención de tres tipos tops del mainstream de los mercados llega justo. Yo no soy economista. Pero como periodista del palo que anda entre ellos hace rato estoy como si Tarzán no pudiera creer a veces lo que hacen los animales entre los que creció. Hoy sobre todo en el extremo más ortodoxo del abanico de respuestas posibles a los problemas de la administración de los recursos que hay sobre la Tierra, que en las últimas semanas emergió de la mano de personajes que hacen gala de una violencia discursiva y simbólica llamativa y no tanto.

Un resumen fue el lanzamiento en redes sociales de la campaña presidencial del economista más excéntrico de esa rama, José Luis Espert, que en un video frente a un busto de Néstor Kirchner hablaba de poner a "la viuda" tras las rejas a cuidar el cajón de su marido muerto, más un "viva la libertad, carajo". Allí aparecían Diego Giacomini, economista jefe de la consultora Economía & Regiones, a quien muchas veces invitamos en el diario a opinar, pero en esta ocasión gritando “qué hacemos con la viuda”. Giacomini también esta semana terminó haciendo gala de su estado físico para amenazar con una golpiza al hijo del fallecido Mario Das Neves, que lo había provocado. En el video también participa el más mediático de la corriente, Javier Milei, que cuando no trabaja en la Corporación América recorre canales de TV, saluda fans en Starbucks o llama “hijos de puta” o “lacras” a legisladores a los que les publica el sueldo en redes sociales. Hace unas semanas en radio le pregunté a Milei cómo se podía aplicar su ideario económico. “El día que haya tal crisis que la gente mate políticos por la calle y se pueda eliminar el Banco Central”, respondió.

No sé si es el clima de época de los Bolsonaro en Brasil o los neonazis en Europa que surgen porque mucha gente se queda afuera del boom de tecnología, finanzas y globalización. Pero en estos días estamos en la fase aún cómica de la irrupción a lo guapo de los más extremos representantes de las ideas pro fuerzas de mercado de la Universidad de Chicago, que se apoya en el egoísmo como motor de la iniciativa privada que postula Aynn Rand o que reivindica las ideas antirregulaciones Friedrich Hayek. Todo desde un tono de autoritarismo muy de otra época, de tanguero del 40, del que pide a la esposa que le alcance el hielo a la mesa. Blandos: acá el ajuste se hace con huevos, papá. Se liberaliza a palos, carajo.

La pregunta para todos los que como ellos sueltan elogios al plan fiscal de Bolsonaro como “lo que debería hacerse acá” y destacan su “coraje” para llevarlo a cabo es: ¿cuestionan que el plan venga en combo con lucha contra el comunismo, acecho a minorías sociales y mano dura, o es parte necesaria para que el shock entre con sangre? El tono y los modos a veces delatan.