COLUMNISTAS
Cine y política

La motosierra, el azar y los huevos

20231028_milei_cedoc_g
Líderes. Trump o Bolsonaro no son políticos más sensatos que Milei. | cedoc

Javier Milei consiguió que pasara al olvido pedir al argentino de turno en Madrid una explicación del peronismo. Esa instancia ha sido superada y ahora se reclaman pistas sobre el misterio de la cuestión argentina. A veces, con una vuelta de tuerca: “Si entiendes qué pasa en Argentina, es que te lo han explicado mal”.

Annie Hall, quizá la mejor película de Woody Allen, comienza con un monólogo en el que cuenta el chiste de un hombre que va a ver a un psiquiatra para pedir ayuda por un trance que atraviesa su hermano, quien pasa el día correteando por la casa mientras cacarea, convencido de que es una gallina. “Tráigalo a la clínica y lo internamos”, sugiere el psiquiatra y el hombre responde: “Eso es imposible: yo necesito los huevos”.

Allen se refiere a las relaciones sentimentales, pero se puede aplicar al país. Más allá de haber llegado a una situación lindante con la locura, uno trata de asumirla y esperar. El corazón tiene razones que la razón no entiende.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

En estos días se ha estrenado la última película de Allen, Golpe de suerte, rodada en París y con un elenco francés. El director vuelve con un tema que lo obsesiona desde hace décadas: el asesinato como solución directa a los problemas de la vida privada. Entre las películas en las que ha abordado esto, es interesante revisar la que se acaba de estrenar con otras dos: Crímenes y pecados y Match Point.

El sol del futuro

Detenerse en ellas ayuda a pensar nuestro mundo, incluida Argentina. Es interesante ver la evolución de los relatos en los últimos treinta años para contar un mismo tema, una narrativa desde la que se puede mirar como en un caleidoscopio el devenir global y, por supuesto, su reflejo en el país, que no es un caso aislado. Donald Trump, Jair Bolsonaro, Boris Johnson, Santiago Abascal, Matteo Salvini o Éric Zemmour no son políticos más sensatos que Javier Milei.

En Crímenes y pecados, un reconocido oftalmólogo mantiene una relación con una azafata, quien le pide dejar a su mujer y así poder vivir juntos. Acuciado por la amante, el protagonista no encuentra mejor salida que recurrir a un hermano vinculado al mundo del hampa que resuelve la situación con un asesinato. El protagonista elude la culpa a través de una falsa redención.

Match Point cuenta, veinte años después, la misma historia. Un tenista venido a menos consigue trabajo como profesor en un club de la clase alta inglés. El hombre avanza posiciones hasta enamorar y conseguir casarse con la hija de un alto financiero, que le ofrece un cargo en su compañía. El problema es que, al mismo tiempo, mantiene relaciones con una amante, quien, al igual que en Crímenes y pecados, le da un ultimátum. Aquí la cosa se resuelve de manera rápida y directa. El tenista, presa del pánico, liquida por mano propia a la chica salvando su buena posición. Ya no es una cuestión moral: en 2005 no existe la culpa.

El fin de Barbie

La tercera película que se acaba de estrenar, Golpe de suerte, cuenta la relación entre un financiero casado con una mujer mucho más joven. El hombre, cuya habilidad es “hacer más ricos a los ricos” y con un pasado oscuro, sufre un ataque de celos al saber que su esposa mantiene una relación con alguien tan joven como ella. No duda en quitarlo de en medio y, a continuación, intenta cometer un segundo crimen, empuñando él mismo un arma, que se frustra por simple azar y se salva así una víctima.

Tres crímenes en treinta años. El primero es delegado no sin culpa, en un tiempo en el que se necesitaba la apariencia de cierta moral. El segundo, protagonizado y ejecutado por mano propia de alguien que no quiere ser echado de un paraíso en el que cada vez hay menos plazas. Los últimos, llevados a cabo sin pudor, casi en serie y, a diferencia de los anteriores, como una forma de estar en el mundo, integrados en él.

La narrativa de Allen, quizá sin pretenderlo, acompaña la descomposición de una forma de vida que va perdiendo peso moral al ir rompiéndose las costuras del sentido.

Tres candidatos a la presidencia con distintas modulaciones del mismo marco con diferente narrativa: un loco con motosierra, la predicadora de “un sistema holístico” y un neoperonista desafiando el destino.

Borges apelaba al espanto como vínculo y ahora se recurre al azar del mal menor. Como en el chiste de Allen, parece que no se puede prescindir de los huevos.

*Escritor y periodista.