La semana que pasó probablemente haya sido una de las más impactantes de la política argentina desde el retorno de la democracia. Parafraseando a John Lennon se podría decir que fue algo que pasó, mientras los argentinos estaban pensando en otra cosa. O mejor dicho en la Copa Mundial de Fútbol.
¿Fallos o aciertos? No se puede evitar pensar en la sincronización del fallo del Tribunal Oral Federal que condenó a Cristina Kirchner en la causa de Vialidad con los días en la que la Selección argentina de Fútbol enfrenta sus mayores desafíos de la era Scaloni. Sin embargo, más allá de la picaresca el fallo no es una noticia más, por el contrario, la condena a seis años en prisión que los jueces Andrés Basso, Jorge Gorini y Rodrigo Giménez Uriburu decidieron traerá profundas consecuencias en el sistema democrático. Pero estas consecuencias se presienten, no es posible expresar cuáles serán en su extensión desde este punto de observación.
En lo inmediato se pueden detallar algunos elementos, el primero es la desestimación de la figura de la asociación ilícita planteada por la fiscalía. Este es un punto que había sido muy cuestionado por la defensa y por la propia Cristina Kirchner, que implicaba grosso modo que el gobierno votado en las urnas se había constituido con el objetivo de cometer delitos, lo que obviamente, genera una serie de contrasentidos. Otra cuestión inesperada fue la absolución del ministro de Obras Públicas de entonces Julio De Vido. Cristina oportunamente se había quejado de que la causa había dejado al margen a los sucesivos jefes de Gabinete, ahora el fallo quita una pieza más en su presunta relación con Lázaro Báez.
Algo personal. La respuesta de Cristina al fallo no se hizo esperar. Desde su despacho y por su canal de Youtube la vicepresidenta habló alrededor de cincuenta minutos arrancando por su frase de cabecera “la condena ya estaba escrita”. Esta frase esconde la idea que no importan los hechos o las pruebas. la condena sería a su figura y a lo que representa: el pueblo. Sin embargo, lejos de profundizar esta idea en su alocución pasó a los pocos minutos a relatar el viaje de un grupo de jueces federales, junto con el ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires y el alto directivo del Grupo Clarín Jorge Rendo, entre otras personas a Lago Escondido, propiedad del magnate Joe Lewis. Lo particular es que la demostración de este hecho fue a través de chats de un teléfono hackeado. ¿Cuál es la relación entre este “encuentro de amigos” y la condena a Cristina Kirchner? Aquí el objetivo del viaje no importa sino el viaje mismo y que sería una demostración de la existencia de un “partido judicial”, una organización política asociada a los “poderes fácticos”, es decir a ciertos empresarios y que ejecutarían órdenes de origen exógeno. Pero lógicamente desde las premisas a las conclusiones hay un largo camino.
Lo inesperado. La caracterización de la situación le permitió a Cristina sacar una conclusión y un curso de acción. La conclusión fue inquietante y pasó medianamente desapercibida: el enfrentamiento real y final es entre ella y Héctor Magnetto, cabeza del Grupo Clarín. Y el curso de acción fue inesperado, en sus propias palabras: “El 10 de diciembre del 2023 no voy a tener más fueros, así van a poder dar la orden de que me metan presa. Sí, presa, pero nunca una mascota. No voy a ser candidata a nada, ni a presidenta, ni a senadora, mi nombre no va a estar en ninguna boleta. Termino el 10 de diciembre y me vuelvo a mi casa, la misma de la que salí un 25 de mayo de 2003 para acompañar a quien fue mi compañero”.
Los más cercanos a Cristina Kirchner no tardaron en homologar su decisión con el “renunciamiento histórico” de Eva Perón a ser candidata a la vicepresidencia de Juan Perón en las elecciones de 1952. En efecto, la posibilidad de su candidatura preocupaba a los mandos militares que veían en Evita una radicalización del gobierno. Frente a estas presiones, el 31 de agosto de 1951 y en cadena nacional, Eva Perón renunciaba “a los honores, pero no a la lucha”.
En términos prácticos la vicepresidenta reabre la discusión de la candidatura presidencial que parecía haberse cerrado en el acto en La Plata el Día de la militancia, lo que genera una duda existencial: ¿hay un plan o es todo eventualidad? Más allá de esto, los candidatos capaces de reemplazar a Cristina encabezando la lista del Frente de Todos no abundan. Por si quedaban dudas Alberto Fernández apuró a señalar que no está pensando en su reelección, luego todas las miradas se posaron en Sergio Tomás Massa, virtual primer ministro. Su primera respuesta es que podrán contar con su candidatura en 2027. Una segunda es que si logran algunos objetivos económicos (como domar el potro de la inflación al 3% para marzo o abril) quizás su nombre se pueda asociar a la boleta presidencial del peronismo. Pero otros nombres parecen surgir: ya sea para ir a una PASO contra Massa o ocupar el segundo lugar en la lista. Allí se debe mirar a algunos gobernadores como el de San Juan, Sergio Uñac o al de La Rioja, Ricardo Quintela.
Ser y tiempo. La dispersión oficialista entregó un tiempo adicional a Juntos por el Cambio en momentos que parecía que su interna iba camino a la definición por penales. Horacio Rodríguez Larreta parece haberse transformado en un oponente principal de Cristina, ya que en definitiva su ministro es compañero de viaje de la élite judicial, pero lejos de responder, el alcalde porteño dedica su tiempo a presentar su presidenciabilidad en Washington, donde busca sacar de la apatía a los poderes ultra-fácticos. Sin embargo, desde Qatar Mauricio Macri no deja pasar un minuto para horadar las pretensiones de Larreta con el apoyo explícito a Néstor Grindetti como candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires, sumando uno más a la extensa lista.
Hoy los argentinos tienen su atención más orientada a las vicisitudes del equipo dirigido por Lionel Scaloni que a las peripecias de la dirigencia política. En una semana se conocerá sin dilaciones hasta dónde llegó la Selección nacional. Tras ese esperado día volveremos a la poca glamorosa cotidianidad, para comenzar a realizar balances sobre el año que pasó y expresar los deseos y expectativas sobre el que vendrá.
*Sociólogo (@cfdeangelis