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La mala relación de Javier Milei con su padre: Juan González cuenta en su libro que Horacio Norberto Milei "lo fajaba"

En el "Loco", la biografía que realizó el periodista de Revista Noticias, relata como Norberto se jactaba de haber golpeado su hijo toda la vida. Hoy, Javier asumió como Presidente.

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CONGELAMIENTO DE PARTIDAS. Una de las medidas para contener el gasto público implicaría mantener sin actualización salarios y envíos a las provincias. | Cedoc

-Beto, decime la verdad. ¿Tu hijo está loco? ¿O se hace?

-Sí, siempre fue así. Salvaje, vehemente, muy rebelde. Por eso lo tenía que fajar.

El que responde de una manera que deja mudo al resto es Horacio Norberto Milei, en la primera mitad del 2018. Está acomodado en una de las mesas del fondo de La Calesita, una coqueta parrilla de Vicente López, esperando un plato de cordero. Es parte de una rutina que tiene bien aceitada y que se repite religiosamente una vez al mes. Ahora, sin embargo, come menos que en otra época. En el 2013 se hizo una cirugía bariátrica en la Fundación Favaloro, el método más común de baypass gástrico, y le sacaron una parte del estómago. “Beto” padecía obesidad mórbida. La operación lo había dejado mucho más flaco y con menos apetito.

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-Ojo, me achicaron todo menos la cabeza-, bromea el padre de Milei, que sigue con los reflejos rápidos a pesar de la intervención y de estar pisando los ochenta años.

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No poder comer todo el cordero, su plato preferido, no es el único motivo de la molestia que trae hoy. Es que el destino, o tal vez el karma, se estaba tomando en esos días una especie de revancha. Su hijo, al que nunca trató como lo merecía, está haciendo explotar el rating en la televisión. Milei junior es una estrella en ascenso de la farándula local, y su padre tiene que soportar -si es que no cambia de canal- verlo y oírlo casi a diario. La comunicación que no tienen entre ellos se da, en un giro extraño, a través de la pantalla.

El nombre que se está empezando a hacer su crío trae, además, un problema adicional, totalmente inesperado. Sus socios, conocidos y amigos le preguntan por el economista, quieren saber de él, quieren saber de sus arranques, de sus enojos, de su pelo. Quieren saber si “está loco o se hace”. El chusmerío que suele rodear a cualquier figura mediática ya alcanzó al libertario. Y también a su padre ausente.

Norberto, como no podía ser de otra manera, no convive bien con esta imprevista realidad. Tiene algún sentido. Su hijo cuenta en las redes y en los medios que su papá era una bestia bruta y malvada, que lo golpeó, torturó, extorsionó y atormentó durante décadas. En aquel 2018, año donde el feminismo y las luchas contra la violencia patriarcal tuvieron un auge en Argentina, ese tipo de conductas estaban en el pico histórico de desaprobación social.

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Lo que anda diciendo Milei en programas que ven miles de personas sería para cualquier ciudadano un asunto imposible, motivo de cancelación. Llevaría a cualquiera, por pudor, culpa, arrepentimiento o cálculo, a mostrarse compungido, o al menos a procurar guardar un estratégico silencio. No es ese, sin embargo, el caso de “Beto”. Él, como cualquier padre abusivo y golpeador, tiene una psicología extraña.

Es que Norberto hace algo que se escapa de todos los manuales. Quizás lo piense como una última forma de desacreditarlo, para mostrar que es él quien sigue al mando. Quizás, ante el fenomenal éxito de su hijo, simplemente no se quiere sentir menos. Quizás se siente inseguro. Quizás esconde un miedo genuino. Es imposible saber qué pasa con exactitud por su cabeza. Pero lo cierto es que cada vez que le preguntan sobre su hijo, no tiene reparos en confesar los tormentos y las palizas que le daba, casi como si fuera motivo de orgullo.

“Por eso lo fajaba”, es un remate que usa seguido cuando habla del libertario. Es la respuesta que da, como si los gritos desaforados del economista en la televisión le hubieran dado la razón.

Padre y Madre de Javier Milei
Horacio Norberto Milei

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El cuarteto que se juntaba a cenar en La Calesita se completaba con el abogado Eduardo Vacirca, el contador Eduardo Cunquero y el dueño de la batuta, el empresario Ricardo Manzon.

“Tito” Manzon era el dueño una muy conocida concesionaria de Vicente López. Llevaban 25 años vendiendo los autos japoneses cero kilómetros -sin tener jamás una mancha en su reputación- y controlando una parte sustancial del negocio
automotor: era distribuidor oficial de todos los repuestos de esa marca en Argentina. El negocio funcionaba muy bien.

Los cuatro parroquianos tenía cita todos los meses. Era un equipo que funcionaba de memoria. Cuquero -también asesor del senador y luego gobernador de Santa Fe, Omar Perotti- se encargaba de las cuentas. Vacirca -director de su propio estudio jurídico y titular de tres cátedras en Derecho de la UBA- mantenía los ojos abiertos ante cualquier agujero legal. Manzon era el empleador de todos. En cambio, el rol de Norberto Milei era más difuso, más oscuro, igual que él.

-Si por la calle van los ladrones y por la vereda los ciudadanos honestos, “Beto” se movía por el cordón-, dice Vacirca, desde un asiento en el salón de profesores de la Facultad de Derecho, un rato antes de dar una sus clases.

Había pasado mucha agua bajo el puente desde que Norberto había dejado de ser el colectivero de la línea 112 y de la 21. Pero Vacirca, que cenó con él una vez al mes desde el 2017 hasta que llegó la pandemia, cuenta que todavía mantenía las formas y los modos de la época en la que llevaba una cachiporra escondida al lado del asiento del conductor.

-Era un tipo grande, alto, robusto. Muy rápido y muy vivo. Y también jodido. Se notaba que estaba curtido de su época de colectivero. Él pensaba que en la vida se avanzaba a base de golpes y aprietes. Y se ve que llevó esa violencia a su casa.

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Vacirca fue el último en sumarse a esa mesa de negocios. A pesar de que entabló una relación de mucho cariño con Manzon había cosas que no sabía y que, como buen abogado, no le molestaba no saber. Algo que desconoce, por ejemplo, es cómo se conocieron Milei padre con “Tito”, que llevaban trabajando “décadas” juntos para la época en la que
él se sumó. El profesor de Derecho dice que alguna vez escuchó que fue en la calle: en lo que parecía otra vida, Norberto manejaba un colectivo y Manzon un taxi. Pero tampoco lo puede afirmar.

Había otro asunto sobre el que, decididamente, prefería no entrar en detalles. Era sobre lo que Milei padre hacía con el dinero que Manzon le daba para “trabajar”. Es que, como el grueso de las concesionarias, la verdadera ganancia no estaba en los cero kilómetros ni en los repuestos, sino en la compra venta de autos usados. Es un negocio simple, pero con una condición: implica que el concesionario que adquiere un coche viejo como parte de pago de un cero kilómetro tenga la espalda económica suficiente como para poder esperar el momento indicado para venderlo al mejor precio.

Ese era el caso de Manzon. La lógica era comprar barato para vender más caro, aunque con dos particularidades.

Una era que en aquella época donde el dólar oficial y el blue ya empezaban a tomar distancia, esta empresa tenía su propia cotización de la moneda estadounidense. “El dólar Tito”, lo llamaba con gracia el cuarteto de la parrilla de Vicente López. Compraban las unidades al dólar oficial para después venderlas “dólar Tito”, más cercano al paralelo.

Elecciones 2023: Los padres de Javier Milei fueron al búnker para acompañar a su hijo
Norberto Horacio Milei y Alicia Luján Lucich, padres del nuevo presidente argentino.

La otra singularidad era sobre el corazón de este tipo de transacciones: la comercialización de los autos usados. Lograr vender un coche fuera del alcance de los controles estatales y de los altos impuestos es donde está el verdadero margen de beneficios para cualquiera que trabaje en el rubro automotor.

Vacirca, consejero legal del grupo, cuenta que acá entraban a jugar las habilidades de Milei padre. En esta intersección que queda más allá de los ojos del Estado. Según el abogado, Milei padre era el encargado de “trabajar” el dinero que dejaban los manejos contables de aquellos negocios. Lo recuerda porque eran temas que se hablaban en la cita mensual en La Calesita.

Según el relato del abogado, el padre de Milei pasaba a buscar el dinero (en una época menos bancarizada que la actual) por el cuarto chico, sin ventanas ni aire acondicionado, que la concesionaría tenía arriba de su local de Vicente López.

De acuerdo a Vacirca, “Beto” se encargaba de acrecentar y resguardar las ganancias obtenidas de esa forma. Compraba departamentos, fondos comunes y cualquier otro tipo de inversiones que permitieran eludir de la mejor forma los requerimientos del fisco.

Los padres de Javier Milei en el búnker con su hijo

Ricardo Manzon murió durante la pandemia y Vacirca ayudó a la familia a armar la sucesión familiar. Este abogado, tan cercano al fallecido empresario, calcula que en la última década ese negocio habría generado una rentabilidad cercana a los 50 millones de dólares.

Vacirca, que ayudó a armar la sucesión de Manzon -murió durante la pandemia-, calcula que en la última década ese negocio dejó no menos de 50 millones de dólares.

Milei padre era, también, el que se encargaba de cerrar los acuerdos que venían difíciles.

-“Tito” lo mandaba cuando la cosa se ponía un poco complicada. “Beto” era el mejor para eso. Por ejemplo, una vez vino uno al que se le debía algo así como cinco millones de pesos. “Beto” le dijo: te damos dos o nada, y se puso bravo. El tipo terminó aceptando los dos. “Beto” se manejaba con violencia a la hora de negociar, no tenía problemas en ponerse duro, en apretar. Era bravo.

El abogado, de más está decir, no tiene idea de cuánto de todo este dinero terminó en el bolsillo de Milei padre. Pero quizás sea esto lo que explique parte del salto desde un colectivo a vivir en una de las torres más exclusivas del país. Fue un crecimiento tan grande que, como ya se contó, levantó en un momento las sospechas del propio Javier Milei.

Padre y Madre de Javier Milei

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El ascenso de Norberto Milei en el escalafón económico fue tan vertiginoso como llamativo. Cumplió el sueño de cualquier trabajador de pasar de empleado a jefe, y encima en la propia empresa para la que se desempeñaba.

Pasó de manejar un colectivo de la línea 21 a comprar esa compañía. A fines de los 90 ya se había convertido en dueño de Teniente General Roca SA, la empresa que controla la línea 108 y la que lo tenía a él de chofer. Pero no se quedó ahí, sino que también compró Rocaraza SA, que posee la 31 y la 146. Se había convertido decididamente en un empresario del transporte.

Vivo, rápido y sin miedo a nada, Milei padre iba para adelante. Y en 2004 volvió a dar un giro inesperado a su vida empresarial.

Además de seguir manejando las líneas de colectivo, se convirtió en presidente de Francisco Viedma SA. Una compañía muy alejada del mundo por el que se había movido toda su vida hasta entonces. Se trataba de una financiera. “Incluye también actividades de inversión en acciones, títulos, la actividad de corredores de bolsa, securitización, etc”, según su inscripción ante la AFIP.

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No sería, sin embargo, su último giro empresario. Una vez que, se ve, ya había dominado el arte de manejar una empresa de transporte urbano y una financiera, “Beto” emprendería otro desafío. Era el momento de ir al campo. En el 2007 adquirió Buena Yunta SA, dedicada a la explotación ganadera y agropecuaria, y en el 2008 Campo La Ponderosa SA, una firma abocada al cultivo de algodón, trigo y maíz.

Pero Milei padre todavía tenía una sorpresa más en el tintero. Quizás el mundo de los colectivos ya lo había aburrido, lo mismo que tal vez le pasó con las tediosas finanzas y el difícil negocio del campo.

En 2011 incursionó en otro universo más y constituyó la inmobiliaria Graviar SRL. “Compra, venta, permuta, alquiler, arrendamiento de propiedades inmuebles”, dice la inscripción. ¿Sería esta la inmobiliaria a través de la cual, según el relato de Vacirca, Milei padre movía el dinero de la concesionaria de su amigo Manzon

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Hay varias aristas interesantes que se desprenden de la biografía profesional de “Beto” Milei. Una, que no deja de ser curiosa, es que tanto Cristina Kirchner como Javier Milei tuvieron padres que arrancaron como colectiveros y que terminaron como empresarios del transporte.

Otro dato llamativo es que a pesar de que Norberto estuvo históricamente alejado de su hijo, al resto de la familia la tuvo siempre muy cerca. No sólo en sus afectos, sino que hasta la cobijó en sus negocios.

En el 2015 su hija se convirtió en directora suplente de Campo La Ponderosa SA, y al año siguiente se sumaría al directorio su esposa Alicia. La familia, salvo por Javier, estaba unida. Si esto es cierto, ¿sería Norberto quien ayudó a Karina a montar su primera empresa? En enero del 2007 la hija menor abrió Neumáticos Acassuso SRL, una sociedad dedicada a la compraventa de neumáticos y de “lubricantes de todo tipo, así como los servicios de gomería y lubricentro”. ¿De dónde sacó la hija menor el dinero para abrir este emprendimiento? ¿Dónde obtuvo Karina el background para desempeñarse en este rubro? ¿Del padre? ¿Tendría Neumáticos Acassuso SRL alguna conexión con el negocio de Manzon?

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En la carrera de Milei padre hay también pinceladas de ese “andar por el cordón” que contaba Vacirca. El 14 de agosto de 2008 la Justicia lo encontró culpable de no pagar impuestos. Fue a raíz de una demanda que le inició la Dirección de Fiscalización del Área Metropolitana, que dependía de la Dirección Provincial de Rentas, la actual ARBA. Ese organismo descubrió que Teniente General Roca SA, una de sus empresas de transporte, no había pagado impuestos en 2002 y en el 2003. El monto que se “olvidó” de abonar al Estado fue de $99.280,41, que sumados a una “multa por omisión del 20%” de $19.280,41 daban un total de $118.560,82 a pagar. Hoy serían 11 millones de pesos.

El otro dato llamativo es lo que surge de una búsqueda en Open Corporate, la base de datos de empresas más grande, completa y respetada del mundo. Ahí aparece el nombre de Norberto Milei, pero no arriba de un colectivo, sino por su paso como director de dos offshore radicadas en Miami. Alkary Investments LLC fue creada el 14 de enero de 2015 y Alkanor Investments LLC el 20 de septiembre de 2019. En ambas figuraba en el directorio junto a su esposa y su hija. ¿Sería por eso el nombre? “Alkary” es la suma de Alicia y Karina, y “Alkanor”, de Alicia, Karina y Norberto. Sin embargo,
más que la denominación, las grandes dudas pasan por otro lado. ¿Para qué necesitaba el otrora colectivero tener dos offshore? ¿Para qué las usaba?

Además, el emporio Milei no se queda ahí. Según consta en el sitio UniCourt -una reconocida base de datos que brinda información y documentos de casos judiciales de todo Estados Unidos-, “Alkary” tiene al menos una propiedad en el país del norte. Y estaría en apuros legales, ya que le iniciaron por lo menos dos demandas. Una la hizo el Italbank International Inc. el 2 de agosto de 2021. El banco busca ejecutar una hipoteca por un condominio en la dirección 4010 South Ocean, a nombre de Alkary y de Horacio Norberto Milei. La causa quedó radicada en el Palacio de Justicia de Broward, Florida, a cargo de la jueza Andrea Ruth Gundersen.

La otra es del 30 de marzo de ese año, y por el mismo motivo. Invictus Residencial Pooler LP demandó a Alkary por “ejecuciones hipotecarias de bienes inmuebles”, un caso que también transita en el juzgado de Miami. En esta denuncia, sin embargo, figura la sociedad y no Milei padre en la lista de imputados.

Lo recién narrado nace de dos grandes bases de datos, muy reconocidas. Los voceros del libertario no respondieron las consultas sobre el tema para este libro. Sin embargo hay una prueba más sobre los vínculos de esas empresas con la familia Milei.

En el registro de autoridades de Alkary, además de los Milei, también está Javier Eduardo Guezikaraian, un financista argentino radicado en Florida. Él no sólo es el director de esa sociedad, sino que desde el 25 de abril del 2022 es el único que la preside. Tanto Norberto como su esposa y su hija abandonaron la sociedad para esa fecha. Fue justo poco tiempo después de que en Argentina el hijo mayor de los Milei se convirtiera en diputado.

Está claro que Guezikaraian y los Milei se conocen. Y bastante. “Muy feliz día a tu papá, Javi, besos”, le comentó Karina Milei a un posteo en Instagram de Javier Guezikaraian del 20 de junio del 2021. Era un saludo sentido al que le agregó emoticones de corazón, y que el financista le devolvió con un “gracias, igualmente para ‘Beto’”. La menor de los Milei, además, le puso me gusta en la mayoría de las fotos, y Guezikaraian integra la selecta lista de 207 amigos que tiene ella en su red social. Otra que está dentro de ese exclusivo grupo es Celia Melamed, la mujer que le enseñó a comunicarse con animales vivos y muertos (ver capítulo “La misión”).

Hay más. Según @gonziver, el periodista de Twitter que publicó la lista de invitados a la fiesta de cumpleaños de Fabiola Yáñez en la Quinta de Olivos durante la cuarentena, Alkary vendió el 18 de marzo de 2022 -días antes de que los Milei dejaran de estar en su directorio- una casa en Miami a 620 mil dólares.

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Vacirca mira su reloj y avisa que se tiene que ir a dar su clase en la facultad de Derecho. En los primeros días de marzo la cursada acaba de empezar, y el profesor tiene un aula llena esperándolo. Antes de levantarse de su asiento muestra de refilón una última sorpresa. Es una conversación por Whatsapp con Norberto Milei, de mediados del 2022. “Beto, ¿cómo te va? Soy Eduardo, el amigo de Tito, tanto tiempo”.

Para aquel momento llevaban casi dos años sin verse. La última vez había sido en el hospital, cuando fueron a despedirse de Manzon. “Beto” estaba con Alicia, a quien el abogado recuerda como una mujer callada.

Norberto le dijo que sí, que por supuesto se acordaba, y cambiaron algunos mensajes. Vacirca, con pasado en la UCR y con olfato político, le sugirió ideas y nombres para el armado del libertario. Y le preguntó si se las podía transmitir al ahora diputado.

Y esta vez, el padre de Javier Milei ya no le dijo que su hijo estaba loco y que por eso lo tenía que fajar cuando era chico. No, el hombre de la cachiporra en el colectivo, devenido en empresario del transporte, del agro y del mundo de las finanzas, con sociedades offshore, simplemente le dijo que sí, que le iba a transmitir el mensaje a Javier. Como si supiera que debía alejarse para siempre de la imagen de aquel padre impiadoso y violento que fue.

Ahora sí hablaba con su hijo, que ya no era aquel pibe salvaje que lo sacaba de quicio sino el prometedor líder de la nueva derecha argentina.

Era Javier Milei, el fenómeno más revulsivo y popular de la política argentina.

*Fragmento del libro "El Loco", del periodista Juan González y editado por Planeta.