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derrota en avellaneda

Síndrome local: Independiente falló en el primer partido ante su público

Luego de los dos triunfos como visitante en las primeras fechas, la expectativa en el Libertadores de América era alta. Sin embargo, las fallas en el local hicieron que Gimnasia se pusiera en ventaja y después administrara la diferencia. El gol del Lobo lo hizo Saravia. El Rojo mereció por momentos el empate, y empujó hasta el final, incluso con un jugador menos, pero se encontró con la respuesta del arquero Insfrán y su falta de efectividad.

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Fuera de foco. Gimnasia festeja el gol luego de la definición exquisita de Saravia y del grosero error del defensor Aguilar. | télam

Independiente debería jugar siempre de visitante. Sería un problema para su gente, que quiere ver al Rojo en su cancha, alentar, sentir esa conexión que solo el fútbol puede dar, pero una solución para el equipo de Carlos Tevez, que evidentemente funciona mejor sin la presión de la localía del Libertadores de América.  

Nadie podrá decir que Independiente no mereció algo más, sobre todo por lo que hizo en el segundo tiempo, cuando se llevó por delante a Gimnasia, generó un sinfín de situaciones claras, pero no pudo convertir. ¿Por qué sucedió eso? Porque el fútbol es hermoso y no es lineal. También porque Nelson Insfrán, el arquero visitante, respondió siempre. Y porque Independiente no fue efectivo, ni pragmático. Es una cuenta pendiente que deberán responder, principalmente, Gabriel Ávalos (que todavía no se acerca al artillero que era en Argentinos Juniors) y Matías Giménez Rojas. En menor medida, Alexis Canelo, que lo reemplazó en el segundo tiempo.

En el otro vértice del equipo, las cosas no fueron mucho mejor. Porque el gol de Gimnasia, con una exquisita definición de Saravia, se originó en una falla grave de Aguilar, que intentó darle un pase a Rey, pero terminó sirviéndole el gol al delantero visitante. Quizás en esas situaciones, que Independiente sufría antes de la llegada de Tevez, puede explicarse esa presión que sienten los jugadores cuando juegan de local: hay algo ahí intangible que pesa. Y pesa mucho. 

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Todo se complicó, encima, cuando el árbitro Zunino expulsó a Ruíz a instancias del VAR: el mediocampista, que había ingresado en el segundo tiempo, dejó la plancha de manera temeraria y no protestó cuando el juez modificó su decisión original.

El final fue atrapante, con Independiente buscando el juego aéreo de Avalos (¡en el final un cabezazo pegó en el travesaño!) y Gimnasia sin poder estirar la ventaja con contraataques desperdiciados.

Quedó una conclusión con el pitido final: si a Independiente le va mal de local, a Gimnasia le va bien de visitante. El Lobo le había ganado a Talleres en Córdoba en la primera fecha, luego perdió como local ante Independiente Rivadavia, y ahora volvió a festejar lejos del Bosque. Paradojas de este fútbol imprevisible.