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Tres libros

El stand de Lisboa, ciudad invitada de honor, es muy bueno. Por supuesto hay que saltearse el combo de libros de Saramago.

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El plan de Milei y del grupo de grandes empresas nacionales y multinacionales que lo sostiene y lo apoya –tal vez como a ningún presidente antes– es terminar de generar una estratificación sociodemográfica similar a la de la mayoría de los países de América Latina: una muy pequeña clase media subsidiaria de los sectores dominantes y una pobreza de alrededor del 70% de la población, a la que se reprime físicamente por las fuerzas policiales y simbólicamente por los grupos de choque mediáticos, hasta generar acostumbramiento social y la percepción de que no hay ningún otro horizonte más que ese, solo la resignación. Por supuesto que eso implica –este es el corazón del plan– una formidable transferencia de recursos y riqueza de los sectores medios empobrecidos y las clases populares hacia los grandes grupos económicos, como nunca antes en la historia de la posdictadura argentina.

En ese contexto, estamos en plena Feria del Libro. ¿Alguien tiene un mango como para comprar un libro? Muy pocos. Pues, para esos que no pueden dejar de leer, aunque no tengan ni para el bondi, paso a recomendarles tres libros sumamente interesantes que se encuentran en la Feria. Uno es Ciudad conquistada, de Víctor Serge (Página Indómita, Barcelona, 2017, en el stand Plaza Regional). Publicado en Francia en 1932, fue escrito en la URSS –donde Serge fue desterrado a los Urales– y logró ir saliendo de allí de a fragmentos, páginas sueltas que se enviaban en secreto. Novela oscura, de las primeras en denunciar el totalitarismo soviético, es una narración sobre el terror de la guerra civil que siguió a la Revolución en una Petrogrado aterrada y en crisis.

El stand de Lisboa, ciudad invitada de honor, es muy bueno. Por supuesto hay que saltearse el combo de libros de Saramago para llegar a los buenos autores y libros, que son muchos. Hay algunas traducciones y una parte mayoritaria en portugués. Pessoa no puede faltar, pero no solo sus textos más conocidos sino rarezas. Es muy buena la selección de Eça De Queiroz –uno de mis favoritos–, libros del gran Lobo Antunes, y también de Agustina Bessa-Luís, que también me gusta mucho. Justamente paso a mencionar su Correspondencia 1959-1965 con J.R. Wilcock, en edición bilingüe castellano-portugués, en la editorial Relógio D’Água (Lisboa, 2021). En una carta de 1960, Bessa-Luís escribe: “Vivimos tan cómodos en nuestras dudas”, hermosa frase –entre ingeniosa y paradójica– que marca el tono del libro. Es el epistolario de dos inteligencias muy distintas (el pudor de uno, la irreverencia de la otra, pero a la vez, el humor ácido de ambos), lo que le da mayor interés al libro. Se habían conocido en un congreso en el sur de Francia, pero luego la amistad siguió en Italia, y finalmente por carta. De Wilcock no hace falta agregar nada. En cambio a Bessa-Luís, pese a tener un par de novelas traducidas al castellano, le falta reconocimiento entre nosotros.

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Finalmente, en el stand de Perú, Permanencia, obra completa de Adalberto Varallanos (Ediciones Condorpasa, Lima, 2021). Muerto en 1929 a los 26 años, fue uno de los más interesantes escritores de la vanguardia peruana, fundador de la revista Jarana” junto, entre otros, a Carlos Oquendo de Amat, otro de mis favoritos (¡tengo muchos favoritos!). Poeta influenciado por el surrealismo, sus poemas en prosa son de lo mejor que se escribió en esos años.