La realidad en materia de adicciones, tanto en Córdoba como en el país, es preocupante. Profesionales advierten que la demanda es cada vez mayor y la falta de políticas públicas impacta en todo el sistema. En este marco, el médico especialista Carlos Damin, jefe de Toxicología del Hospital Fernández y director de FundarTox, fundación que trabaja con profesionales para hacer frente a esta problemática, dialogó con Perfil Córdoba. El profesional calificó a Argentina como un país consumidor y enfatizó en trabajar sobre la prevención más que en la lucha contra el narcotráfico.
—En Córdoba, profesionales expertos en la materia muestran una creciente preocupación por el aumento de la demanda de atención de personas con problemas de adicciones. ¿Esta situación es similar en otras ciudades del país o hay diferencias significativas a nivel interprovincial?
—La situación es crítica en materia de adicciones en todo el país, prácticamente no hay diferencias interprovinciales. El Observatorio Argentino de Drogas, que depende de Sedronar, es quien cuenta con la información más actualizada al respecto y los valores entre cada una de las jurisdicciones es muy similar. Este es un problema que afecta a todo el país y de manera muy parecida.
—¿Cómo calificaría el escenario actual? ¿Se ha agravado en los últimos años en Argentina?
—Es muy preocupante. Ha empeorado, pero debo decir que nunca la vi mejorar, ha habido un crecimiento paulatino y sostenido. Sin embargo, el consumo de cocaína se ha estancado, creciendo sólo a niveles del crecimiento poblacional, pero no más allá. El alcohol sí ha aumentado y el consumo de marihuana y drogas sintéticas aumentaron mucho. Los psicofármacos también crecieron con la pandemia y se han mantenido; cuando hablo de consumo de psicofármacos me refiero a pastillas sin prescripción.
—De acuerdo con las estadísticas, ¿cómo se posiciona Argentina en términos de consumo de sustancias a nivel continental o global?
—El principal problema que tenemos es el alcohol; según las últimas estadísticas a nivel nacional, casi el 97% de la población ha consumido alcohol por lo menos una vez. El 26% ha consumido marihuana y el 5% cocaína. Casi el 50% ha consumido tabaco. Somos un país consumidor de sustancias; somos el tercer país consumidor de América, después de República Dominicana y Estados Unidos, consumiendo 10 litros de alcohol puro por persona. En cuanto a drogas, somos el segundo país consumidor de marihuana y el tercero de cocaína. Somos un país consumidor de sustancias, no nos debe sorprender que consumen los adolescentes o los adultos jóvenes.
—¿Cuál es el riesgo de este consumo a tan temprana edad?
—La situación es muy preocupante, es muy grave, sobre todo para el grupo etario de 12 a 17 años, donde el 54,4% consume alcohol en un país donde está prohibida la venta a menores de edad. Tenemos países del norte de Europa que elevaron la prohibición a los 20 años, básicamente, por una cuestión de salud: el que se emborracha mata neuronas, produce un daño irreversible en el cerebro. Por eso el alcohol está prohibido, no es un capricho; por debajo de esa edad daña al cerebro.
—¿Cómo son actualmente las políticas públicas en materia de prevención y asistencia de las adicciones?
—Lamentablemente, estamos viendo carencias de políticas de prevención, no porque antes hubiera muchas, sino que ahora hay carencia total y absoluta. Sin embargo creo que el error más grave es poner toda la carga en la lucha contra la oferta, el narcotráfico y la seguridad y no aumentar el presupuesto a la Sedronar. Para explicar esto, el Ministerio de Seguridad tiene 1.500 millones para combatir el narcotráfico, y Sedronar que se encarga de la prevención y asistencia solo 20 millones, es decir, la lucha contra la demanda. Tenemos que lograr concientizar sobre el consumo. Nunca vamos a lograr acabar con la sustancia siguiendo la lucha contra el narcotráfico. El claro ejemplo de que esta política no funciona es Estados Unidos, que tiene un presupuesto superior a todo el presupuesto argentino y le va muy mal en la lucha contra la droga. Creer que con aumentar el presupuesto contra el narcotráfico se termina el problema es un error. Tenemos que lograr que la gente no las quiera consumir y eso se logra con prevención, grandes campañas, haciendo entender que está mal consumir drogas y alcohol.