En el entorno de ambos dicen que están preocupados. No solo por el crecimiento de los números en los contagios de coronavirus, sino también por la otra cifra que se conoció esta semana y que puso a ambos a reflexionar a la hora de barajar nuevas restricciones: las cifras de la pobreza.
El presidente Alberto Fernández y el gobernador Juan Schiaretti, por ellos pasarán los próximos días de definiciones en torno a medidas para contrarrestar nuevos contagios y atemperar el impacto de la segunda ola del virus. Sin embargo, ambos saben que el contexto es distinto al del 2020: en primer lugar, por lo dicho en torno a lo económico; en segundo lugar, por el otro costo, el político, de cara a una elección legislativa que será clave para ambos.
Para Fernández, por lo que significa una intermedia para quien gobierna; y para Schiaretti, por comenzar a transitar los dos años que serán su despedida del Panal, y con varios expectantes por esa sucesión.
Positivo, visita en pausa y restricciones. El Viernes Santo por la tarde, desde el área de Protocolo de Casa Rosada habían comenzado a definir buena parte de lo que iba a ser la primera visita del presidente Alberto Fernández a Córdoba.
En términos institucionales y de seguridad estaba todo encaminado para el arribo del titular del Ejecutivo nacional el próximo miércoles a Fadea. Junto con la visita a la fábrica de aviones, también se había previsto un recorrido por el Gran Córdoba y no mucho más. “Todo institucional”, se habían encargado de confirmar el viernes por la tarde funcionarios nacionales a PERFIL CORDOBA.
Sin embargo, cuando se conoció el positivo de covid-19 del Presidente, el arribo se puso en pausa y obligó a reconfigurar incluso la agenda inmediata. Como el encuentro previsto con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que de reunión personal pasó a virtual en la tarde de ayer.
Sobre ese contacto, había expectativa nacional por el futuro de nuevas restricciones. Entre ellas, la atención especial se había generado en Córdoba, porque, como anticipó PERFIL CORDOBA la semana pasada, se empezaban a barajar controles para después de Semana Santa.
Schiaretti no está convencido de aplicar restricciones estrictas como las del año pasado, pero hay profunda preocupación entre los intendentes y también en el Ejecutivo provincial por la noche. “Las restricciones a la circulación nocturna son un hecho. La duda es desde cuándo. Algunos quieren que el anuncio se produzca directamente el lunes después de Pascuas; mientras que otros prefieren esperar un poco más”, reconoció a este diario un funcionario provincial.
La decisión también genera cortocircuitos con Nación y con los intendentes. A diferencia de lo que ocurría en algún tramo del 2020, después de la reunión del lunes de la mesa Provincia-Municipios, varios jefes comunales trasladaron una preocupación por el crecimiento de casos; y, de manera contraria a lo aperturistas que se mostraban el año pasado, pidieron más controles.
De hecho, varios activaron las restricciones este mismo fin de semana.
En ese esquema, Schiaretti tiene aliados entre los intendentes. Principalmente, el titular del Palacio 6 de Julio, Martín Llaryora que les anticipó a los empresarios de la noche que iba a endurecer los controles y cumplió: casi una decena de clausuras de bares y boliches en los últimos días en Córdoba Capital y advertencia para varios.
Ambos, tanto Provincia como municipios también tuvieron un indicador de lo que está ocurriendo con el virus y fueron las colas de gente que acudió a testearse. “El impacto de eso lo vamos a ver en los próximos días”, dijo un funcionario de diálogo directo con el gobernador.
Decí que estás en campaña, sin decir que estás en campaña. Esta semana, la de los crecimientos de contagios había marcado también los primeros movimientos del GPS schiarettista en modo campaña. Con la recorrida del propio gobernador Schiaretti por dos ciudades clave en el interior: Villa María y Río Cuarto.
Tanto el arribo al terreno que domina el actual funcionario nacional Martín Gill, como al Imperio del Sur que gobierna Juan Manuel Llamosas, fueron las muestras cabales de que en el Centro Cívico quieren blindar a los intendentes que consideran propios. Afines. “Y a los otros, que no tienen paraguas nacional, también”, dijo un conocedor de ese vínculo entre El Panal y los intendentes.
Pero, así como Schiaretti ya empieza a trazar los primeros pasos del año electoral, también en Casa Rosada marcaron con asterisco rojo a Córdoba. Aunque, sin descuidar la relación con el gobernador.
Un funcionario de acceso habitual a Balcarce 50 se encargó de reconocer a este diario: “la relación institucional va a seguir al margen de lo que pase en la campaña. Y más allá de los intereses que tengan los nuestros en Córdoba”, dijo. La frase apunta concretamente al senador Carlos Caserio y al kirchnerismo duro que busca más distancia entre Casa Rosada y El Panal.
“Sabemos que hay intereses cruzados y es lógico, pero no se va a entrar en una fricción con Córdoba por la campaña”, dijo el funcionario y es lo mismo que piensan desde el Centro Cívico en relación con Casa Rosada. En definitiva, a ambos les sigue dando réditos la institucionalidad y apostarán a acuerdos parciales para generar conflictos en la vereda de enfrente; como, por ejemplo, acordar la postergación de las Paso, sabiendo lo que esto provoca en el seno de Juntos por el Cambio.