Gunter no volvió a casa, igual que tantos otros perros y mascotas como consecuencia de la pirotecnia en Navidad. El perro se extravió en la localidad de Miramar de Ansenuza, después de asustarse por las explosiones de los festejos. Y la búsqueda terminó de la peor manera: lo hallaron muerto dentro de un desagüe.
"El miedo lo hizo correr sin rumbo. El terror lo empujó a esconderse donde no pudo salir. No solo murió un perro. Hoy arruinaron la Navidad de una familia entera", relataron personas cercanas a la familia de Gunter en un mensaje difundido para concientizar sobre las consecuencias de la pirotecnia. El animal murió ahogado, atrapado en un lugar del que no pudo escapar.

La tragedia de Gunter no es un caso aislado. Pocas horas antes, en la misma Nochebuena, otra familia cordobesa vivió una situación similar. Mateo, un joven de la provincia, denunció que su perra se escapó durante la noche del 24 tras asustarse por los fuegos artificiales. El animal habría sido atropellado en la ruta E-53 y, según su relato, alguien lo levantó del lugar del impacto para luego dejarlo abandonado sobre la misma ruta.
Los ruidos de los fuegos artificiales generan pánico en los animales, que pueden huir despavoridos, sufrir ataques cardíacos o, como en el caso de Gunter, morir al intentar refugiarse en lugares peligrosos. Cada festejo que incluye fuegos artificiales pone en riesgo la vida de miles de animales y afecta también a personas con autismo y vulnerabilidad auditiva.