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CóRDOBA
FESTIVAL DE JAZZ

Javier Girotto y la emoción, después de pelear contra el hombre invisible

El saxofonista y compositor se presenta esta tarde en la explanada del Buen Pastor, en la última jornada del Festival de Jazz 2025. Regresó a esta edición con otro ánimo, después de “prácticamente, empezar de cero”.

Girotto
Javier Girotto se presentó el jueves pasado en el Libertador con el cuarteto “Aires Tangos”. | FINO PIZARRO

“Fue como agarrarse a trompadas con el hombre invisible”. Este Javier Girotto que regresó al Festival de Jazz de Córdoba, para otra vez deslumbrar con su saxo y, sobre todo, con su música y su fecundidad de creador, es un hombre y un artista distinto al que hemos visto y sentido tiempo atrás, en cada una de sus visitas.

Hace poco menos de una década, un nubarrón misterioso empezó a oscurecer su voluntad sobre su mano izquierda y a sumirlo en una angustia creciente que no sólo se afirmaba en la dificultad para ejecutar su música, sino en la impotencia por ignorar lo que le estaba sucediendo, por cómo pelearle a ese ‘hombre invisible’, como lo describe con sus eternos modos cordobeses a pesar del acento italiano que marcan sus cuatro décadas de habitante de Roma.

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“Hasta que un día descubrí que se trataba de una patología llamada ‘disfonía focal del músico’. Pero muy poco se sabía de ella. Era una tensión que se focalizaba en el cuarto dedo de la mano izquierda. Finalmente, supe de un músico español, Joaquín Fabre, que ayudaba a tratarla. El desafío fue ignorar la parte negativa que la situación me provocaba. La pandemia, que si bien fue una tragedia y los artistas no podían vivir de su trabajo, a mí me dio la ocasión de practicar y estudiar, de volver a empezar prácticamente de cero”.

Javier resume así lo que fue un largo y amargo tiempo de incertidumbre. Pero del que emergió con otra conciencia.

“Esto me había pasado por imponerme un exagerado estudio, es decir, por mi obsesión en la búsqueda de una perfección. Creo que me fui mentalmente al carajo con eso”. Lo cuenta el artista cordobés que cuando era niño se sumó a la orquesta de Luis Américo Caroli, su abuelo venido de Italia, de esas que invitaban a bailar con foxtrots, jazz, pasodobles, tangos y folklore. Javier, un chico de no muy buen comportamiento, fue conminado a sosegarse a través del deber con la orquesta.

Los comienzos

Pero todo deja huellas en la vida, y en especial en la vida de un artista. Javier, andando la adolescencia, se puso a estudiar saxo. “Es el instrumento para poder expresar mi música. Con el piano, por ejemplo, aunque recurro a él para componer, no he podido desarrollarme como con el saxo”, dice.

Con un saxo fue con el que alguna vez se sumó a Chébere, en los comienzos de los ‘80, cuando los cuartetos le abrían puertas a los músicos de formación. Así, con ese salario de fines de semana, un día se fue nada menos que a pasar cuatro años en la escuela de música de Berklee, en Boston, Estados Unidos.

Hasta que, para arreglar los papeles de la nacionalidad de su ascendencia sanguínea, voló a Italia, su destino. “Empecé a hacer lo que hacía en mis estudios en Estados Unidos: mucha técnica y formación para tocar la tradición del jazz, como el bebop. Pero me dí cuenta que no sentía demasiado. Era medio como tratar de ser premio Nobel de matemática, pero no había emoción. Entonces, tomé cosas más tangueras, a partir de Astor Piazzolla, claro. Y me puse a escribir con conexión argentina: tango y folklore”.

Así nació el cuarteto “Aires tangos”, hace ya 31 años. “Lo armé con tres músicos italianos, para que no hubiera innecesarias comparaciones con formaciones de tango argentinas, y sin bandoneón, para evitar condicionamientos”, cuenta.

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Hoy en el Buen Pastor

Con esa formación, se presentó el jueves 14 en el Teatro del Libertador, en la noche impulsada por el Instituto Italiano de Cultura, y a la noche siguiente, en Río Cuarto.

Esta tarde de domingo volverá al Festival en la explanada del Buen Pastor, para disfrute abierto y gratuito. Estará con un compañero de otros tiempos, como el notable pianista cordobés Luis Lewin, y la Banda Sinfónica de la Provincia.

La música argentina me emociona… Me emociona cuando toco, y hasta ahora, que te lo digo”, nos afirmó en 2015, en otra edición del Festival. El que vemos ahora, tiene la misma carga de la emoción y del aprendizaje humano y artístico que le dejó su tiempo de piñas contra el hombre invisible.

“La patología me ha permitido reflexionar sobre qué camino tomar en la escritura y en el modo. Ahora estoy menos en la fase técnica e impresionista y más en buscar llegar con menos notas, para que mi música pueda ser comprendida y sentida por el mecánico o el ama de casa que nos viene a ver. No hay que descuidar nunca el aspecto emotivo de aquel que te viene a escuchar”. Dice, y así es.

Jazz en el Libertador

Un festival consolidado

“Luego de 16 ediciones, y de este año con 13 días de actividades libres y gratuitas, el Festival Internacional de Jazz de Córdoba se ha consolidado como el evento de jazz más grande de Argentina y uno de los más grande de la región”.

Para Nacho García Vieira, creador y organizador del festival, no hay dudas de que es una de las grandes actividades de la provincia, que lleva adelante la Agencia Córdoba Cultura. La abundante programación, con notables artistas, incluyó conciertos en el Teatro del Libertador, el Buen Pastor, salas de Capilla del Monte, San Francisco, Río Cuarto y Villa María, entre otros escenarios, siempre con el concepto de integrar a músicos visitantes con cordobeses.

Javier Girotto ha participado en varias ediciones anteriores, incluido la apertura de 2015 junto a la Banda Sinfónica. “Los músicos que me han acompañado desde Europa han quedado maravillados por el calor y el afecto del público de Córdoba”, cuenta.

Definitivamente, el Festival de Jazz ya es una de las grandes tradiciones culturales y artísticas de Córdoba.