Es uno de los radicales más críticos con el rol de su partido dentro de la coalición Cambiemos. Cuestiona desde hace meses no sólo la desidia del PRO a la hora de escuchar a la UCR, sino también a sus pares del radicalismo por tener “con el silencio, una actitud sumisa y permisiva”. Jorge Sappia, el presidente de la Convención Nacional de la UCR, se refirió a la polémica que se desató en la última semana en torno a la decisión del Secretario de Energía, Javier Iguacel, de imponer una cuota extra en la factura del gas y cómo jugó el radicalismo. Además, habló de Elisa Carrió, el futuro de Cambiemos y el rol de los radicales cordobeses.
- ¿La marcha atrás con el gas fue la primera ocasión en la que el Gobierno escuchó a la UCR, o la decisión se produjo por otros factores?
- Creo que el Gobierno está en una situación crítica, todos los integrantes del gabinete están muy tensionados. Frente a la reacción adversa que provocó lo de las 24 cuotas hubo un acto de responsabilidad, escucharon las quejas de la gente, la propuesta del radicalismo por primera vez y se actuó en consecuencia. Pero ojo, escuchó a la UCR cuando el partido tuvo una actitud crítica. Quiere decir que se dieron dos cosas que no se habían dado antes: por un lado, la UCR a través del Comité Nacional hizo una crítica constructiva; y por otro, el gobierno escuchó. Yo fui escuchado y convocado por el Gobierno en noviembre del año pasado con motivo de la reforma laboral. Aquella conversación mía con (Jorge) Triaca y ésta fueron las únicas veces en las que el gobierno escucha a la UCR. Esto implica un avance pero no lo suficiente como para revelar una intencionalidad.
- ¿Se puede entrar en otra etapa en la relación o el rol del partido dentro de Cambiemos?
- No creo, primero quiero ver como sigue la secuencia. Por ahora, no creo. No hay elementos para pensar que se ha cambiado la tónica de la cosa y esto no es sólo culpa o responsabilidad del gobierno que no escucha, no comparte o no deja que se lo asesore, sino también del Comité Nacional que no permite que eso ocurra.
- ¿Cambió en algo de (José) Corral a (Alfredo) Cornejo al frente del partido?
- No. Fue lo mismo: un sometimiento al derrotero marcado por el PRO en el Gobierno nacional sin ejercer una actitud crítica. Se mantuvo lo mismo. De arranque en esta coalición faltó un programa común de todos los socios de la coalición para ejecutarlo en el Gobierno, y al no existir esto permitió que el PRO se maneje sin escuchar a los demás socios. El silencio fue una actitud sumisa y permisiva.
- Con una coalición integrada por el PRO, el radicalismo y la Coalición Cívica…
- (Interrumpe) No. Es PRO, radicalismo y (Elisa) Carrió. Lo de ella es un partido unipersonal que yo no lo tomo en cuenta porque es poco serio. La diputada Carrió primero sale, embiste contra (ministro de Justicia, Germán) Garavano, y después sale diciendo que es una broma. El país está en una situación muy seria y grave como para decir que se trata de una broma con situaciones que afectan al Gobierno nacional.
- ¿Y esto hace peligrar Cambiemos?
- Cambiemos si no cambia, no tiene futuro. Estamos en una situación de una crisis y hace falta un gran acuerdo nacional con todos los actores políticos y con reglas que se cumplan. Con el PRO y la UCR como actores fundamentales. Si esto ocurre, Cambiemos tiene la posibilidad de subsistir. Pero si no lo hace, hablar de una coalición con partidos muy diferentes y con medidas que decide únicamente el PRO, es muy difícil. Por eso tenemos que llegar a un acuerdo programático, o esperar y decir hasta aquí llegamos y que cada partido recobre su independencia.
- ¿Los radicales de Córdoba, referentes como (Ramón) Mestre o (Mario) Negri, son parte de la falta espíritu crítico?
- A mí me resulta muy difícil decirlo, pero de los que ocupamos cargos de conducción dentro del partido, la única voz crítica fue la mía. Lo cual no me satisface para nada. Pero los otros referentes del partido no criticaron, salvo la queja por Presupuesto, después no hay críticas. Todos adolecen del mismo defecto, con un mutismo absoluto no se puede construir nada.