Harry, un Jack Russell terrier de 9 años, era más que una mascota: era un perro de soporte emocional que acompañaba a una niña con epilepsia. El agresor, vecino directo de la familia, confesó haberle disparado con un rifle por haber orinado una rueda de su auto. Luego, con el arma aún en la cintura, amenazó al padre, la madre y otros familiares. La causa está en manos de la Fiscalía de Río Tercero, y el imputado será indagado esta semana.
El pasado jueves 26 de junio, cerca de las 18, Harry desapareció de la casa de Marta y Germán, padres de tres niñas. La familia lo buscó sin descanso toda la noche en el barrio cerrado Los Molles, en Villa General Belgrano. A la mañana siguiente, hallaron su cuerpo sin vida debajo de un arbusto frente a su casa. Tenía una herida de bala en el corazón.

“No fue un tiro al azar. Fue directo al pecho. Lo hizo alguien que sabe usar armas”, relató Germán en diálogo con el programa Última Pregunta de Radio Continental Córdoba.
Harry estaba entrenado como perro de asistencia para la hija mayor de la familia, quien padece epilepsia. “Ella dormía con él. El perro detectaba las crisis antes de que comenzaran. La ayudaba a sentarse o a calmarse. Era parte de su tratamiento”, explicó el padre con la voz quebrada.
Tras descubrir el cuerpo del perro, Germán se acercó al vecino sospechado. Le preguntó si sabía algo y la respuesta fue directa: “Lo bajé. Me hizo pis el auto”, le respondió el hombre, refiriéndose a su vehículo de alta gama. “No podía creer lo que decía. No mostraba arrepentimiento, lo decía como si estuviera orgulloso”, agregó Germán.
La situación se agravó cuando el agresor sacó un arma de su cintura y comenzó a hacer gestos amenazantes hacia los familiares. Según una publicación de Marta en redes sociales, “nos desafiaba con el arma mientras su pareja me filmaba. Ni siquiera se disculparon”. En la denuncia judicial consta que el acusado profirió amenazas contra la integridad de la familia. El hombre fue imputado por los delitos de amenazas calificadas y crueldad animal.
Miedo y encierro
La escena dejó consecuencias devastadoras en la familia. Las tres hijas de Marta y Germán se niegan a salir de la casa. Temen ser agredidas por el vecino. “Mi señora no duerme. Mis hijas no quieren salir al patio. Vivimos encerrados por miedo a que vuelva a disparar”, describió Germán.
El posteo de Marta expuso con crudeza la angustia que atraviesan: “Dormimos todos juntos en una habitación con la alarma encendida. No sabemos si hay más armas”.

La familia vive en el barrio desde hace nueve meses. Se mudaron buscando un entorno seguro para que las niñas pudieran jugar y salir en bicicleta. “Nos fuimos a un barrio cerrado para darles tranquilidad y ahora vivimos una pesadilla”, resumió el padre. La posibilidad de mudarse nuevamente está sobre la mesa. “No queremos que esto pase de nuevo. Ni con otro perro, ni con una persona”, expresó.
El caso despertó una ola de indignación en redes sociales bajo la consigna “Justicia por Harry”. También intervino la asociación protectora de animales “Amigos con Patas”, que publicó: “Si alguien puede matar a sangre fría a un perrito de menos de ocho kilos, ¿qué puede hacer con una persona?”.
Avance judicial
La Fiscalía que conduce Alejandro Carballo, en Río Tercero, está a cargo de la investigación. Ya se secuestró un rifle de aire comprimido que sería el arma utilizada. El acusado será indagado esta semana y la causa sigue reuniendo testimonios.
Fuentes judiciales confirmaron que el hombre está imputado por daño, crueldad animal y amenazas. La figura legal podría agravarse si se determina premeditación o peligro inminente para la familia.