Pablo Laurta convirtió el techo de la vivienda de su expareja en un punto de acecho y terror. En enero de 2024, el femicida pasó al menos tres noches escondido bajo el tanque de agua de la casa donde vivían Luna Giardina y su madre, Mariel Zamudio, ambas víctimas de femicidio el último sábado. Laurta tenía una orden de restricción de contacto y acercamiento vigente, pero la violó sistemáticamente para amenazar e intimidar a las mujeres.
Un vecino identificado como Pablo fue quien confrontó a Laurta en una de esas ocasiones. "Yo lo había visto dos o tres días antes que andaba en el techo. Lo conocía porque iba y volvía. Lo conocía como pareja de Luna", relató el testigo. El episodio que lo alertó ocurrió cuando escuchó gritos de auxilio: "Un día lo veo y escucho gritos y la alarma de la casa. Me asomo por la tapia y estaba Mari gritando auxilio", contó a PERFIL CÓRDOBA.
El vecino preguntó a Mariel si se trataba de su yerno, pero ella respondió angustiada: "No, por favor ayuda". Fue entonces cuando el testigo reaccionó: "Subí al tanque, lo quise confrontar y él se tiró del techo y se da a la fuga". Desde ese momento, el vecino comprendió la gravedad de la situación. "Desde ahí me enteré de los problemas que tenían en la relación porque empecé a tener un contacto más frecuente con Luna y con Mariel", explicó.
El lugar donde Laurta se ocultaba era el habitáculo bajo el tanque de agua, un espacio de poco menos un metro por un metro y medio, en la parte superior de la vivienda desde donde podía vigilar y atemorizar a sus víctimas. Este comportamiento formaba parte de un patrón de hostigamiento constante que mantuvo contra Luna y Mariel a pesar de las medidas judiciales.
Una historia de violencia documentada
Laurta había sido denunciado por Luna en noviembre de 2023, cuando ella regresó de Uruguay y radicó la denuncia en Córdoba. Maricel Flamenco, quien fue su abogada defensora hasta marzo de 2024, explicó en diálogo con Continental Córdoba el origen de la causa: "Él nos contactó en noviembre del 2023 para asumir el patrocinio en una causa que tenía por violencia familiar, en donde Luna lo había denunciado. Se manifestaba violencia verbal, física, económica y se le dictó a él una restricción de contacto y de acercamiento".
La denuncia inicial derivó en una restricción judicial, pero el 9 de enero de 2024, Laurta fue detenido precisamente cuando los vecinos lo vieron en el techo de la casa. "Un vecino a las 9 de la mañana lo ve en el techo de la casa de Luna y da aviso a Luna, a la mamá Mariel, y entre los vecinos se alertan de esta situación y llaman a la policía", detalló Flamenco. Durante la persecución policial, Laurta tuvo un accidente con una camioneta 4x4 que conducía y fue detenido.
Sin embargo, la Justicia no detectó la peligrosidad del agresor. Flamenco, quien lo representó durante ese periodo, recordó que Laurta se mostraba diferente en las interacciones profesionales: "Siempre se mostró una persona muy educada, muy calma, muy paciente, muy pensante. En ningún momento hubo un indicio". Incluso las pericias psicológicas y psiquiátricas solicitadas por la fiscalía antes de que recuperara la libertad "tampoco arrojaron ningún dato que puedan determinar que había criterios para ordenar una internación o que marcaran esta peligrosidad, ni siquiera para él ni para terceros".
La exabogada admitió que el sistema falló en detectar las señales de alarma. "Creo que no hubo un seguimiento correcto", reflexionó Flamenco, quien también señaló el colapso del sistema judicial en Córdoba como un factor determinante: "Están colapsados, tribunales está colapsado. Las audiencias, cuando nos dan, es a 3 meses".
El caso de Luna Giardina y Mariel Zamudio evidencia las fallas estructurales del sistema de protección a víctimas de violencia de género en Córdoba. A pesar de las denuncias, las restricciones judiciales y los episodios de acecho documentados, la tragedia no pudo evitarse.
