El coronavirus sirvió como prueba de fuego para que el peronismo, que después de décadas volvió a gobernar la Ciudad, reacomode el dominio en el territorio capitalino. Con un mapa que se divide entre el poder institucional y el poder político o partidario; la estructura del PJ ya piensa en modo postpandemia y encara el desafío de blindar la capital cordobesa.
Después de la reunión del sábado pasado del gobernador Juan Schiaretti con más de una veintena de dirigentes de la ciudad, y de la que también participaron el intendente Martín Llaryora y la diputada nacional Alejandra Vigo, el esquema ratificó el peso del viguismo, por dónde pasa la continuidad del delasotismo y quiénes son los referentes del jefe comunal capitalino en la ciudad.
Poder territorial. El sector encabezado por Vigo tiene mayoría en la ciudad con una estructura que se divide entre cargos y dominio en las seccionales. De hecho, el poder de la parlamentaria está repartido entre bancas del Concejo, despachos municipales, escaños en la Unicameral y las ministras Claudia Martínez y Laura Jure.
En los barrios, Vigo tiene en la poderosa seccional 10ª en Villa El Libertador al tándem Diego Hak y Diego Casado, legislador provincial y concejal, respectivamente. Con el edil hubo fricciones en el último tiempo, a partir de declaraciones y tweets, forma parte de la órbita del viguismo y es observado de cerca por los más leales a la diputada.
La 8ª también está en el esquema de Vigo con Augusto Cámara, que preside la seccional y es el subdirector del CPC Pueyrredón; y la 11ª es territorio del también viguista, el legislador provincial Walter “Tom” Ramallo.
Dentro de la estructura de la esposa del gobernador Schiaretti, el que se encuentra en el delgado equilibrio entre Llaryora y Vigo es el secretario de Políticas Sociales, Raúl La Cava. El hombre con pasado por el ministerio de Desarrollo Social provincial conduce la seccional 6ª y es uno de los que responde en lo institucional al intendente, pero con asiduidad habla con Vigo. Doble vía de la que se compadecen algunos de sus compañeros de gestión.
La presencia en el Concejo, Vigo la tiene con los ediles Pablo Ovejeros -su esposa conduce el CPC Chalet San Felipe en la 12ª seccional que él comanda-, Martín Córdoba y Erika Mercado, hija del exlegislador y jefe de la 14ª, “Carlín” Mercado y entre los CPC, domina San Vicente con Santiago Gómez.
El sector de la diputada se compone además con su compañero de bloque en el Congreso, Paulo Cassinerio, y el legislador provincial por Capital, Leonardo Limia. Dos de los tres -el otro es Hak- más cercanos a la esposa del gobernador Schiaretti.
Mística delasotista. El territorio que representa al exgobernador en la ciudad lo lideran la legisladora Natalia de la Sota y el viceintendente Daniel Passerini. La hija del exgobernador más abocada a la provincia desde hace un tiempo, conserva el contacto con parte del territorio y la mística de José Manuel de la Sota.
El espacio, que decidió no participar de la charla de Schiaretti con los dirigentes de la Capital, tiene funcionarios como el director de Centros Vecinales, Adrián Brito, con quién aseguran algunos integrantes del Ejecutivo municipal hay un malestar por parte de los centros vecinales. Además, el delasotismo incluye a tres concejales -Bernardo Knispschher, Valeria Bustamante y Rosana Pérez-, el legislador Carlos Lencina, direcciones en CPC, como el de Pueyrredón, con Bernardo Berbotto, y Parques Educativos.
En el medio, sumó una salida. A fines del año pasado Estela Bustos Fierro se fue del delasotismo, aterrizó en el viguismo, donde le pidieron paciencia, y en meses quedó al frente del CPC de Villa El Libertador, tras la salida de Fernando Masucci para conducir la Unidad Ejecutora Zona Sur. Es decir, el exedil de Olga Riutort y cercano a Miguel Siciliano se quedó con la administración de fondos de obras para esa parte de la ciudad.
Esa porción del sur capitalino tiene además el agregado del Centro Vecinal en manos del hombre que responde a los Saillén, Aldo Ortega. El director fue disciplinado hace poco y el oficialismo capitalino le empezó a marcar el territorio que ahora tiene representantes de todos: viguismo, llaryorismo y el Surrbac.
Los representantes del ‘1’. Paradójicamente, el que menos territorialidad tiene es el intendente. Y lo reconocen los propios llaryoristas: “Martín nunca necesitó del aparato para ganar una elección. Gana por imagen y gestión”, sintetizó un puro. Esa es la disputa que observan varios desde hace semanas: entre los paladar negro, originados incluso antes del lanzamiento del ‘Peronismo que viene’ con el que Llaryora desafió en 2013 a Schiaretti y De la Sota.
En ese esquema, están el legislador Juan Manuel Cid como uno de los operadores; el presidente de Tamse, Marcelo Rodio -dirigente de la 9ª que algunos ven con ganas de candidatura fuerte en 2023-, y la mesa se cierra con Pablo Bario, uno de los de mayor confianza del intendente. Exintegrante del gabinete de Llaryora en San Francisco y un tipo con un perfil bajísimo.
“Cid es armador, Rodio es territorio y Bario es un jugador de toda la cancha”, dijo a PERFIL CORDOBA un dirigente de la Capital.
El lote llaryorista se completa con el subsecretario de Participación Ciudadana, Juan Manuel Rufeil; el secretario de Economía, Guillermo Acosta, el secretario de Ambiente, Jorge Folloni; se aproxima el jefe del bloque en el Concejo, Juan Domingo Viola, y dentro del recinto cuentan como propios a Nicolás Piloni (seccional 4ª) y Marcos Vázquez (3ª). A ellos se suman directores de CPC como Argüello -Pedro Altamira- y Empalme -Sebastián de la Rosa- y Parques Educativos.
Aliado con peso. El cuarto del póker es el secretario de Gobierno, Miguel Siciliano. El hombre ocupó despachos en CPC, su esposa, Victoria Flores comanda el ESyOP, y tiene una porción de los promotores de convivencia. Lote que comparte con la secretaria general, Verónica Bruera, y el titular del Tribunal de Faltas, Juan Manuel Aráoz.