Entre el 1 y el 2 de diciembre, CB Consultora Opinión Pública encuestó a 1.115 argentinos para medir el impacto real de la crisis que atraviesa la AFA. El resultado es una radiografía cruda: casi siete de cada diez argentinos califican la gestión de Claudio Tapia como “mala” o “muy mala”, una cifra que no tiene antecedentes desde que “Chiqui” asumió en 2017.
La encuesta, con un margen de error del 2,9%, deja al descubierto no solo una caída de imagen, sino un problema sistémico que mezcla sospechas, disputas políticas y un desgaste que ya comenzó a tocar al equipo nacional.
El dato que más ruido generó entre dirigentes, clubes y analistas es la desaprobación del 65,8% hacia la gestión de Tapia. Dentro de ese número, un 37,3% habla directamente de una conducción “muy mala”, y otro 28,5% la califca como “mala”.
El apoyo, en cambio, es magro: solo el 23,4% ve la gestión de manera positiva. La brecha entre apoyo y rechazo supera los 42 puntos, una diferencia que dibuja un escenario de aislamiento político y social para el presidente de la AFA.

Las denuncias financieras concentran la mayor preocupación
Cuando se pregunta qué es lo más grave de la crisis, uno de cada dos argentinos, exactamente el 50,1%, apunta a las denuncias por presunto lavado de dinero y evasión. Ese porcentaje duplica ampliamente a quienes consideran que el problema central son los arbitrajes polémicos, mencionados por el 20,1%.
La tensión política interna, protagonizada por choques con el oficialismo y sectores del ascenso, ocupa un tercer plano, con un 11,9% que la identifica como el principal foco de conflicto. La lectura es clara: la crisis dejó de ser deportiva para transformarse en judicial y financiera.
Las polémicas arbitrales de los últimos meses, lejos de diluirse, alimentaron aún más el clima de sospecha. Según el estudio, el 56% de los argentinos cree que no se trata de equivocaciones, sino de decisiones intencionales vinculadas a acuerdos internos.
Solo un 9,2% considera que son errores aislados, y un 13,9% los atribuye a mala gestión. El resto, el 20,9%, directamente no sabe qué pensar, síntoma de una institución que perdió credibilidad.
Corrupción en el entorno: para el 61% las denuncias son reales
La encuesta preguntó también por las acusaciones que involucran a personas cercanas a Tapia. Aquí aparece otro dato pesado: el 61,4% cree que las denuncias son verdaderas.

Apenas un 12,1% considera que son meras operaciones mediáticas, y un 26,5% admite que no tiene suficiente información. Si la encuesta midiera confiabilidad, este sería el punto más delicado para la AFA. El golpe final aparece cuando los encuestados evalúan las consecuencias sobre el equipo nacional. Para el 54,4%, la crisis le resta a la Selección de cara al Mundial.
Dentro de ese porcentaje, un 30,3% considera que le resta “mucho”, y un 24,1% “algo”. El grupo que cree que le suma es apenas del 6,7%. La lectura es contundente: la política de la AFA ya no queda en el escritorio—atraviesa al vestuario.
¿Debe hablar Messi? La sociedad dice que no
La figura del capitán argentino también aparece en el estudio. El 54,9% cree que Messi no debe pronunciarse sobre la situación de la AFA. Un 20,2% quiere que la repudie abiertamente y un 4,8% espera que la respalde. La encuesta muestra que, para la mayoría, Messi debe quedar al margen de la crisis institucional.
Córdoba: así queda el gabinete de Llaryora tras los cambios
Incluso el respaldo público de los clubes del ascenso es cuestionado: un 55,5% de los argentinos cree que ese apoyo fue forzado, y solo un 10,2% lo ve como legítimo.
Otro dato que golpea directamente a la estructura de poder de la AFA es la mirada sobre cómo debería elegirse a su presidente. El 43,1% quiere que voten todos los presidentes de clubes del país, y un 33% reclama que voten directamente todos los socios. La conducta de los números señala algo más que una desaprobación coyuntural: hay una demanda social de reforma institucional.