CULTURA
Literatura

Pedro Lemebel, un autor clave para entender el estallido en Chile

El escritor y performer, fallecido en 2015, es el símbolo de una resistencia que ahora cobró visibilidad. La ternura como arma.

Pedro Lemebel
Pedro Lemebel. Tengo miedo torero (Planeta, 2019) | Cedoc

"Y no hablo de meterlo y sacarlo. Y sacarlo y meterlo solamente. Hablo de ternura compañero", podía leerse en una de los tantos carteles de la Marcha del Orgullo que tuvo lugar en la Ciudad de Buenos Aires este sábado 2 de noviembre. El autor de esa cita es Pedro Lemebel, escritor, performer y artista visual chileno cuyo nombre volvió a ganar fuerza tras el estallido social que atraviesa el país trasandino. Tanto así que el final de su última carta, publicada en Facebook el 31 de diciembre de 2014, tiene un mensaje casi profético en donde imagina un largo país, como un gran pañuelo de alba cordillera para enjugarle al ayer la impunidad de sus lágrimas. Un hermoso país, como una inmensa sábana de sexo tierno que también sirva para secarle a usted su sudor de mochilero patiperro. ¿Qué me dice? Nos embarcamos en el sueño”.

Nacido en Santiago de Chile en 1952 y fallecido en 2015, Pedro Segundo Mardones Lemebel decidió resumir su nombre para diferenciarse de su padre homónimo. Ícono de la literatura sobre la diversidad sexual y de género, el escritor se convirtió también en la voz de una generación al tener una mirada crítica y denunciataria de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile y, una vez finalizada, del régimen neoliberal instaurado desde entonces y del cual el actual presidente Sebastián Piñera es uno de los máximos exponentes.

Usted es puro número y cálculo, señor Piñi, poca reflexión, poco verbo, poca idea, aunque esa es la única palabra que usa entre sus contadas palabras efectistas. Buena onda y futurismo”, le escribió en una carta abierta el autor chileno al actual mandatario en 2009, cuando Piñera se presentaba a su primera elección. Más adelante, en la misma misiva, sentenciaba: “Quiere hacernos creer que siempre fue demócrata, pero lo recordamos clarito sobándole el lomo a la dictadura”.

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El reclamo del pueblo chileno, cuyos jóvenes son su más clara expresión, tiene como lema: “No son 30 pesos, son 30 años”, en referencia al tiempo transcurrido desde el final de la sangrienta dictadura de Pinochet en 1990. En ese periodo, la voz y los libros de Lemebel iban ganando en peso dentro de la cultura alternativa chilena, al mismo tiempo que cobraba importancia al interior de la literatura de la región. “Soy más pirateado que Condorito”, bromeaba Lemebel en un documental realizado sobre su figura, luego de encontrarse con libros suyos en puestos de diarios en las calles de Santiago. 

Hablo por mi diferencia. “Defiendo lo que soy/ Y no soy tan raro/ Me apesta la injusticia/ Y sospecho de esta cueca democrática”, escribió Lemebel en su “Manifiesto (Hablo por mi diferencia)”, texto que circuló como pan caliente en las calles de este Chile convulsionado. Símbolo de resistencia y disidencia, sus libros publicados ganan aún más vigor en este contexto en el que se debate un nuevo modelo de sociedad en el país que hasta hace un mes era el ejemplo para muchos políticos argentinos.

Tal es el caso de Tengo miedo torero, la primera novela del autor publicada originalmente en 2001 y reeditada recientemente en formato de bolsillo por Planeta. En este relato, se cuenta la historia de amor entre un militante resistente a la dictadura de Pinochet y un homosexual apodado “La loca del Frente” que empieza a meterse en política tras conocerlo. El tiempo histórico en el que transcurre este libro es 1986, el año del fallido atentado al dictador en el que el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) interceptó a la comitiva oficial en el regreso de Pinochet tras un fin de semana de descanso. El saldo final fueron 5 muertos y 11 heridos, además de 4 años más de dictadura.

Sociedad y lenguaje en tiempos de diversidad

En este libro, Lemebel expone su talento para retratar la vida cotidiana de un Chile marcado por el terror de un golpe de facto y la falsa comodidad a la que se acostumbra un pueblo a cambio de un bienestar económico discutible. “Mire, señora, yo creo que alguien tiene que decir algo en este país, las cosas que están pasando, y no todo está tan bien como dice el gobierno. Además, fíjese que en todas partes hay militares como si estuviéramos en guerra, ya no se puede dormir con tanto balazo”, dice el protagonista en un momento del libro. Dicha frase bien pudiera aplicarse al contexto actual en el país vecino.

A su vez, a lo largo de Tengo miedo torero se puede ver una constante en la obra de Lemebel: la necesidad de apostar a la ternura como un arma transformadora, capaz de mover los cimientos de una sociedad adormecida. Aún en sus crónicas más urgentes, en donde el enojo y los acontecimientos cobran protagonismo, el escritor chileno no dejaba de marcar la importancia de los sentimientos y la idea de una igualdad basada en el calor humano y la aceptación de la diversidad.

Cuando este libro salió en Chile, Lemebel lo presentó vestido de un rojo furioso y con un tocado de plumas. El auditorio estuvo colmado de seguidores, políticos de izquierda, periodistas y cineastas, pero muy pocos escritores.Sin embargo, el libro estuvo más de un año en la lista de los más vendidos en Chile. A más de 4 años de su muerte, tanto sus libros como su manifiesto siguen en pie y se recitan con el fin de alcanzar una sociedad más justa tanto a nivel social como para acabar con la discriminación. 

A continuación, el final de “Manifiesto (Hablo por mi diferencia)” : Yo estoy viejo/ Y su utopía es para las generaciones futuras/ Hay tantos niños que van a nacer/ Con una alíta rota/ Y yo quiero que vuelen compañero/ Que su revolución/ Les dé un pedazo de cielo rojo/ Para que puedan volar.