Belgrano tuvo el mérito de correr a Vélez hasta abajo de la cama y jugar hasta el último segundo. El premio fue el gol de Martín Zapata, que le dio a Belgrano el plus del triunfo. El equipo cordobés obtenía un punto ante el Vélez B, pero lo creyó poco y fue por todo.
El trazado siempre es el mismo; orden y progreso es la bandera de Belgrano. Y le sobra paciencia. Un equipo nunca apurado, que costruye los triunfos ladrillo por ladrillo; no de un tirón. Le costó ayer, pero lo consiguió porque el conjunto cordobés tiene, además, la templanza para esperar. Y pegar en el momento exacto.
La fórmula repetida. Hace dos semanas, Belgrano fue local ante Colón. Tenía el empate en las manos y el resultado se acomodaba al tiempo de juego. Hasta que en el final, el héroe fue Zapata. Otra vez, Zapata. Ese día, el volante fue amonestado y tuvo que cumplir sanción, por acumular cinco amarillos. Volvió ayer, ante Vélez. Y marcó como la noche ante Colón, cuando Belgrano festejó su botín de tres puntos.
Ricardo Gareca, en tanto, confió en los juveniles. Al equipo titular lo guardó para la Copa Libertadores. Los chicos hicieron un buen partido, aunque les faltó resto para cerrar filas a medida que se acababa el partido.
El punto era valioso para los de Liniers, que cuando se animaron a buscar la victoria se chocaron contra Juan Carlos Olave.
En el primer tiempo, Belgrano fue superior, pero le faltó eficacia para definir. Después, Vélez le tomó confianza al partido y controló la pelota. De todos modos, Belgrano insistió por lo suyo y Zapata capturó un rebote en Juan Sabia, tras centro de Farré.
El autor del gol fue el volante que a los 33 años no renuncia a esforzarse hasta el último instante. Zapata fue a buscar su tanto y le dio a su equipo el pasaporte al éxito: Belgrano se ilusiona no sólo con crecer en el torneo Final, sino con inscribir su nombre en alguna copa. Anoche sio un gran paso. O mucho más que eso. Belgrano avanzó con su marca registrada de estos tiempos: el zapatazo.