Aun cuando la campaña electoral no arrancó, los rebotes políticos empezaron a dispararse sobre el blanco del Ministerio de Economía.
Esta semana el titular del Palacio de Hacienda, Sergio Massa, quedó bajo la lupa de varios sectores.
Por un lado, la oposición investigará y denunciará el anuncio del ministro por los bonos de esta semana. El titular del Palacio de Hacienda anunció la recompra de deuda externa por más de 1.000 millones de dólares y el ministro consideró que se hizo a los efectos de seguir mejorando el perfil de la deuda externa del país y para seguir bajando el riesgo país y mejorar las posibilidades nacionales de acceder al mercado de capitales.
El mensaje se grabó la noche anterior y se anunció con mucho énfasis la mañana del miércoles. Eso y otras cuestiones generaron suspicacias y dudas en un sector político que supone maniobras de tráfico de influencias para beneficiar a algunos tenedores de esos títulos. En Economía desmienten, por supuesto, esta situación pero lo cierto es que todo parece indicar que Massa estaría en el umbral de la primera denuncia sobre su gestión como funcionario público.
Anoche el propio ministro ordenó que instrumentará la CNV desde el lunes. Economistas muy influyentes en el mercado sostuvieron que la recompra de títulos de deuda pública no tendría el efecto buscado debido a que se efectuó cuando hay una suba de la cotización de los bonos, y dudaron del poder de fuego para frenar la suba del dólar.
La misma semana en que se colaron estas dudas sobre la gestión del gabinete económico también se conoció un fuerte documento de las entidades empresariales más poderosas del país, como AMchan, el Foro de Convergencia, IDEA y ACDE, pero que novedosamente agregó algunas firmas particulares de empresarios con nombre y apellido. En una “carta abierta a los diputados de la Nación” (que deben decidir sobre el juicio a la Corte que impulsa el Gobierno) cerca de 500 empresarios se preguntaron allí: “¿Quién va a invertir en la Argentina si se desconocen los fallos de la Corte?”. Sin mencionarlo, esa misiva apunta directamente a Massa, quien desde la poltrona de Economía debe garantizar las condiciones para atraer inversiones privadas en un país donde este indicador no crece desde 2011 y en el que las cifras de pobreza están en alza, como la inflación.
Las gestiones rápidas que realizaron algunos de los principales CEO y dueños de las principales compañías del país apuntaron, en esta ocasión, a evitar el silencio de connivencia que en otras ocasiones el empresariado tuvo en torno a las decisiones gubernamentales, como por ejemplo la intervención política del Indec.
Massa tiene hoy dos piezas claves en la comisión que debe decidir el futuro de este camino iniciado desde el oficialismo y además no se pronunció, al menos hasta ahora, personalmente sobre el juicio a la Corte. Desde el sector privado buscan forzar ese posicionamiento público.
Por último, la reunión ayer del ministro con la Mesa de Enlace contuvo, a medias, los reclamos del sector y especialmente el clima de malestar que el campo viene sintiendo con el gobierno de Alberto Fernández desde sus comienzos.
El ministro prometió un paquete de ayuda por la situación de emergencia que impone la sequía el 1° de febrero. Los productores creen que el Gobierno quiere ganar tiempo y evitar medidas de protesta tranqueras adentro en los inicios de este año electoral.
En el secror calculan que las pérdidas rozan entre los 10 mil y 12 mil millones de dólares y desde al arco político opositor le reprochan al gobernador Axel Kicillof haber minimizado el impacto de la sequía en territorio bonaerense.
El golpe de esta situación tiene diversas esquirlas. Por un lado disminuirá las exportaciones de un sector clave para la generación de divisas. Y sobre todo en un contexto internacional que no tendría precios tan favorables como los del año pasado para las materias primas. Es decir, menos dólares en un año electoral con abultados vencimientos por la merma en las ventas y por la baja en el precio internacional; un combo que preanuncia nubarrones para el comercio exterior.
Pero además, y lo que más preocupa, en un contexto de menor producción como el actual, que afectó especialmente al trigo y a la carne por las menores pasturas, generaría faltantes en estos dos productos que impactan en la mesa.
Se sabe en economía que cuando hay escasez también hay suba de precios, y un rebote en alimentos sobre el primer trimestre de este año complicaría los planes de Massa de bajar la inflación al 4% mensual. De hecho, ya hay consultoras que advierten un rebote en los últimos días de este mes debido a las subas del dólar y hay quienes también observan que, con o sin medidas en febrero, lo que ya ocurrió en la producción, no traería alivio en los bolsillos de los consumidores.