ECONOMIA
Tiempos de crisis

Las crisis económicas (y las renuncias de ministros) pueden afectar nuestra salud mental

Es cierto que en Argentina tenemos un importante entrenamiento en situaciones de incertidumbre y angustia, pero eso no significa que no afecte nuestra salud mental. El hecho de vivir de crisis en crisis nos impide terminar de comprender lo que nos sucede y elaborar una estrategia adecuada para afrontar los problemas. Como resultado: una sensación de inestabilidad emocional que puede resultar en un estado de ansiedad generalizada, en una condición vulnerable y de supervivencia.

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ANSIEDAD. En situaciones de estrés, es bueno hacer una real evaluación de cómo nos afecta la crisis | TELAM

La OMS define la salud mental como el estado de bienestar en el cual la persona es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida y trabajar de forma productiva y fructífera. En este frente, quedamos constantemente enfrentados a una importante serie de tensiones que se agravan aun más con la incertidumbre de la situación sociopolítica y que nos afecta indudablemente en nuestra salud mental dejando nuestros estados alterados y alejados del bienestar.

También es cierto que estamos atravesados por un entorno mundial de importantes turbulencias. Como describo en “Mundo Post Covid. La psicología del trabajo tras la pandemia”, se trata de un contexto denominado V.I.C.A. que se define de esta manera:

  • Volátil, en tanto inesperado, inestable y de duración desconocida.
  • Incierto, porque podemos conocer las causas y los efectos, pero no la resolución. En este caso, es posible orientarse al cambio pero no a sus resultados.
  • Complejo, con infinidad de variables y conexiones. Si bien hay información disponible, la cantidad de esa información y las conexiones posibles lo vuelve abrumador.
  • Ambiguo, porque las relaciones entre causa y efecto no son claras y no hay antecedentes.
Silvina Batakis 20220705
SITUACIÓN. Algunos cambios generan desconfianza.

Venimos de ser atravesados por una pandemia que dejó una fuerte huella en nuestro psiquismo y este contexto de crisis que atraviesa nuestro país tiene un importante impacto emocional debido a la incertidumbre que provoca, la falta de previsibilidad, los cambios internos y la poca perspectiva de mejora a futuro que genera un importante desconfianza en aquellos que nos lideran.

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Un mundo de cambios abruptos, que a veces desafían nuestra capacidad de comprenderlos

Si bien es cierto que en la historia de la humanidad las crisis son frecuentes, las mismas tienen una fuerte influencia no solamente en la salud mental de los individuos, sino que afectan las familias, las organizaciones y al país en general. La crisis nos pone en alerta y genera un estado de alteración de nuestras vidas, marcado por la sensación de riesgo y amenaza que nos ubica en un estado vulnerable y de supervivencia. 

Como señala Aldo Schlemenson es su libro “Remontar la crisis”, vivimos en un mundo de cambios abruptos, en el que los acontecimientos exceden la capacidad de los sistemas humanos para comprenderlos, decodificarlos y así poder planificar y aprender a sobrellevarlos. El hecho de vivir de crisis en crisis, nos imposibilita terminar de comprender lo que nos sucede y de esta manera elaborar una estrategia adecuada de afrontamiento, de ahí que deviene una sensación de inestabilidad emocional que puede resultar en angustia o bien en un estado de ansiedad generalizada.

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AFP

La crisis nunca es exclusivamente por un hecho económico o político, y su onda expansiva repercute todo nuestro sistema psicosocial. De este modo los cambios que se dan de manera abrupta -como la renuncia de una figura política tan importante para los argentinos como el ministro de Economía-, genera un impacto que moviliza sensaciones de inestabilidad emocional que nos retrotraen a otras crisis vividas con anterioridad y aparecen como un deja vú, de tantas crisis sufridas, incrementando nuestras emociones de ansiedad y desolación.

Una nueva crisis provoca un incremento en la desesperanza, afectando nuestro estado de ánimo, que provoca a su vez una falta de confianza en nosotros y en los otros  y de este modo también promueve un círculo vicioso que afecta el bienestar social. Es allí cuando vemos en el día a día estados alterados, ataques de ira e incremento de los síntomas de angustia y hasta depresión. La falta de esperanza y perspectiva en que a futuro las cosas van a mejorar impactan sobre nuestra subjetividad de una manera determinantemente negativa.

Si bien estamos habituados a vivir con estrés y eso es parte de nuestra vida cotidiana, las crisis políticas, económicas, los problemas laborales y hasta las crisis personales generan un cóctel explosivo de desestabilización psíquica, provocando miedo y ansiedad por el porvenir, incrementando el malestar que puede desencadenar trastornos psíquicos y físicos severos.

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ANSIEDAD. En situaciones de estrés, es bueno hacer una real evaluación de cómo nos afecta la crisis.

La infodemia agrega mas leña al fuego del sufrimiento psíquico

Los rumores, los trascendidos, la información poco confiable incrementan un mal de la época conocido como infodemia, es decir el exceso de información sobre un tema determinado. Información que suele ser poco confiable y que puede incrementar el sufrimiento psíquico y la ansiedad. En tiempos de crisis abunda la desinformación, las fake news y las especulaciones de todo tipo tiradas “a la marchanta”, sin ningún tipo de ética periodística y exacerbadas por las redes sociales.

Los líderes institucionales deben ser los pilotos de tormenta en cuyas manos ponemos las esperanzas de resolver los problemas

Estos rumores y profecías apocalípticas no hacen mas que generar sufrimiento en una población vulnerable, y como sostiene el filosofo Byun Chul Han en su libro “Infocracia”, el intento de “combatir la infodemia con la verdad está, pues, condenado al fracaso. Es resistente a la verdad”. Porque, al mismo tiempo, sabemos que la infodemia es parte de un negocio de desestabilización que genera ganancias y tiene sus propios intereses especulativos.

La importancia del liderazgo en tiempos de crisis

Es en los momentos de crisis que más se espera de los líderes, de aquellos que puedan brindar confianza, líderes que puedan comunicar y trasmitir credibilidad, es decir la coherencia entre lo que se dice se piensa y se hace, líderes que puedan dar contención a una población que sufre frente a la indeterminación de su día a día.

El descrédito que genera la pérdida de credibilidad en los líderes afecta los vínculos entre los ciudadanos, va en contra de la colaboración y la solidaridad e incrementa la supervivencia individualista del “sálvese quien pueda”, promoviendo un desapego social generalizado.

Venimos de ser atravesados por una pandemia que dejó una fuerte huella en nuestro psiquismo 

Los líderes institucionales son los pilotos de tormenta en cuyas manos ponemos las esperanzas de resolver las crisis de este tipo. La gestión eficaz de la crisis por parte de los líderes permite que la población tenga mayor confianza en el futuro y vuelva a creer en las instituciones y sus autoridades. De esta manera disminuye el costo psicoemocional de la crisis.

Algunas recomendaciones finales

Si bien es inevitable el sufrimiento que provoca una crisis económica, política o institucional, a cada uno nos impacta de manera singular.

Algunas estrategias de afrontamiento son:

  • Poder seleccionar el tipo de información que recibimos para no entrar en pánico con los rumores y noticias constantes. El exceso de información sensacionalista incrementa nuestros niveles de estrés, angustia y ansiedad. Tampoco sirve desentenderse de la información, ya que el riesgo es quedar pasivo frente a las situación que vivimos y las medidas que tomar frente a una situación de crisis.
  • Poder hacer una real evaluación de cómo la crisis nos afecta y que medidas son importantes de tomar en esta situación. Determinar cuáles son las acciones que están en nuestras manos resolver y cuáles no. Buscar ayuda para entender como esto nos puede impactar personalmente con fuentes confiables.
  • Entender cuáles son los aspectos de la crisis que nos disparan el estrés y la ansiedad. Determinadas conversaciones, lecturas e inclusive los famosos “memes” pueden incrementar nuestro malestar psicoemocional, provocándonos un espiral de angustia y tensión constante. Identificar los factores angustiantes que provocan malestar nos permite alejarnos de los focos desencadenantes de nuestra vulnerabilidad.
  • Establecer estrategias individuales y colectivas para poder desintoxicarnos de estos factores ansiogenos que son patológicos. Poder valorar aquellos factores que nos dan calma y tranquilidad. Conectarnos con aquellas personas que nos pueden ayudar a encontrar herramientas para ganar en bienestar y salud mental, mejorando nuestra calidad de vida.

* Psicólogo, speaker y profesor de la UBA, la UTDT y la UMAI. Dirige la consultora Contenido Humano. Es autor de “Mundo Post Covid. La psicología del trabajo tras la pandemia”, de Ediciones Granica.