En plena campaña con la mirada fija en las elecciones presidenciales de octubre, el ex presidente izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva, perteneciente al Partido de los Trabajadores, busca la creación de una moneda comunitaria para Latinoamérica, similar al euro.
“No tenemos que depender del dólar” señaló Lula durante un discurso en el Congreso Electoral del Partido Socialismo y Libertad, quienes se declararon a favor de él en su nuevo camino a la presidencia. Gabriel Galípolo, economista y ex presidente del Banco Fator, acompaña en gran medida la propuesta.
Lula da Silva no quiere un "superministro" de economía si vuelve a la presidencia
En un artículo firmado por Galípolo y el ex alcalde de San Pablo, Fernando Haddad, ambos fomentan y animan la implementación de este modelo similar al euro, con el objetivo de aumentar la integración regional y fortalecer la soberanía monetaria. “Vamos a restablecer nuestra relación con América Latina. Y si Dios quiere, crearemos una moneda en América Latina”, expresó Lula.
La propuesta tampoco parece disgustarle a Jair Bolsonaro, oponente de Lula, ya que en agosto del año pasado, el actual ministro de Economía de Brasil mencionó que una divisa única para el Mercosur permitiría una mayor integración, una zona de libre comercio y crearía una moneda que podría ser una de las “cinco o seis más relevantes en el mundo”.
¿Cómo sería el “euro latinoamericano”?
Según explicó el economista en el artículo realizado para el diario Folha de Sao Paulo, este proyecto constaría de una nueva moneda digital sudamericana llamada “Sur”, la cual sería emitida por un Banco Central Sudamericano con una capitalización inicial aportada por los países miembros en proporción a su participación en el comercio regional.
La capitalización de esta moneda se conseguiría en base a “las reservas internacionales de los países y/o un impuesto sobre las exportaciones de los países fuera de la región”.
“La nueva moneda podría utilizarse para los flujos comerciales y financieros entre los países de la región”, explicaron y agregaron que “los países miembros recibirían una dotación inicial de Sur, según reglas claras acordadas, y serían libres de adoptarlo a nivel nacional o mantener sus monedas, mientras que los tipos de cambio entre las monedas nacionales y Sur serían flotantes”.
Actualmente, una buena parte de los países latinoamericanos posee su propia moneda, pero existen aquellos otros que abandonaron sus divisas como El Salvador y Ecuador. A su vez, otros como Panamá, Argentina y Venezuela también manejan la divisa estadounidense, la cual tiene un peso crítico sobre sus políticas monetarias.
Ecuador abandonó el uso del “sucre” luego de la crisis económica de 1998, la cual generó alta inflación y una quiebra masiva de bancos. Mientras que El Salvador dejó de lado el “colón salvadoreño” en 2001 tras un decreto del presidente de aquel momento, Francisco Flores, para así facilitar las transacciones y reducir la vulnerabilidad ante las crisis económicas.
Por su parte, el gobierno de Nicolás Maduro es el que más se acercó a la divisa de Estados Unidos como consecuencia de la hiperinflación y las devaluaciones constantes del bolívar. Al mismo tiempo que en Panamá el dólar convive con el Balboa desde la independencia del país.
En Argentina el dólar estadounidense es visto como un refugio ante la grave crisis económica y la inflación incesante que sería de más del 60% anual para el 2022. En el país se utiliza el “dólar blue” como referente de la cotización y como termómetro económico.
AS.