Ver a River, responder consultas de senadores sobre el plan oficial para la deuda externa y asesorar a la nueva conducción del Banco Nación son las ocupaciones públicas de Juan Carlos Fábrega, el ex presidente del Banco Central que está de vuelta, luego de un año y medio dedicado a sus viñedos en Mendoza. Y traza un diagnóstico: el rumbo de Cambiemos, de volver a tomar deuda y devaluar, no es tan distinto de lo que encaró junto al entonces ministro Axel Kicillof en 2013.
—¿Considera que habrá acompañamiento en el peronismo para que salgan las leyes?
—Si bien es cierto que uno puede generar críticas o puede pensar que siempre se puede conseguir algo mejor, es necesario resolver el problema y esto está en la conciencia general de los diputados y senadores. Va a haber un acompañamiento. Estoy convencido de que el 14 se dará un paso importante para resolver un tema tan crítico como los buitres.
—¿Comparte el pedido de que haya límites al futuro endeudamiento del Gobierno?
—Es importante que el Congreso tenga la potestad de controlar la deuda.
—Tratar de volver a los mercados y devaluar fueron medidas que se tomaron en la gestión que encabezaban usted, el ministro de Economía Axel Kicillof y el jefe de Gabinete Jorge Capitanich. ¿La ve una agenda similar a la del gobierno actual?
—Sí, absolutamente. No hay una manera diferente para resolverlo. Si uno tiene resuelto el frente externo, la cosa se simplifica notoriamente. Recuerdo que por 2013, nos planteábamos objetivos claros de resolver el frente externo: Repsol y Club de París, junto con el Ciadi, encontraron una solución que, si bien se podría haber hecho algo mejor, respondió a una necesidad de despejar el frente externo. También nos habíamos fijado hacer una corrección cambiaria, y el ministro pensaba que había que adecuar el Indec para tener números más razonables. Se empezó ese proceso. Se hizo la corrección cambiaria, que un tuvo efecto razonable y equilibrado, y si ese proceso hubiese desembocado en resolver el tema holdouts, hubiera sido formidable. No olvidemos que por el mes de junio de 2014, la brecha entre el dólar oficial y el blue de aquel momento había llegado a ser 18% por la expectativa de resolver holdouts.
—Usted coordinó con los bancos un intento de solución privada. ¿Considera que Kicillof lo boicoteó por razones políticas?
—Me cuesta creer que eso fuera así, porque participé en mesas donde se hablaba de algo diferente. Es impensable en la Argentina de aquel momento, y no creo que de ningún momento que uno se puede cortar solo con una cosa de esas. Claramente transitaba el ambiente máximo, y por supuesto que con el jefe de Gabinete se conversaba ese tema.
—Pero ¿por qué cree que se lo frenaron?
—Yo más lo atribuyo a un error en comunicación que a otra cosa. No sé qué motivó ese hecho de generar un rechazo, creo que fue por un error y no voluntariamente.
—¿Cómo reaccionó el día que Cristina Kirchner en cadena nacional lo acusó de pasar información a cuevas?
—Volví a mi casa, hablé con mi esposa y le dije que ése había sido mi último día como presidente del BCRA. Y presenté la renuncia en absoluto silencio como persona de bien.
—¿Volvió a hablar con CFK?
—No, nunca más.
—¿Qué le preocupa de la situación actual?
—No se puede convivir con esta inflación. No se puede sostener este nivel de déficit de 2015 sobre el 7% del PBI. Pero no se puede llevar a cabo un ajuste muy fuerte porque tendría consecuencias muy negativas. El camino con una solución de los buitres permite que se sostenga la inversión. Va a ser muy importante que llegue inversión productiva. Que lleguen dólares, pero no dólares de especulación, como ya ha pasado. Tendremos mejores tasas pero no considero que la tasa de interés vaya a caer en forma abrupta.