ECONOMIA
Un año de crisis cambiaria

Cómo comenzó la megadevaluación de 2018 que lo cambió todo en Argentina

El 25 de abril del 2018, los tenedores extranjeros empezaron a desarmar sus posiciones en Lebac y se desató la carrera contra el peso que dejó en jaque al Gobierno.

Dólar pasaron cosas
El 25 de abril de 2018, el dólar rondaba los 21 pesos. Pasaron cosas: un año después se vende a más del doble, casi $45. | Noticias Argentinas

Los funcionarios del Gobierno habían celebrado la Navidad de 2017, luego del triunfo electoral de octubre, con una certeza: 2018 rompería la "maldición de los años pares", esa que indica que si no hay elecciones tampoco hay crecimiento económico, por primera vez desde 2010. No solo eso: Argentina se preparaba para disfrutar un trienio con aumento del PBI, ya que todo hacía suponer que la onda expansiva iba a llegar hasta 2019. ¿Cómo no entusiasmarse?

Sin embargo, como resumió el presidente Mauricio Macri, "pasaron cosas". El primer golpe llegó el 25 de abril de 2019, es decir, hace exactamente un año: “El disparador de todo fue la puesta en vigencia del impuesto a la renta financiera, que sobre todo afectó la tenencia de Lebac de fondos especulativos del exterior, que salieron del mercado. Eso alimentó una demanda de dólares que se potenció, como siempre pasa, en el efecto manada, por lo que hubo una corrección muy fuerte del tipo de cambio”, señaló el analista del mercado de cambios Gustavo Quintana.

Como mencionó Quintana en diálogo con PERFIL, muchos inversores se mostraron disconformes con la imposición de un impuesto a tenedores extranjeros y, a partir del día en el que empezó a correr aquella norma, comenzaron a desarmar sus posiciones. Esta salida del peso implicó una demanda de dólares que no se lograba satisfacer.

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El Banco Central de la República Argentina, entonces conducido por Federico Sturzenegger, intentó contener la divisa y en un sólo día vendió 1471,7 millones dólares de sus reservas. Sin embargo, desde aquella jornada el billete verde empezó a subir de manera constante.

¿Cuáles fueron las causas originarias de la corrida? Amílcar Collante, analista financiero del Centro de Estudios Económicos del Sur, consideró que la desconfianza se empezó a gestar desde unos meses antes, es decir, el tristemente célebre 28D. Ese día de los inocentes, 28 de diciembre de 2017, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y los ministros de Hacienda y de Finanzas, Nicolás Dujovne y Luis Caputo, respectivamente, se sentaron junto Sturzenegger (casi siempre en silencio y con cara de póker) y dieron en conjunto una conferencia de prensa para anunciar que relajaban las metas de inflación. El mercado recibió aquella señal como un atropello al BCRA.

"Hubo una serie de factores que alteraron la situación. Había un desequilibrio de cuenta corriente de 30 mil millones de dólares y, además, el Gobierno aplicaba gradualismo y no achicaba el déficit como había dicho. Por otra parte, en 2017, que fue un año electoral, se había apreciado el tipo de cambio”, amplió Collante a este medio. Pero había un detalle más que fue el que estalló cuando se impuso la renta financiera a extranjeros: “Tenías un combustible que eran las Lebac, que en marzo de 2019 llegaron a estar en casi 70 mil millones de dólares. Lo que decía el Gobierno era que tenías un pasivo pero tenías también un activo y que si te pedían los dólares con las Lebac ibas a tener respaldo. El tema era a qué tipo de cambio les ibas a dar los dólares”, recuerda el economista.

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Por su parte, el economista Juan Ignacio Paolicchi, de EcoGo, afirmó a PERFIL que en ese momento "tenías inconsistencias: había un Banco Central queriendo desinflar muy rápido las tasas de interés y tenías un gradualismo en lo fiscal, lo que volvió la dinámica de las Lebac bastante explosiva".

Cuando empezaron estos movimientos bruscos, el tipo de cambio se ubicaba en $20,56. El 8 de mayo, ya estaba en $22,90 y el Presidente se vio obligado a transmitir tranquilidad, por lo que anunció que estaban en conversaciones con el Fondo Monetario Internacional.

Para el 7 de junio, día en que el Gobierno dio los detalles del acuerdo "stand-by" con el FMI, que iba a ser de 50 mil millones de dólares, el tipo de cambio ya estaba en $25,36. El préstamo lejos estaba de calmar las ansias de los inversores de irse de la Argentina y, una semana después, es decir, el 14 de junio, la divisa ya cotizaba a $28,43. Sturzenegger fue desplazado de su cargo y en su lugar llegó Luis "Toto" Caputo, al que el oficialismo presentaba como "el Messi de las finanzas", que tampoco logró contener la devaluación. "Sturzenegger se quemó vendiendo 13 mil millones y no pudo contener la divisa. Caputo se quemó con 14 mil millones", rememoró Paolicchi.

El primer acuerdo con el FMI “fue malo”, según analizó el economista de EcoGo. “Parecía que lo fiscal y lo monetario había sido escrito por dos personas distintas. No eran consistentes el esquema de desinflación con la reducción del déficit fiscal y te decían ‘te prestamos una parte y la otra se la pedís a los mercados, pero los mercados seguían cerrados para la Argentina", opinó.

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Argentina no terminaba de cerrar el programa financiero y eso molestaba a los mercados, aunque había factores externos que echaban nafta al fuego, como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y la suba de la tasa de interés de la Fed (que hizo que los capitales migraran de los países emergentes hacia Norteamérica). Para colmo, Argentina tuvo la peor sequía en décadas, que generó 7.000 mil millones de dólares menos que lo calculado, en el momento en el que más se necesitaban.

Sobre la influencia del aumento de las tasas de interés en Estados Unidos, Quintana puntualizó: “Somos muy vulnerables a las tasas que propone la Fed. Estamos muy expuestos. En otros países se absorbe de otra manera, porque no tienen el déficit que tenemos nosotros". Todas las monedas de países emergentes se depreciaron por la suba de interés de la Reserva Federal de los Estados Unidos, pero ninguna tanto como Argentina. En un momento fue la lira turca la que arrastró al resto de los países en desarrollo.

El anuncio fallido. En un contexto caliente, el peso había saltado a $34,40. Macri intentó transmitir tranquilidad con un mensaje de un minuto y medio, en el cual se anunciaba que se estaba renegociando el acuerdo con el Fondo. La falta de precisiones, sumado al hecho de que la renegociación se anunciaba antes incluso de iniciar las charlas con el FMI, aumentó el nerviosismo y la divisa se disparó una vez más. Para el 25 de septiembre, cuando Caputo presentó su renuncia al Banco Central, el dólar se vendía a $38,88.

Días después, con Guido Sandleris de presidente de la autoridad monetaria, se anunciaba que el crédito final con el FMI sería de 57 mil millones de dólares: la mayor suma prestada por el organismo en su historia. El dólar tocó picos de $41,89, pero en octubre la situación se fue calmando con el sistema implementado por Sandleris: crecimiento cero de la base monetaria y bandas de flotación cambiaria, esquema que reemplazó a las metas de inflación instauradas por Sturzenegger.

Consecuencias. Los bruscos movimientos del dólar le costaron al Gobierno un derrumbe en su capital político. Nunca recuperó la confianza de los mercados: hoy el riesgo país supera los 900 puntos y el dólar sube pese a los apretones monetarios. La pobreza está en 33,6%, un número mayor al que había dejado el kirchnerismo. El desempleo crece y la inflación anual es la máxima desde 1992.

Por otra parte, la idea de crecer casi tres puntos en 2018 se fue por el barranco: el producto bruto se contrajo un 2,4% y para este año las cifras no son mucho más alentadoras. Además, el Ejecutivo nacional debió ajustar más a fondo de lo que querría en un año electoral. Por desconfianza, el mercado dejó de financiar el gradualismo y Argentina entró en shock. Un escenario muy distinto al soñado en la Navidad de 2017.

Panorama de la devaluación:

J.P.A./F.F.