Ya entrando en la segunda quincena del mes de febrero algunos sindicatos iniciaron las paritarias negociando por sus salarios teniendo en cuenta que la inflación no da tregua en los últimos años –y década también- marcando un porcentaje por arriba del 50% la interanual y 3,9% del mes de enero según el último informe del INDEC.
En esas negociaciones, muchos sindicatos incluyen diferentes cláusulas para que el sector trabajador no pierda poder adquisitivo ante una suba de precios constante –con la que aprendió a vivir hace mucho tiempo ya- y que los diferentes Gobiernos no le encuentran solución. Una de ellas es conocida como la “cláusula gatillo”.
Dicha cláusula tiene una función específica y es que los trabajadores no pierdan ante la inflación. Es decir que una vez cerrado el porcentaje de aumento entre las partes acuerdan la inclusión de la cláusula gatillo que dispara automáticamente el aumento adicional ni bien el incremento de precios supera lo acordado.
Según Jorge Colinas, economista y titular de IDESA, aclara que “la cláusula gatillo sirve para acordar aumentos de salario en consonancia con la pauta de inflación que el gobierno plantee -generalmente por debajo de la actual- sin desproteger a los trabajadores en caso de que la inflación luego sea mayor a la pautada. Es bueno que esté en las paritarias”.
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Por ejemplo, si el gobierno junto a un determinado sindicato acuerdan una suba del 50% con la cláusula gatillo para el 2022, y si en la segunda mitad del año la inflación se ubica por encima de lo acordado, con la cláusula gatillo se hace el ajuste sobre el salario que corresponda.
No obstante, el economista, docente de la UBA y dirigente de Política Obrera Marcelo Ramal tiene una mirada más escéptica sobre la cláusula gatillo ya que entiende que es un mecanismo para sostener el poder adquisitivo de los trabajadores pero que no es efectiva en períodos de elevada inflación como se vive hoy, y explica que la causa es porque “se aplican en intervalos que nunca son inferiores a tres o cuatro meses luego de cerrar una paritaria, en ese período la inflación sigue aumentando, los salarios permanecen constantes y se va acumulando una pérdida salarial”.
En ese sentido Ramal lo ejemplifica con un gráfico de dos líneas, donde una línea es la inflación que tiene forma ascendente y continua, mientras que la línea del salario tiene forma de escalera o serrucho que va siempre por detrás de la inflación y generan pérdidas.
“Un sindicato negocia paritarias en abril con cláusula gatillo para el mes de septiembre; en mayo los alimentos aumentan un 5% y al otro mes también acumulando un aumento del 10% y mi salario es el mismo. La pérdida salarial que vas registrando nadie me la devuelve, me ajustan seis meses después, sólo recuperé el poder adquisitivo del mes de abril y no el resto de los meses” clarifica el economista y dirigente de Política Obrera.
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Por último, Marcelo Ramal propone como solución -para que el salario no sufra pérdidas ante la inflación- establecer un aumento que anticipe la inflación con reajustes con la cláusula gatillo de manera bimestral mínimo para que no se produzca el fenómeno explicado anteriormente.
En qué se diferencia la cláusula revisión
El acuerdo de revisión queda habilitado si la inflación supera lo acordado en paritarias. Pero en este caso lo que ocurre es que las partes –ya sea el gobierno o el empresario junto al sector trabajador- quedan obligadas a sentarse para llevar adelante una nueva negociación. Es decir, el aumento no se ejecuta de forma automática como si pasa con la cláusula gatillo, lo que hace más atractiva a esta última ya que no requiere la apertura de una nueva negociación.
Paritarias 2022
Como se mencionó al principio diferentes sectores de los trabajadores iniciaron las paritarias o la apertura de las mismas en este inicio de año. Uno de ellos fue el sector de los bancarios, representados por Sergio Palazzo, que acordaron el pago de $30 mil pesos como adelanto por los meses de enero y febrero luego de que el gremio se declaró en estado de alerta.
En ese sentido quienes cobran $155.433 recibirán $ 10.000 extra y en febrero $14.500. Mientras que los trabajadores que cobran más de $241.603 tendrán un aumento de $20.325 en el sueldo de enero y de $ 29.471 en el del segundo mes del año. En la segunda quincena del mes de marzo se retomarán las negociaciones.
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Por su lado el sindicato de comercio que dirige Armando Cavallieri cerró sus acuerdos paritarios 2021 con una suba del 3% en febrero y 10% en marzo. No fue el 60% como se pretendía, pero finalmente el sindicato de comercio llegó a un acuerdo con la parte empresaria y cerró paritarias a marzo de 2022 con el 54%. Luego, comenzarán a discutirse las paritarias del 2022.
La Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) pedirá un incremento salarial superior al 50% y exigen mejores condiciones laborales, edilicias y de salud.
Por el lado de SMATA, el gremio de mecánicos que lidera Ricardo Pignanelli, cerró en 12% para el primer trimestre. Alcanzó un acuerdo “para ir atrás de la inflación”, como afirmó el referente gremial, y que obedece a la estrategia general de los sindicatos: acuerdos salariales “cortos” ante la gran suba de precios.
SR / LM