Después de jugar a las escondidas en la semana posterior a las elecciones primarias, donde el Gobierno perdió con el massismo en la provincia de Buenos Aires, el secretario de Comercio Interior volvió a marcar la agenda económica, al punto que ayer cerró la semana con su habitual “escuelita” de los viernes, como llama a las reuniones en su despacho con empresarios y comerciantes. No habló de renuncia sino que esbozó una agenda para ‘después de octubre’ y hasta desgranó lineamientos para los próximos dos años.
Moreno reapareció públicamente el martes en una reunión con representantes del sector petrolero. “Me quedan dos años para seguir administrando disparidades, para defender la competitividad de la industria nacional. Después vendrá otro”, dijo y fue la primera vez en la que los empresarios escucharon una referencia al fin del mandato de Cristina Fernández.
El regreso también se sintió en la City, donde presionó a las cuevas para bajar el dólar paralelo. “Para Moreno, hubo un intento de un sector especulador de llevar el dólar a $ 10 y hasta a $ 12 esta semana, pero dijo que está todo bajo control”, relató uno de los “alumnos” de los viernes, el titular de Fedecámaras, Rubén Manusovich.
En los pasillos de la Secretaría hasta se habla de que Moreno podría ocupar un espacio mayor en Economía en el mediano plazo. El deja crecer el rumor y ya organiza un seminario de “gestión empresarial” junto con el titular de la CGE, Ider Peretti, para después de las elecciones, y con economistas locales e internacionales que analizarán la “década ganada” y el futuro de la Argentina.
Tortilla. Allí, Moreno enseñará a los gerentes a medir bien los costos. “Precio, calidad e innovación”, repitió como un mantra ayer en la sede de Diagonal Sur y Chacabuco donde reunió a supermercadistas, la Mesa de la Carne y pequeños comerciantes. “Si hacés una tortilla de papa, para qué poner ocho huevos si con cuatro alcanza”, ejemplificó.
Y entre sus planes para el año próximo, el funcionario volvió a advertir que “las declaraciones juradas anticipadas de importación (DJAI) son transitorias” y, por lo tanto, la ‘protección’ del Estado deberá diluirse. Pero para eso, las empresas locales deberán ser competitivas, en el mercado interno y en el externo, donde habrá que buscar dólares. “Se necesita precio para poder insertarse en el mundo”, relató el empresario carnicero, Alberto Williams.
Así, Moreno se reconfirmó en el cargo tras los rumores –que algunos dicen que él mismo fomenta para autorratificarse– y bajó la línea que Cristina transmite también en sus reuniones con el sector privado. La frase más fuerte que anotaron los participantes fue el reconocimiento de Moreno de que en la economía Argentina “se perdió competitividad”.
Pero pese al tono conciliador del kirchnerismo y la admisión de fallas, otras políticas permanecen sin cambios, como la canasta de 500 productos congelados y la Supercard, promesas de un año electoral que no generaron impacto en el control de la inflación.
Para evitar retos públicos, el representante de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), Juan Vasco Martínez, repartió ayer en la ‘escuelita’ un comunicado en el que aseguró que no hay faltantes de productos de la canasta de precios congelados y que los únicos aumentos registrados son los autorizados por Moreno, del 3% para productos masivos, el 6% para productos selectivos y el 9% para productos premium.
“Hace cinco años que vienen diciendo que Moreno se va. Cuando se vaya, ni nos vamos a enterar”, estimó la titular de los supermercados del Sureste asiático nucleados en Cedeapsa, Yolanda Durán. La bipolaridad de Moreno, en tanto, permanece. El mismo funcionario que dijo ante los petroleros que su objetivo es “mantener el superávit comercial” y que no le interesa lo que pase en el Banco Central con las reservas. También aseguró que no quiere “gente cortoplacista sino gente que piense para el futuro”.
Los veinte “intocables” del secretario
Cuando un grupo de empresarios, hace unos días, le hizo llegar al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, sus quejas por las demoras en las aprobaciones de Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI), el funcionario les respondió: “Tengo veinte tipos de mi máxima confianza encargados de autorizar o negar las DJAI. Tendría 200 para que el trámite sea más rápido, pero los industriales son muy vivos y van a querer cometear o sobornar a alguno”.
El funcionario justificó así el procedimiento por el que tras pedidos, notas y cartas por parte de industriales que intentan ingresar máquinas o herramientas clave para la producción o para abrir fábricas, son derivados a los llamados “operadores” que se identifican con un número. Según el testimonio de diversos empresarios, han sido derivados a “operadores número 36” u “operadores número 55”, por lo que, o bien no son sólo veinte tipos, o los “intocables de Moreno” están numerados de manera no correlativa, quizás también para despistar.